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La corte del dinero

La corte del dinero

'Tiburones' que solo piensan en sus ingresos se han merendado a los 'gentlemen'. Esta es la City londinense, el centro financiero más poderoso de Europa, donde el sueldo medio de sus 392.400 empleados supera los 115.000 euros al año. Aquí también hacen cálculos con las elecciones del 7 de mayo

ÍÑIGO GURRUCHAGA

Lunes, 27 de abril 2015, 17:24

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Peter Schaffrik se ha despertado a las cinco, como hace habitualmente, y en el camino desde su casa a la oficina ha leído las últimas noticias sobre el euro en su Blackberry y las que le han enviado sus colegas de Asia. Tiene mucho trabajo, en especial por todo lo relacionado con la crisis de Grecia. Esta semana le espera una conferencia de dos días con clientes y un viaje a Escandinavia.

La primera tarea de su equipo al comenzar la jornada la cita tuvo lugar el lunes es producir un informe con las novedades del fin de semana, y hay muchas. El Fondo Monetario Internacional se reunió el viernes y el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, pronunció un discurso importante sobre la economía helena.

Los informes de su departamento son distribuidos entre los clientes y el personal del Royal Bank of Canada (RBC). En la sede del banco en la City, unos cuatrocientos empleados trabajan en la planta del trading floor, una gran sala sin tabiques donde sus ocupantes se agrupan ante ordenadores conectados a diferentes mercados electrónicos de su especialidad: divisas, renta fija, materias primas, acciones...

Schaffrik trabaja en la planta superior. Es el jefe de Análisis Económico y Tipos Británicos y Europeos de RBC Capital Markets, y dirige un equipo que en los últimos días ha anotado un cambio en los mercados: crece la percepción de que las negociaciones sobre la deuda griega pueden causar turbulencias en la eurozona.

Su informe matinal incluye gráficos sobre el «cambio de la conducta del mercado en el corto plazo». Muestra que los bonos italianos a 10 años han comenzado a moverse como los griegos y en dirección contraria a los alemanes, que el índice Eurostoxx de acciones de empresas ha caído. Algo difícil de entender para el resto de los mortales, pero fundamental para ganar dinero.

El equipo de análisis no actúa en las operaciones de compraventa, pero en su resumen estratégico para los mercados de renta fija y divisas ofrece una lista de los eventos significativos que ocurrirán durante la semana y recomienda actuaciones para reducir riesgos o situarse en una posición que pueda resultar ventajosa. Schaffrik se explica.

En los últimos dos meses ha habido mucho interés en Grecia, en la composición de la deuda, en qué podría hacerse, pero los mercados lo tenían en un rincón. Ahora ha cambiado. Ha afectado a la deuda española. El spread, la diferencia entre los tipos de las deudas española y alemana, ha aumentado. Y eso es algo que interesa a todos y que los inversores deben tomar con mucha seriedad. Me mantiene muy alerta. Hace dos años, en el momento más agudo de la crisis, me preguntaban constantemente qué estaba ocurriendo con Italia, con España, que significaba esto o lo otro... Es un espectro muy amplio de informaciones que hay que unir y situar en su contexto. Estos días me recuerdan a aquellos, aunque no son tan intensos como cuando estábamos en el despacho a las dos de la madrugada.

Peter Schaffrik estudió economía y finanzas en Fráncfort y Dublín, es bueno en matemáticas y en la búsqueda y procesamiento de información en ordenadores. Su trabajo requiere también dotes de presentación, le gusta pensar que tiene un panorama amplio de la cultura y la política europea: habla y lee en castellano, pero en su equipo hay un economista español que domina también el italiano.

Son las complejidades de la eurozona las que dan su carácter a la City. Schaffrik es un alemán que trabaja en Londres para una compañía canadiense.

Londres es el centro financiero en Europa, no hay ninguna duda. Al final, casi todo el mundo termina aquí y se crea una reserva de talento que es única en el continente y probablemente en el mundo. Y, desde una perspectiva personal, es una gran metrópoli, cosmopolita, en la que se habla inglés, lo cual ayuda a integrarse... Me trajo aquí mi trabajo, pero es un lugar muy atractivo para vivir.

¿Qué es la City? Es una milla cuadrada que recorre en algunos tramos de su perímetro el viejo ona las que dan su carácter a la City. Schaffrik es un alemán que trabaja en Londres para una compañía canadiense.

Londres es el centro financiero en Europa, no hay ninguna duda. Al final, casi todo el mundo termina aquí y se crea una reserva de talento que es única en el continente y probablemente en el mundo. Y, desde una perspectiva personal, es una gran metrópoli, cosmopolita, en la que se habla inglés, lo cual ayuda a integrarse... Me trajo aquí mi trabajo, pero es un lugar muy atractivo para vivir.

