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EL JUICIO. La mujer se ratificó en sus denuncias ante el tribunal de la Audiencia. /TV SUR
«¿Lo que más dolió? La primera bofetada»
JAÉN

«¿Lo que más dolió? La primera bofetada»

Una mujer sostiene ante el juez que su marido la vejó, le pegó y la violó durante varios años, mientras que él afirma que ella intenta «esconder una infidelidad»

J. E. P.

Miércoles, 12 de diciembre 2007, 11:02

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La mujer relató al tribunal las vejaciones, las agresiones, los insultos y las agresiones de las que acusa al Antonio B.P., vecino de Úbeda de 37 años, con el que vivió como esposa desde 1996 hasta mayo de 2004. Un relato espeluznante. Después de narrar varios episodios que ella calificó de «violación», la fiscal le preguntó qué era lo que más le había dolido. Ella respondió sin dudarlo: «La primera bofetada».

El acusado -con una petición de 46 años y medio de cárcel sobre su cabeza por parte del Fiscal- rechazó las acusaciones, se mantuvo firme en la defensa de su inocencia, y ofreció una explicación a las denuncias que hay contra él: «Ella intenta esconder una infidelidad con un amigo bastante cercano».

En el juicio, que se celebró ayer en la sección tercera de la Audiencia Provincial de Jaén , Antonio B.P explicó que, desde que se casaron en 1996, la «convivencia fue estupenda» y que el sexo siempre fue consentido, aunque a finales de 2003 comenzó a notar «reticencia» por parte de ella para mantener relaciones sexuales, pero «si decía que no, pues había que aguantarse».

La denunciante, sin embargo, contradijo totalmente la versión de su marido. «Al principio no era malo, pero cambió y no había comunicación porque no te puedes comunicar con una persona que no te respeta y no te escucha. Me insultaba, me humillaba, me amenazaba. Primero poco, pero fue en aumento y al final, los últimos cinco meses, era todos los días, fue un infierno».

Vergüenza a denunciar

En este sentido, la mujer añadió que los malos tratos comenzaron poco después de que su hija naciera, en 1999, y que se sucedieron hasta mayo de 2004, cuando decidió separarse definitivamente de él. Según relató, nunca fue a un médico para ser atendida y no quería denunciarlo «por vergüenza, porque no quería que nadie supiese lo que me estaba pasando ni quería que mi hija supiese eso de su padre. No denuncié porque creía que se iba a solucionar. Tenía la esperanza de que acabase», aseguró a preguntas de la defensa de Antonio.

Sin embargo denunció el 25 de agosto de ese año -cuando la convivencia llevaba ya un tiempo interrumpida- después de que Antonio B.P. se presentara en su casa la madrugada anterior llamando «insistentemente» para intentar hablar con ella. Entonces, ella explica que al manifestarle él que no la «iba a dejar tranquila y que le iba a quitar» a la hija aseguró que fue consciente «de que todo iba a seguir igual» y decidió ir a Comisaría.

Él había estado en tratamiento psicológico y psiquiátrico. Tenía tendencias suicidas. . Aunque la Fiscal considera que sus trastornos de la personalidad no suponen una merma de su capacidad volitiva e intelectiva. «Si le decía que no consentía que me pegarse abría la ventana y hacía ademán de lanzarse», relató la denunciante. Todos los episodios de maltrato, según la denunciante, acababan igual. «Me pedía perdón y me decía que no iba a volver a pasar».

A mediados de 2004, ella relató que él cogió un cuchillo y entró en el dormitorio en el que estaba durmiendo y, bajo la amenaza de este arma, la obligó a mantener relaciones sexuales en contra de su voluntad. Aquella fue la última vez. Al poco tiempo se separaron.

Pese a la crudeza de todo lo que relató, lo peor fue «la primera bofetada. Lo que más me dolió. Yo no pensaba que éso me podía pasar a mí».

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