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BUENA JUGADA. Nicolás Eskubi en su estudio, donde diseña la historia militar que tanto admira. / M. ATRIO
El guerrillero del papel
SOCIEDAD

El guerrillero del papel

El Ejército de EE UU practica las incursiones con los juegos de tablero que realiza el dibujante español Nicolás Eskubi. Sus diseños han sido premiados internacionalmente

I. ÁLVAREZ

Domingo, 16 de diciembre 2007, 04:53

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NO hay una guerra menor que otra, salvo si la contienda, por atroz que sea, tiene lugar sobre un mapa de cartón del tamaño de un salvamanteles. Nicolás Eskubi dice que más que rivalizar entre dos fuegos, lo suyo es simularlos a base de «garabatos». Y, como un soldadito de plomo que, avanzando en la retaguardia, ha logrado sorprender al enemigo en el momento decisivo, este bilbaíno de 37 años especializado en recrear incursiones sin más logística que unos fusiles cargados de tinta de lápiz, goma de borrar y chips de ordenador, se ha colocado en lo más alto. Es la segunda vez que este dibujante de profesión, un joven optimista y sin ápice de agresividad en sus venas, conquista la categoría gráfica de los premios estadounidenses Charles Robert S., algo así como el Oscar de Hollywood a la mejor película dentro del diseño de juegos de tablero de simulación bélica y el más cotizado por las empresas del sector.

Además, es el único español que ha recibido esta medalla en los 33 años de historia que cumplirán este año los galardones. «Te planteas que estás peleando por sobrevivir con tus esbozos en la era de la play station, pero sí, los dibujantes de lápiz y papel seguimos existiendo», bromea Eskubi desde su estudio en Bilbao, el lugar donde un día imagina que sale ileso de la batalla de Waterloo y al siguiente se bate en liza con unos samuráis antes de ordenar el lanzamiento de un misil submarino. Pues son innumerables los ejemplos de conflictos bélicos de la historia que pueden servir para dibujar batallas que, una vez finalizadas, se guardan en una caja, como el 'Trivial'.

El día que la armó

Guerra ya dio cuando se le metió en la cabeza esto de trazar planes bélicos en fichas, tarjetas y tableros que se pliegan y repliegan con tanta o más facilidad que las tropas en retirada en el frente. «Mis primeros pinitos empezaron con 13 ó 14 años realizando fichas nuevas para los juegos NAC que tenía, las rediseñaba con nuevos esquemas». Ahí quedó el asunto. Acabada la carrera universitaria, Nicolás Eskubi se empleó como grafista en una empresa de publicidad. «Era un buen trabajo -reconoce-, pero faltaba entusiasmo». Entre proyecto y proyecto, tuvo tiempo de montar su propia web, donde cargó ejemplos de fichas reformadas por él de muestras del mercado y algunos gráficos, y con todo envió varios correos electrónicos a las compañías de juegos más prestigiosas, tanto de ordenador como de tablero. El sueño iba a tomar forma.

Una lesión en una pierna le obligó a coger una baja. Que se prolongó en el tiempo... Ocho meses. Suficientes para mantenerle alejado de la rutina y aproximarle hasta las cartolas a la afición por la que a escondidas batallaba: jugar a diseñar la historia militar tantas veces leída en los libros y en revistas especializadas. Estableció contacto con otro diseñador, Adam Starkweather. Eskubi le ofreció mejorar sus fichas y realizar los gráficos de un juego suyo, 'The Devil's Cauldron', sin recibir nada a cambio. Y a Starkweather le encantó. Llegado a este punto, más que dibujar y pintar, fue coser y cantar acabar trabajando para la mejor empresa del sector. «Le llamaron la atención mis planos», que primero hacía a mano y luego pasaba a ordenador. «Y me ofrecieron realizar los gráficos de un juego de PC bajo sus indicaciones». La estrategia había resultado y Eskubi dejó su antiguo empleo.

