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EN RACHA. El argentino Leo Messi celebra su primer gol ante el Zaragoza. /AP
El Barça regala un festival de fútbol a su afición
FÚTBOL

El Barça regala un festival de fútbol a su afición

Messi e Iniesta dirigieron la brillante goleada ante el Zaragoza

SERGI OLEGO

Jueves, 27 de septiembre 2007, 11:33

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El Barça se dio el primer festín de la temporada (4-1) ante un Zaragoza incapaz de parar el vendaval local dirigido por unos estelares Messi e Inesta. El sublime estado de forma de estos futbolistas encabezó el juego estelar de un colectivo que sigue creciendo bajo el amparo del Camp Nou.

Menudo pibe. Bañar esta página de palabras sin mentar de inicio a Messi sería un sacrilegio a la inteligencia. El argentino está en otra galaxia. Él solito se merendó a toda la zaga maña para clavarle una rosca imposible a César. Él solito dejó en anécdota una gran jugada colectiva del Zaragoza para volverle a darle ventaja a su equipo un minuto después del empate visitante. Él solito le regaló una asistencia de lujo a Deco para que el portugués le regalase el tercer tanto local a Iniesta. Demasiadas pinceladas de categoría para pasarlas por alto.

El Barça culminó una primera parte a la antigua usanza. Presión, agresividad y velocidad. Esas tres características combinadas arrojan un equipo insuperable. El Zaragoza ayudó a exagerar las virtudes azulgrana. Los maños se vieron superados en todas sus líneas. La defensa encabezó esa incapacidad con Sergio y Pavón incapaces de hacer olvidar al lesionado Ayala o al ahora azulgrana Gabi Milito.

Messi había puesto la maquinaria a todo tren y sus compañeros le secundaron sin reparos. En ataque rayaron a un nivel estelar con combinaciones de todo tipo. César intentaba sostener el vendaval. Iniesta restaba descomunal. Controles imposibles, endiablados cambios de ritmo y encima capacidad de disparo. Al mago de Fuentealbilla se le unía un Deco renacido demostrando haber recuperado su mejor tono físico. Para culminar el tridente estaba un Touré Yaya capaz de dominar el centro del campo a su antojo.

Las dos únicas lagunas para el Barça pasaron por la lesión muscular de Zambrotta y la falta de puntería de Henry. El francés, lástima que estuviera fallón ante César, rayó a mejor tono físico con un par de robos en zona defensiva que hicieron las delicias de un Camp Nou rendido a sus jugadores. Unos aficionados que enfilaron el descanso con otro gol gracias al oportunismo de Márquez tras una falta de Deco desviada por César al palo.

Sublime Iniesta

El Zaragoza estaba a merced de su rival. Al tanto de Zapater le había unido un anterior remate de Diego Milito al poste de Valdés. El resto del tiempo se lo habían pasado contemplando las maravillas azulgrana. Unas acciones de ensueño ennegrecidas por una fea entrada de Yaya Touré que se llevó por delante a Matuzalem. Una innecesaria contundencia idéntica a la acometida por Diogo sobre Iniesta. Dos jugadas que merecieron mayor castigo que el dictado por Velasco Carballo.

El Camp Nou cerró con rapidez ese violento capítulo para darse un festín de cánticos. Messi, Deco, Iniesta o Henry tuvieron su dosis de protagonismo pero la palma se la llevó Ronaldinho. El público le demostró al brasileño que le sigue teniendo entre sus favoritos. Las alegrías continuaron creciendo bajo la batuta de Iniesta.

El Barça reiteró que su superioridad bajo el amparo del Camp Nou está fuera de toda duda. Ahora le queda la verdadera prueba de fuego: triunfar lejos de casa.

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