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Plano del proyecto presentado el 26 de noviembre de 1940
Se construye una nueva Granada

Se construye una nueva Granada

Hace 75 años el ayuntamiento de Granada, presidido por Antonio Gallego Burín, presentó el proyecto de la que sería una de las reformas urbanas más ambiciosas de esta ciudad.

Amanda Martínez

Miércoles, 25 de noviembre 2015, 17:23

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El 26 de noviembre de 1940, IDEAL publicaba el proyecto de reforma del Embovedado y Puerta Real aprobado por la corporación municipal cuyo presupuesto ascendía a un millón de pesetas y que sería ejecutado por Miguel Olmedo Collantes. Entre las dificultades a las que tuvo que enfrentarse el conocido arquitecto, estaba la complicada fisonomía de la vía. La calle comenzaba en Puerta Real y tenía un ancho de veintiocho metros que se iba ampliando hasta llegar a los noventa a medida que avanza por el Embovedado. Este aspecto se resolvió considerando esta parte como una plaza y la zona más estrecha, como una nueva calle. La nueva plaza sería el centro de la reforma. Aquí se instalaría la Fuente de las Batallas, que hasta entonces se encontraba en la Ribera del Genil. La Acera del Casino, que tenía unos cinco metros y medio de ancho, pasó a medir doce: "se le da esta amplitud debido a que es el lugar más frecuentado por los granadinos para el paseo y el tránsito se hace bastante difícil actualmente por su insuficiente anchura", explicaba el proyecto municipal, y continúaba: se plantarán dos hileras de castaños de Indias, al trebolillo y la separación entre árboles e hileras será de cinco metros. El resto de las plantaciones proyectadas en dicha zona serán de especie similar, teniendo en cuenta la armonía y vistosidad del conjunto. Todos los árboles que en la actualidad hay en las aceras del Casino y del Darro desaparecerán, no así los magníficos ejemplares que existen en el Campillo y los dos que se encuentran aislados a la entrada de la Carrera del Genil, que se conservarán".

También se ampliaron las calzadas para el tráfico rodado, que pasaron a medir entre doce y catorce metros para adaptarlas al "intenso tráfico a que está sometida esta importante y principal vía" (y eso que ni se imaginaba Olmedo en los años 40 lo que era un buen atasco). "El ornato urbano del Embovedado y Puerta Real será completado con la instalación de artísticas farolas, en consonancia con el conjunto bello y magnífico que adquirirá este centro vital de la ciudad. Toda la red de distribución de la energía eléctrica para el alumbrado será subterránea", continúa el artículo de IDEAL sobre la reforma, que añade: "los materiales que se emplearán en las obras son: pavimento de losa de cemento sobre firma de hormigón, bordillos y peldañería de piedra de Sierra Elvira para las aceras del Casino y del Darro, así como para las de Puerta Real, Campillo y entrada de la Carrera y refugio de peatones. Las calzadas irán todas con pavimento de adoquín pequeño de granito sobre firme de hormigón". Por último, las líneas del tranvía se trazaron de forma que los vehículos pudieran dar la vuelta en ambas direcciones.

La gran reforma se inauguró en el año 1942.

La modernización es inaplazable

Antonio Gallego y Burín, nombrado Alcalde en 1938, dirigió los trabajos de reforma y planificación urbana que culminaron en 1951 con la aprobación del llamado Plan de Alineaciones. Su fuerza emprendedora junto a favorables condiciones políticas para el ejercicio del poder personal, le llevan a superar la sospecha de querer "echar abajo media Granada", y no duda en afirmar que su proyecto de reforma de la ciudad se llevará a cabo "...sin fríos y muertos narcisismos arqueológicos y, mucho menos, sin estúpidos snobismos modernizadores" (discurso de toma de posesión, 1938). Y en efecto, el pensamiento del nuevo alcalde intenta encontrar un difícil equilibrio entre quienes, bajo influencia de Ganivet, llegaron a afirmar que Granada no sería nunca una ciudad moderna, y la necesidad de afrontar una cierta modernidad urbana que no admitía más demora.

La finalización de algunas obras le procuraron un rápido beneficio político y económico. En 1938 Granada se encontraba con importantes obras en curso: la ejecución del Camino de Ronda, iniciado en 1930, cuyas obras de urbanización concluyeron en 1939; los trabajos en el último tramo del embovedado del Darro, desde el Puente de Castañeda hasta el Genil, la reforma de la Manigua, o las obras de mejora y ampliación de la red de aguas potables y alcantarillado. (La transformación urbana de Granada. Ángel Isac Martínez de Carvajal. Historia de Granada, apítulo 39).

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