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Un policía escolta a un detenido en Río. Apu Gomes (Afp)
Río registra 100 policías muertos en 2017, reflejo de su violencia rampante

Río registra 100 policías muertos en 2017, reflejo de su violencia rampante

Solo en 2016 murieron 146 agentes, más de 100 estando fuera de servicio

COLPISA / AFP

Río de Janeiro (Brasil)

Domingo, 27 de agosto 2017, 01:53

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Río de Janeiro registró este sábado el fallecimiento de su centésimo policía en lo que va de 2017, equivalente a un agente muerto casi cada dos días y reflejo de la "guerra" brutal entre fuerzas de seguridad y traficantes en este estado brasileño. El agente Fábio José Cavalcante, de 39 años, murió por impactos de bala mientras estaba fuera de servicio en el municipio de Sao Joao de Meriti, en la Baixada Fluminense, la región metropolitana al norte de Róo con altos índices de criminalidad.

El sargento estaba en la calle con su padre alrededor de las nueve de la mañana cuando fue interceptado por presuntos delincuentes que le dispararon más de diez tiros, al menos uno de ellos en la cabeza, según reportes de la prensa basados en testigos de los hechos. Su asesinato se produjo solo dos días después del de su colega Mabel Sampaio, de 53, también muerto a tiros estando de día libre en Sao Gonçalo, en el área metropolitana.

La Policía de Río es la que más mata pero también la que más muere de todo Brasil. Las cifras de los agentes cariocas muertos este 2017 apuntan a ser las peores de los últimos 10 años y representan cerca de un 40% de todos los policías fallecidos en el país, según un recuento del diario O Globo basado en datos de las secretarías de seguridad estatales.

Desde 1995, la Policía Militar (PM) de Río de Janeiro perdió más de 3.000 oficiales. Solo en 2016 murieron 146 agentes, más de 100 estando fuera de servicio, según datos de la propia PM, la fuerza encargada de la seguridad pública y que en Brasil depende de cada estado.

Al mismo tiempo, los uniformados de este estado mataron casi 8.000 personas en la última década, 645 en 2015 y más de 900 en 2016, según cifras del Instituto de Seguridad Pública del estado.

"En ningún lugar del país hay una guerra tan acentuada y permanente entre bandas y facciones rivales de traficantes y de milicias por dominio del territorio", dijo este sábado el coronel Wolney Dias, comandante general de la PM en Rio. "En ningún lugar del país (como en Río de Janeiro) hay tantas armas en manos de los criminales", aseguró Dias en un comunicado de repudio a la muerte de Cavalcante.

Después de ser sede de megaeventos como la Copa del Mundo en 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016, la violencia se ha recrudecido en la 'Ciudad Maravillosa' con tiroteos que han causado este año más de tres víctimas al día por balas perdidas.

Para algunos especialistas, este repunte se debe principalmente al fracaso del proyecto de las Unidades de Policía Pacificadora (UPP) en las favelas que fue ideado en 2008 de cara a esos megaeventos, con una presencia permanente de PM en esas comunidades. Sin que este proyecto acabara yendo de la mano con un plan integrador más social, la relación de los policías de las UPP con la población "jamás fue amistosa", sostiene la socióloga Julita Lemgruber, coordinadora del Centro de Estudios de Seguridad y Ciudadanía (Cesec) en la Universidad Candido Mendes.

Los oficiales son vistos más como un enemigo o una amenaza que como un aliado para la población, según la experta. Pero además de lidiar con traficantes armados con fusiles o granadas, la policía militar de Río enfrenta sus propios problemas internos, como altos niveles de corrupción entre oficiales, acusados de colaborar con traficantes, falta de armas adecuadas, vehículos y personal para hacer frente a la demanda de patrullaje.

A esto se añaden los atrasos salariales por la crisis económica que padece este Estado de seis millones de habitantes, precariedad laboral que hace que muchos agentes traten de complementar su salario con otros trabajos en los que están mucho menos protegidos y expuestos.

El aumento de la violencia hizo que el gobierno federal lanzara recientemente un plan de apoyo con miles de soldados que reforzarán la seguridad en Río hasta fines de 2018. "La lógica de que es preciso usar violencia para lidiar con el tráfico" es la que impera hoy en Río y "mientras no tengamos una estrategia diferente, no iremos a ninguna parte", cree Lemgruber.

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