Catarsis 0 cartilla

CATARSIS, lectura de cartilla o cartas boca arriba y encima de la mesa. De todo lo dicho hubo en el cuasi silenciado repaso que el dúo López-Somavilla, los fichadores y responsables del gabinete técnico del R.J., dio a tumba abierta y sin rodeos a la tropa de Fernando Campos. Ya saben, la de la rueda pinchada, el volante ladeado, la marcha atascada y la dirección incontrolada. Algunos peloteros interpelados sobre el contenido de la homilía abroncadora, pues eso, que escurren el bulto, lanzan balones fuera o minimizan el contenido del revolcón.

Escuche, sin embargo, unas manifestaciones de Pedro López contundentes, clarificadoras, directas y en las que llegó a afirmar -ojo al dato- «que si algunos jugadores no mejoraban su rendimiento o no estaban a la altura del que se les vio la pasada temporada, se aplicarían las medidas -tomen nota- que fuesen necesarias, incluso la de negociar bajas para buscar refuerzos». Ya ven, todo un bocado en la yugular del aviso a los que tienen la brújula perdida o el cerebelo preñado de musarañas, que los hay, vaya si los hay. ¿O tiramos de la manta de una puñetera de vez? La tribu del graderío (la habitual y la que esta temporada ha protagonizado una esperanzadora e inesperada operación retorno) creo que está más que sobrada y cargada de razones para que, al margen de las promesas de rectificación ya quemadas y poco menos que pavesadas, se le dé la respuesta válida y tangible donde se parten los coques, es decir, en y sobre el terreno de juego. Que se dé una sacudida, una movida y un alegrón a ese mausoleo-estadio de 'La Victoria' que, al paso que va el sarao liguero, amenaza con convertirse en un homólogo de tristeza y de silencio de su vecino del 'patio de los callaos'.

¿Que el aviso de rescisión de contratos o bajas pactadas por falta de rendimiento son tareas duras, esquivas, caras y endiabladamente complicadas? Son factibles, existen mecanismos que las propician, huele y se aproxima el mercado de invierno... Pero, ya digo, no son fáciles, tienen su similitruqui, que se dice, y hasta su inevitable plus de dificultad. Pero, en fin, el sartenazo de que «hasta aquí hemos llegado» no sobra, era imprescindiblemente necesario y hasta posiblemente llegue con migajas preocupantes de posible retraso. Causas y motivos no han faltado. Y el tiempo de espera, insisto, está causi superado.

Y todo esto se notará una barbaridad si el próximo domingo el equipo no reacciona y gana, como se espera, al aturdido, despistado, inadaptado y desajustado Lorca. Si se muerde de nuevo el polvazo de la derrota, pues eso, que los polvazos del conflicto en el R.J. pueden convertirse en huracán.