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Interior del primer cine Regio antes de la reforma de los años cincuenta.
Las vidas del cine Regio

Las vidas del cine Regio

Un incendio destruyó la primera sala granadina setenta años después de su inauguración

Amanda Martínez

Sábado, 25 de febrero 2017, 02:41

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En febrero de 1914 comenzó su andadura el Salón Regio, un edificio pionero en la exhibición cinematográfica granadina. Hasta entonces las películas se proyectaban en barracas itinerantes o en pantallas instaladas en teatros como el Isabel la Católica o el Cervantes. Pero el Regio fue un precursor porque se diseñó «ex profeso para ver cine con el tamaño de pantalla, orientación, inclinación y la distancia de las butacas a la pantalla apropiadas». Así lo explica Mateo Arias, profesor de la UGR y autor de la tesis doctoral 'Granada el cine y su arquitectura'.

Su inauguración fue seguida con interés por la prensa de la época: «Con un selectísimo programa, abrirá sus puertas al público este nuevo salón de espectáculos en el que su propietario, el laborioso industrial de esta plaza Ricardo Martín, no ha escatimado gasto alguno para que el local reúna todo género de comodidades, juntamente con una elegancia decorativa, que lo hacen de los mejores de su clase», cuenta El Defensor de Granada.

Para la gala de inauguración, el empresario contrató a la famosa cupletista 'La Goya', imagen de una conocida marca de manzanilla pero, «por dificultades insuperables», canceló su actuación a última hora lo que obligó a aplazar su estreno hasta el día 20 de ese mismo mes. Con los bailes de Marina Sansano, Mary Bruni y la proyección de tres películas documentales, comenzaba la larga historia del Regio.

El cine más popular

La prensa de la época alabó el interés del propietario en extremar las medidas de seguridad, otra novedad para la época en la que los incendios en este tipo de locales eran frecuentes. La sala contaba con varias y espaciosas puertas que se abrían a la calle y permitían desalojar rápidamente el local en caso de incendio, «en el espacio de 55 segundos, aún hallándose ocupadas todas las localidades», explica El Defensor. También se instalaron dentro del edificio depósitos y pilares de agua corriente y los asientos eran movibles lo que facilitaba el acceso y la salida al patio de butacas.

Además de seguro, el Salón Regio era lujoso y distinguido, con elegantes palcos y el mobiliario más moderno, muy del gusto de la flamante burguesía granadina. Pero, además, el avispado empresario instaló un graderío en la planta superior, de manera que, con precios que oscilaban entre los diez céntimos que costaba la entrada en el 'gallinero', los treinta para la butaca de patio y 1,50 para los palcos, el Regio se convirtió en la sala más popular de Granada. Contaba Juan Bustos que en una ocasión alguien le preguntó a Ricardo Martín Flores que por qué no subía las entradas de esa zona del cine, la primera que se llenaba, a lo que el empresario respondió: «¡No, no tocarme a mis niños que son los que me dan de comer!».

Incluso fidelizaba a aquellos futuros espectadores enviando invitaciones a los mejores estudiantes de los colegios de Granada. A ellos sin duda, dedicaría la primer sesión, las de las 3 de la tarde. Martín Flores incluyó una función, que se conocía como la del 'vermouth', que comenzaba a la siete de la tarde, para compensar a los espectadores durante unas obras que se acometieron en la sala para instalar la calefacción, y consiguió hacer de la sesión de las once de la noche, una de las más concurridas y solía terminar con la gente tomando chocolate con churros en el café Royal.

El cine habla

Pero el Regio, que estaba en la calle Escudo del Carmen, fue precursor en otros aspectos. Allí se estrenó 'Pepita la Gitana', la primera película que se rodó en Granada, y en su sala los espectadores descubrieron que las estrellas del celuloide también sabían hablar. En 1928 se presentó el Fonoflim y los granadinos oyeron la voz de Conchita Piquer. Unos años más tarde, en febrero de 1930, se estrenó 'El arca de Noé' de Michael Curtiz, la primera película sonora que se veía en Granada. «Se nos dio a conocer la maravilla en los espectáculos de película. El cine sonoro, que así se llama este gran invento, llenó por completo el confortable salón». (El Defensor 7 de febrero de 1930).