¿Qué es la City? Es una milla cuadrada que recorre en algunos tramos de su perímetro el viejo muro romano y también una metonimia para una concentración de bancos, compañías de seguros, fondos de inversión o firmas de gestores o de abogados, que se han expandido hacia el oeste y hacia Canary Wharf, donde se levantaron rascacielos y grandes bloques en los terrenos del viejo puerto.

Tiene su centro en la plaza donde se enfrentan las fachadas del Banco de Inglaterra, del Royal Exchange y Mansion House, la residencia oficial del alcalde de Londres. Sus nuevas torres le han dado la fisonomía del Wall Street neoyorquino. Ofrece 6,5 millones de metros cuadrados de oficinas a más de 15.000 empresas, que generan el 8% del Producto Interior Bruto de Reino Unido, cuya Hacienda recauda aquí el 11,5% de sus ingresos fiscales. Un país que el próximo día 7 elige primer ministro. Y David Cameron ya ha anunciado que celebrará un referéndum para saber si los británicos quieren seguir en la UE antes de 2017. Una decisión de calado.

Se acabó el control

La transformación de la City en el centro financiero más internacional del mundo se fraguó en los primeros años del Gobierno de Margaret Thatcher. Cuando la líder conservadora fue elegida como primera ministra, en 1979, había en el centro financiero dos torres comerciales, la sede del banco internacional HSBC y la del Stock Exchange, la Bolsa de Londres.

Su Gobierno eliminó el control del movimiento de capitales. El mercado de seguros, Lloyds, que inició su andadura cubriendo riesgos de la navegación, tuvo siempre una dimensión internacional, pero la Bolsa manejaba valores británicos o de países de la Commonwealth. Bancos mercantiles, brokers y jobbers cumplían su función específica, la palabra servía para sellar una transacción, los alumnos de colegios privados marcaban el estilo, la jornada comenzaba a las nueve, había comisiones mínimas, los almuerzos eran largos y el alcohol engrasaba la bonhomía.

Pero el Gobierno impulsó la apertura a firmas extranjeras, redujo los impuestos y con el estímulo de una mayor renta se debilitó la lealtad de los empleados a su firma a cambio de la seguridad en el contrato. Se facilitó el mestizaje de las funciones compartimentadas y se puso fin a las comisiones fijas, vistas como proteccionismo de consorcios, restrictivo de la libertad de comercio.

Según Philip Augar, historiador de la City con una larga carrera como directivo en la Bolsa y en la banca, aquel Big Bang de los primeros años ochenta en la City de Londres causó La muerte del capitalismo de gentlemen, título de uno de sus libros. Las firmas británicas no habrían sabido cómo responder al reto de la competencia y fueron adquiridas por extranjeras. La fusión de funciones facilitó su concentración en grandes bancos.

El Lord Mayor es el alcalde honorario de la City, presidente rotativo de un Ayuntamiento que gobierna la milla cudrada y que tiene una antigüedad de ocho siglos. Es elegido por los miembros de las 110 asociaciones gremiales (sastres, constructores, ingenieros...) que tienen sus elegantes halls en el distrito. Representa al centro financiero en ceremonias y en visitas internacionales.

La trayectoria profesional del actual Lord Mayor, Alan Yarrow, representa el cambio descrito por Augar. Trabajó en una firma de brokers, que fue absorbida tras el Big Bang por un banco mercantil, Kleinwort Benson, que más tarde fue adquirido por un banco alemán, qe terminó en manos de otro banco alemán y es ahora de nuevo una firma independiente de banca privada y gestión de fondos.

Un centro financiero tiene que adaptarse a los eventos que ocurren en el mundo. Tiene que ser rápido, pero necesita cimientos sólidos, una estructura resistente. Es como una familia que se reúne en Navidad. Los abuelos son las asociaciones gremiales, los cimientos, son la estabilidad. Los adolescentes se comportan mal porque han de aprender de sus errores y en algún momento se corrigen. En Reino Unido tenemos una actitud de laisser fair, no regulamos para que no ocurran cosas, como la cultura dirigista francesa, sino que dejamos que ocurran y luego regulamos para corregirlas si es necesario. Por eso, las cosas comienzan aquí más rápidamente y luego tenemos que actuar a veces con más dureza.

Para Yarrow, la presencia de gente de todo el mundo hace a la City más fuerte: «No ponemos barreras, creemos en el libre comercio, en el libre movimiento de capital y estamos continuamente alimentando la City con nuevos saberes, que pueden venir de España, Francia o la India. Somos el centro financiero más internacional del mundo porque la gente nos ve como un terreno neutral, nuestro sistema legal es respetado para la resolución de disputas, tenemos también el inglés, la lingua franca del comercio, y además la zona horaria que nos favorece».

En las décadas posteriores al Big Bang, cayó el telón de acero, los parqués desaparecieron y los mercados se convirtieron en plataformas digitales para compraventas a través de ordenadores. China dio sus primeros pasos en el mercado globalizado... A las instituciones americanas y japonesas se sumaron las de Oriente Próximo, las europeas. La City quiere convertirse ahora en el centro mundial de las finanzas islámicas o la capital offshore del yuan chino.

