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EFE
Jueves, 25 de octubre 2007, 04:08
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Robinho llegó al Real Madrid-Olympiacos como gran protagonista por su acto de indisciplina, su juerga nocturna en Río y el regreso tardío. Sintiéndose señalado, levantó al conjunto madridista con dos pases de gol y dos tantos claves que celebró besando el escudo y agradeciendo la confianza de Schuster.
«Robinho necesita estar feliz», dijo el técnico alemán en la previa del partido. Schuster guardó el látigo y optó por el mimo a un jugador que ha estado sometido a examen desde que se vistió de blanco y deslumbró con su calidad técnica en unos minutos mágicos en Cádiz.
Desde aquella irrupción estelar, nunca en el Real Madrid se ha vuelto a ver al Robinho que si goleó y lideró a Brasil en el triunfo en la Copa América, al que deja al mundo con la boca abierta con un regate de dibujos animados en un metro de césped ante Ecuador.
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