Cine y política

Los acontecimientos políticos salpicaron la historia del Salón Regio. El 11 de febrero de 1919, una multitud asaltó el recinto, arrancó las butacas y las quemó en la plaza del Carmen. «La quema del Salón Regio fue un efecto colateral del motín de consumos del 11 de febrero de 1919. Ricardo Martín Flores, conocido en Granada como 'el merengue', ya que, aparte del Regio era propietario de la Confitería Los Alpes, era uno de los colaboradores más estrechos de los hermanos La Chica. De una parte, Felipe La Chica, que en aquellos momentos era el alcalde de Granada, y, sobre todo, de Juan Ramón, diputado a Cortes y el cacique por antonomasia en Granada», explica Álvaro López Osuna, autor del libro 'La Granada Insurgente'.

Poco después, con la proclamación de la República el Regio volvió a ser asaltado y sus carteleras calcinadas. El cine tuvo que cambiar su nombre por el de 'Salón Nacional'. José Nadal, en su libro 'Cines de Granada' recuerda a 'El Sangre', un acomodador que, en lugar de linterna, tenía un látigo que no dudaba en utilizar cada vez que veía a un chavea intentar colarse por una de las lonas que cubrían las puertas abiertas de par en par en las noches de verano, o aquel vendedor de agua que deambulaba por el local con su porta vasos y su jarra al que el público llamaba con un '¡Chato, el agua!'.

Junto a las películas de Charlot, el Gordo y el Flaco o Tomasín, primero, John Wayne, Kirk Douglas, Sidney Poitiers o Pepe Isbert, entre tantos... por el escenario del Regio pasaron los espectáculos de Jorge Negrete, Carmen Amaya, Luis y Luisita Esteso, (la madre de Fernando Esteso), Lola Flores, Antonio y Rosario o Manuel Cano.

En 1954, la competencia del Cine Aliatar, el nuevo Isabel la Católica y el Olimpia, obligó al Regio a reformarse por completo. Reabriría sus puertas el 22 de abril de 1954 con la más moderna tecnología de exhibición del momento y el nombre de Teatro-Cine Regio.

Infeliz cumpleaños

A las tres y veinte de la madrugada del 11 de febrero de 1984, el propietario de 'Los Mariscos' dio la voz de alarma. Se había declarado un incendio en las primeras filas del patio de butacas del Regio y hasta las nueve de la mañana del día siguiente no se dio por extinguido. «Testigos presenciales de la impresionante columna de humo y llamas en la noche tranquila, dijeron que parecía estar ardiendo toda la manzana.» explica IDEAL en la crónica del suceso.

El fuego destruyó el patio de butacas, el escenario y la techumbre. Quedaron en pie los muros del edificio, la cabina de proyección y las dependencias de archivo. «Pienso que supone una gran pérdida para la ciudad porque era una reliquia de salas de exhibición junto con el Olimpia y el antiguo Isabel la Católica» declaró Adrián Argente, gerente de OEMSA, la empresa que, desde 1957, tenía arrendado el cine, que aún era propiedad de los hijos de Martín Flores.

Unas horas después de haberse declarado el incendio, una voz masculina llamó a una emisora de Granada para decir que «unos hombres españoles» habían quemado el Regio porque estaba proyectando 'El Caso Almería'. Algunos oyentes creyeron reconocer la voz de un ultraderechista granadino, pero la policía desmintió los rumores de un atentado. Tampoco se descartaron intereses urbanísticos. «Nosotros somos los más perjudicados», aclaró Argente al ser preguntado por esta cuestión. El Ayuntamiento compró el edificio y, tras varios años en ruina, lo demolió. En 1994 vendió el solar a JJ Consulting que construyó un bloque de pisos.

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