Conexiones españolas

La presencia española en la City se remonta a la mitad del siglo XVII, cuando marranos, que ocultaban su identidad judía presentándose como españoles y portugueses católicos, se asentaron como comerciantes. Los judíos habían sido expulsados en el siglo XIII, pero las gestiones con Oliver Cromwell les permitió inicialmente seguir su culto en una pequeña sinagoga semisecreta y desde 1701 en la primera sinagoga pública en suelo británico tras la expulsión, la hispano-portuguesa de Bevis Marks, con fuertes lazos con la comunidad sefardí de Amsterdam.

Hoy nadie sabe el número exacto de españoles que viven en Londres y, entre ellos, cuántos trabajan en la City. Pero el presidente de la Cámara de Comercio Hispano-británica, el asturiano Javier Fernández Hidalgo, es un prominente vecino del distrito tras la apertura, hace dos años, del Hispania, un restaurante con diferentes bares, comedores y salas en dos plantas, creado en una antigua sede del banco Lloyds en Lombard Street, a unos pasos del Banco de Inglaterra y de Mansion House.

La presencia española es importante. El Santander o el BBVA no tienen sus sedes principales en la misma City porque el coste ha llevado a los grandes bancos a otros lugares, como Canary Wharf, y aquí quedan más los bancos boutique. Pero tienen presencia en la City porque deben tratar con el banco central y otras instituciones. El Sabadell o la Caixa están abriendo también oficinas. Y luego se nota la presencia de los españoles en los grandes bancos de inversión. Hay muchos en Rothschild ¿Cuántos españoles trabajan en Deutsche Bank? ¿Ochenta? La remodelación de la estación de metro de Bank se la han adjudicado a Dragados, que tiene también oficina. Hay despachos de abogados captando negocio, está Mapfre en seguros y reaseguros...

El Hispania va bien. Gente diversa decía a Javier Fernández Hildalgo y a sus socios que en la City había que tener mucho cuidado, que los restaurantes solo hacen caja a la hora del almuerzo y que, a las cinco, en cuanto cierran los mercados, no quedan más que los grandes directivos en sus clubes. Hidalgo ha comprobado que entre las doce y media y las dos hay una demanda muy fuerte, pero que el concepto español de su restaurante incita a prolongar los almuerzos de los viernes, y en la cena la informalidad de unas tapas o una tabla de quesos atrae a una clientela que llena también el local. Y las Navidades son una locura. El Hispania, dice Hidalgo, es el punto de venta de producto español más importante en Europa, tres millones de euros anuales.

¿Qué es de nuevo la City? Un centro financiero internacional en un mundo sacudido por una gran crisis financiera, que ha dañado la reputación de los bancos y de los mercados de capitales. Roger Yount, protagonista de la novela Capital de John Lanchester, cronista de la vida londinense, es un ejecutivo muy bien remunerado de un banco de inversión que, cuando pierde el empleo en la crisis, siente el deseo de cambiar: «No quería ya saber nada de la gran ciudad y de la City. No quería ya saber nada de los largos trayectos al trabajo, de las telas de raya diplomática, de los subordinados chicos de la City y de sus jefes eurobasura, de clientes bárbaros, de ganar por hacer cosas con el dinero veinte o treinta veces más que lo que gana la familia promedio por hacer algo con gente o con cosas. Había llegado el momento de hacer algo».

Crisis existenciales

Quizás los directivos y empleados de la City padecen ocasionalmente crisis existenciales como la de Yount, pero acuden a sus trabajos y los abandonan cada día en una muestra de solidaridad contenida. En pasadizos subterráneos, en andenes y trenes atestados, en bocas de metro o de estaciones de tren, caminan paso a paso, se detienen, en una disciplina grupal y silente que debe dejar su impronta en el carácter.

Philip Augar dice en su libro sobre el fin del capitalismo de los gentlemen que la City advierte sus errores después de haberlos cometido. Esta vez los reproches han sido también encajados. Alan Yarrow, que ha trabajado toda su vida en la City y es ahora el Lord Mayor que promueve sus virtudes ante el mundo, dice que los veteranos detectaron en 2003 que se acercaba una gran tormenta. Los mercados habían tocado su techo, pero los gobiernos y los bancos centrales no lo intuyeron o permitieron que continuase la exuberancia porque también se beneficiaban de ella.

Entonces, ganó ascendencia en la City gente a la que solo le importaban sus ingresos y gratificaciones. La respuesta ha sido producir normas, aumentar restricciones, pero Yarrow advierte las nuevas regulaciones quizás reduzcan la liquidez que amortigua los golpes. El Lord Mayor sigue pensando que a través de la libertad de movimiento de personas, bienes y capitales se llega al bienestar colectivo.

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