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Fotografía de los tres españoles desaparecidos en la ciudad siria de Alepo: Ángel Sastre (2d), José Manuel López (i) y Antonio Pampliega (d), y el guía.
Antonio Pampliega habla sobre su secuestro por Al Qaeda: «El traductor nos vendió»

Antonio Pampliega habla sobre su secuestro por Al Qaeda: «El traductor nos vendió»

El periodista desvela en su libro 'En la oscuridad' que sus captores intentaron convencerle para que hiciera vídeos de propaganda

europa press

Lunes, 22 de mayo 2017, 23:39

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El periodista madrileño Antonio Pampliega, que pasó diez meses secuestrado en Siria por milicianos de la filial local de Al Qaeda (de julio de 2015 a mayo de 2016), asegura que está "convencido" de que su traductor fue la persona que les "vendió" al grupo terrorista.

"Estoy convencido de que nos vendió por su reacción. Se tiró. Le tocaron el hombro y se cayó al suelo. Ni siquiera le golpearon. Se fue al suelo. Entonces nos trasladan a la primera celda en la que estuvimos. El tipo se puso a leer el Corán. Ángel (Sastre) le decía: 'Di algo. Diles quiénes somos, que tenemos salvoconductos', y él dijo: 'Ahora no es el momento'", relata Pampliega, en una entrevista concedida a Europa Press.

Pampliega explica que decidió confiar en ese 'fixer' porque se lo recomendó un 'casco blanco' que conoció en Siria y tras pasar un año comunicándose con él. "Con Usama contacté un año antes a través de Facebook porque uno de los miembros de los 'cascos blancos', con el que yo hice el documental en 2014, lo conocía. Era su primo, me dijo que era un buen chaval, que hablaba muy buen inglés, tenía buenos contactos y nos podía ayudar a trabajar sobre el terreno. Tenía buenos contactos además con Ahrar al Sham. Lo estuve chequeando. Teníamos amigos periodistas en común", afirma.

Asegura que Usama se comprometió a llevarles a él y a los otros dos españoles, el periodista Ángel Sastre y el fotógrafo José Manuel López, a ver sobre el terreno el trabajo de los 'cascos blancos' siempre con escolta. "Nos prometió que nos iba a llevar a trabajar con 'cascos blancos', que íbamos a tener una escolta armada en todo momento para trabajar sobre el terreno, para que no hubiera problemas y que íbamos a conseguir todo tipo de salvoconductos de Ahrar al Sham para cruzar los checkpoints de Jabath al Nusra, cosa que luego al final no fue así", señala.

El traductor fue liberado dos meses después y, según Pampliega, "lo primero que hizo fue cambiar la foto de perfil de Facebook y empezar a hablar con todos los corresponsales extranjeros para vender su historia". "Yo los primeros tres días me los pasé en el hospital. Me parece raro", advierte, antes de contar que ese mismo hombre le escribió "hace poco" desde Facebook para pedirle que fuera a Siria porque "tenía buenas historias" para contar.

Pampliega dice que Usama les engañó con las fotografías que les hizo a los tres porque les dijo que no las publicaría en redes sociales hasta que salieran de Siria y no fue así. "Nos puso un cartel de 'Se vende'", señala, en referencia a las dos imágenes que publicó en su Facebook con los tres españoles.

Una carta

Otro de los personajes clave en el libro 'En la oscuridad', en el que Pampliega relata sus diez meses de secuestro a manos de Al Qaeda, es un hombre al que identifica con las iniciales L. M. . El periodista cuenta que este hombre escribió una carta a los terroristas en la que incluía su identificación del Ministerio de Defensa y se dirigía a él como su "mejor amigo". Según Pampliega, esa misiva hizo que los secuestradores pensaran que él no era un periodista y que podía ser un espía y fue el motivo por el que su secuestro se alargó y a los tres meses le separaron de los otros dos españoles.

"Quiero pensar que él lo hizo de buena fe, lo que pasa es que no está en su sano juicio. Tú no te pones en contacto con un grupo terrorista, llámalo x, les mandas una carta dirigida a uno de los secuestrados, solamente a uno, con tu acreditación del Ministerio de Defensa", explica. "Yo cuando veo esa carta, le dije a mis colegas: la hemos cagado porque nos ha metido en un follón. Cualquier persona por mínimo que entienda, por asociación, piensa que esta persona por la que está preguntando un militar español -porque la acreditación es auténtica- no es periodista", añade.

El corresponsal de guerra señala que ese hombre le ha llegado a enviar "las conversaciones que había tenido por Whatsapp con los secuestradores". "Si él no hubiera aparecido, el secuestro hubiera sido muy, muy diferente. Muchísimo. No hubiera tenido nada que ver", considera. "A mí me separan simplemente porque este señor se mete por medio y porque ellos piensan que yo le mando a él un mensaje", afirma.

En el libro, Pampliega relata los 299 días que pasó secuestrado por milicianos de Al Qaeda, con los tres primeros meses junto a los otros dos españoles y los siete últimos en solitario. Desvela, entre otras cuestiones, que sus captores llegaron a intentar convencerle para que grabara vídeos propagandísticos del Frente al Nusra en Siria, como hace Estado Islámico con el británico John Cantlie, y Pampliega se negó a hacerlo. Ante la pregunta de si el libro forma parte de su proceso de recuperación tras el secuestro, dice que es "un paso más". "Quería contar la historia pero quería contarla yo de la forma que yo creo. Además de no tan dramática, sí quería que tuviese un mensaje. Que si la gente lo lee, que diga: de todo se puede salir", afirma.

Pampliega confía en "romper" el "halo" de que los corresponsales de guerra son todos "héroes" porque "es mentira". "Somos seres humanos y yo estaba acojonado, estaba cagado de miedo (..) Soy periodista sí, pero también soy persona, con mis miedos y tenía muchísimos. Durante diez meses, sobre todo los siete últimos, lo he pasado muy mal", asegura. Sobre el proceso que puso fin al secuestro, Pampliega destaca el papel que tuvo la periodista de RNE Cristina Sánchez, la encargada de comunicarse con ellos y de dar la alerta cuando desaparecieron. "Durante estos 299 días, ella ha sido quien ha gestionado la situación de las familias, su apoyo constante y yo sé que su empeño ha sido vital para que yo hoy esté aquí. En ningún momento nos abandonó. Jamás. Al contrario, por eso le debo la vida", explica.

Viajar a Siria

En las 236 páginas que conforman 'En la oscuridad' (Ediciones Península), Pampliega cuenta su cautiverio basándose en las notas que escribió y memorizó y expone en varias ocasiones su "culpa" por el hecho de que les secuestraran. "El sentimiento de culpa es muy grande porque el empeño en ir a Siria -no tenía que haber ido- era mío. Teníamos también un contacto para ir a Yemen, que íbamos a ir después de terminar en Siria. Yo necesitaba, sentía la necesidad de terminar el documental de los 'cascos blancos'. Necesitaba terminarlo porque me faltaba mucho. Quería un buen documental. Me empeñé y arrastré a mis amigos, cuando sabía que la situación era muy complicada", indica.

Preguntado por el motivo por el que eligió a un 'fixer' con el que no había trabajado antes en Siria, Pampliega dice que los anteriores con los que había estado allí "estaban muertos o en Turquía" y admite que fue un "error" confiar en Usama porque "no era profesional" y les mintió.

Sobre su experiencia como corresponsal de guerra, afirma que ha estado "a punto del secuestro muchas veces" y que se ha librado por "suerte". Tras el rapto, se plantea un cambio de zona geográfica porque se ve "cansado" de Oriente Próximo. "Es una de las decisiones que he tomado en el último viaje (a Irak), que quiero dejarlo un poco de lado y centrarme un poco en otras zonas: Ucrania, América Latina... Me he dado cuenta de que ya no empatizo tanto", explica.

Como persona y como periodista, dice que el secuestro le ha cambiado porque ahora reflexiona más y busca el "riesgo cero". "Antes iba a las guerras y el primer sitio donde iba era el frente de combate porque era donde más dinero se ganaba porque las agencias pagan muy bien ese material. Ahora he estado en Irak. Intenté ir a Mosul un día, me dijeron que no y no pasa nada", explica. "No tengo que demostrar nada a nadie", concluye.

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