Y vaya si la ha armado. Además de utilizar simuladores en sus ordenadores, hoy, hasta los marines del Ejército de EE UU mueven ficha con los diseños de Eskubi, según le han hecho saber al dibujante los responsables de la empresa para la que trabaja, Multi Man Publishing. Del mismo modo que un entrenador de fútbol se sirve de la pizarra y la tiza del maestro para explicar jugadas tácticas a sus muchachos, Eskubi ha sabido que los soldados de carne y hueso experimentan cómo pescar al enemigo a base de arrojar los dos dados -igual que en el parchís- al aire y emprender movimientos tácticos en territorio hostil , pero en su casa o en la base del ejército.

De hecho, el entrenamiento encubierto a través de los juegos de guerra fue un invento de los militares estadounidenses; los oficiales practican así la teoría adquirida en la academia, además de sus habilidades de mando. Y los suboficiales y la tropa aprenden a trabajar en equipo y a enfrentarse a un enemigo real -otro equipo-. Con las guerras simuladas en fichas de cartón, las Fuerzas Armadas norteamericanas pretenden agudizar las habilidades individuales de los líderes en la toma de decisiones bajo condiciones de estrés físico y mental. Ya lo dijo Napoleón Bonaparte: «La guerra es un juego serio en el que uno compromete su reputación».

Una ficha, 40 hombres

Una ficha de poco menos de un centímetro por un centímetro viene a significar, en escala, de 40 a 100 hombres, según el juego del que se trate. Si representa al mando y su plana mayor, estará formada por una decena de efectivos entre coroneles, capitanes, sargentos... con sus propios problemas a la hora de lanzar ofensivas. En las guerras que se juegan, una incursión en un río cuenta menos puntos que un asalto en un monte, que conlleva más peligro. ¿Y qué decir si tiene lugar en el desierto africano? El jugador deberá decidir si mueve a sus tropas o si es mejor lanzar una buena diplomacia. Las partidas en los juegos de simulación bélica de tablero pueden llegar a prolongarse de unas horas a varios meses. Tan real como la guerra misma.

Para no faltar a la verdad, Nicolás Eskubi deberá documentarse e investigar con la misma maña que un espía. Todos los detalles son importantes. Si hace falta infantería de bicicleta o de montaña, si cañones contracarro o antiaéreos, si se empleaba munición fumígena, qué tipo de acorazados; si se necesitan uniformes de gala, de fajina, de húsar, de caballería, de artillería o si hay que vestir a una unidad de capellanes... Ha pasado de puntillas por casi todos los conflictos. Las guerras púnicas, las médicas, de las Galias, de los Cien Años, de Secesión americana, de la Independencia americana, de Crimea, ruso-japonesa, de los Borres, hispano-americana, Gran Guerra, de Corea, del Vietnam, de las Malvinas Y por las batallas más famosas. Batalla de Salamina, Poitiers, Guadalete, Constantinopla, Jarama, Midway, Guadalcanal

El dibujante estampa su particular estilo que tantas recompensas profesionales le está dando en todas y cada una de las piezas de este tipo de juegos conocidos como 'wargames', en su denominación anglosajona (de 'war', guerra; y 'game', juego).

Porque es en EE UU donde éste es un mercado en auge. En España hay varios clubes de aficionados que esporádicamente organizan partidas para enrolarse en distintos ejércitos. Nicolás Eskubi quiso tomar posiciones en el asunto y, con un socio, Juan Carlos Cebrián, inició el contraataque. Ambos colegas han creado su propia empresa (www.warstormseries.com). Además, han firmado juntos 'A las barricadas', una simulación para los tableros de la Guerra Civil española que se vende en lugares tan dispares como Turquía, Gran Bretaña, EE UU y Japón. Finalizada la partida, eso sí, republicanos y nacionales acaban mezclados en la misma caja. En paz.

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