El cementerio negro
Cinco millones de neumáticos siguen abandonados en Seseña tras ocho años de pleitos
IISABEL F. BARBADILLO
Martes, 24 de mayo 2011, 04:19
No solo parece haber personas gafes, sino también lugares. Como ese donde se apilan millones de neumáticos desde hace casi una década, situado a ... cuatrocientos metros de la polémica urbanización de El Pocero, revestida de querellas judiciales y paralizada por la muerte del ladrillo. Son unas hectáreas que separan dos pueblos, dos provincias y dos autonomías. Un espacio que tiñe de negro el límite entre Seseña y Valdemoro; Toledo y Madrid y las comunidades autónomas de Castilla-La Mancha y la madrileña. Comparte la zona otro denominador común más: el de la especulación.
El vertedero ilegal alberga 70.000 toneladas de neumáticos -unos cinco millones de ruedas en diez hectáreas- y un peligro de incendio que podría ensombrecer cualquier día el cielo de Madrid y contaminar la zona de forma irreparable, si las autoridades no lo remedian. Años de pleitos, sanciones administrativas y hasta sentencias judiciales han acabado con el abandono, por parte de la empresa Disfilt S. A. de lo que iba a ser una gran planta de reciclado. Desde que en 2003 obtuviera licencia municipal del Ayuntamiento de Seseña, todas las partes implicadas se sienten engañadas. Los munícipes de Seseña porque Disfilt incumplió de forma sistemática la declaración de impacto ambiental y no veló por la seguridad de las instalaciones; los de Valdemoro porque les han invadido ilegalmente una parte de su término municipal, y también el propietario de la empresa Disfilt, Victorino Villadangos, porque la ley le ha «arrebatado» la planta. Villadangos es un curioso personaje que se resiste a hablar al principio al argumentar que ya no tiene nada que ver con el asunto, pero a poco que se insiste se le desata la lengua.
-No creas nada de lo que te dicen. De Seseña me expulsaron malamente hace seis años al quitarme la planta por el artículo 33.
- ¿Y cuál es ese artículo?
Tremenda respuesta. Villadangos abandonó el lugar por una sentencia judicial que dictó que el contrato de arrendamiento con los dueños de los terrenos había llegado a su fin. Orden de desahucio para el inquilino y obligación de retirar el cementerio de neumáticos, algo que Villadangos no ha cumplido. «Deberían haber pagado. Me han echado, pues ahora que se encarguen ellos», suelta sin tapujos.
- No pierde el sentido del humor.
No sería la primera vez. Los bomberos ya tuvieron que sofocar uno. El alcalde en funciones de Seseña, Manuel Fuentes (IU), confirma que es una zona con una vigilancia extrema para evitar una catástrofe ambiental que afectaría de lleno a las 3.000 personas que habitan en la macrourbanización 'El Quiñón', más conocida por la de El Pocero, apodo del constructor Francisco Hernando, que solo construyó 5.100 viviendas, de 13.500 previstas, por no haber ejecutado las infraestructuras necesarias.
Villadangos se hace la víctima, pero no da pena a nadie. Lo cierto es que el vertedero ilegal más grande de España -algunos asegura que también de Europa- le ha proporcionado unas ganancias sustanciales. A 30 euros la tonelada de neumáticos, multiplicado por las 70.000 que el propio Villadangos reconoce haber depositado en el cementerio, suman una cantidad de 2.100.000 euros. Las cifras las da la Federación Española de Recuperación y Reciclaje (FER), que no quiere que un empresario como Victorino «ensucie» la labor que ejecutan las grandes empresas del sector en España, explica, indignado, el portavoz de esta organización empresarial Álvaro Rodríguez.
El concejal en funciones de Medio Ambiente de IU de Seseña, Mario Hernández, también tiene duras palabras para Villadangos. «Ha engañado a todo el mundo. En realidad nunca cumplió con la legalidad y hemos tenido que batallar durante años». Desde los servicios jurídicos del Ayuntamiento madrileño de Valdemoro (PP) no ocultan que la burocracia administrativa, al tratarse de ayuntamientos y comunidades diferentes, ha dificultado y, en ocasiones, duplicado, las gestiones. «No tenemos medios ni materiales ni humanos para retirar todas esas toneladas», explica Montserrat Pacheco.
El problema está en vías de solución. Una sentencia de un juzgado de Illescas (Toledo) de este mismo mes de mayo califica a los neumáticos de «bien abandonado» y autoriza al Ayuntamiento de Seseña a disponer de los mismos «como crean conveniente», debido a que la parte demandada (Disfilt) «no procedió en su día a su retirada, habiéndoles hecho el oportuno apercibimiento». Seseña ha negociado con varias empresas de reciclaje. Algunas aceptan llevarse gratis los neumáticos, otras al 50%. Todos confían en que el cambio de equipo (el PP ha desbancado a IU) no retrase la desaparición de la amenazante montaña negra.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión