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Lunes, 22 de enero 2018, 12:41
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«Me resulta muy grato ponerme en contacto con usted y comunicarle que en Andalucía venimos trabajando muy activamente desde hace tiempo, con el fin de garantizar al máximo la detección precoz de ciertos tipos de cánceres (...) Hoy quiero hacerle partícipe del Programa de Detección Precoz del Cáncer de Colon y Recto». Angustias Gómez leyó la misiva con las manos trémulas, «en estado de shock», porque estaba dirigida a su marido, que falleció en marzo de 1998; precisamente, a causa de un cáncer de colon. La Consejería de Salud de la Junta de Andalucía remitió a un hombre fallecido hace veinte años una carta para prevenir la enfermedad que provocó su muerte.
Su viuda, Angustias, no escatima en calificativos para describir lo que sintió al leer el nombre del destinatario y escrutar el mensaje. «Fue deprimente, vergonzoso, me quedé en estado de shock, porque no te esperas que a una persona que ha fallecido hace tantos años le estén ofreciendo ahora un servicio que antes casi tenía que reclamar para que se lo hicieran».
La carta está fechada a 9 de noviembre, aunque llegó en los días previos a Navidad. Impreso en la parte superior están el membrete de la Junta de Andalucía y la Consejería de Salud. En el texto, invitan a J. M. M. a unirse al programa, «que permite detectar la enfermedad en sus fases iniciales antes de que aparezcan síntomas». Para participar, explica la carta, hay que anotar al pie de la misma el número de teléfono y enviarla por correo. «Se le realizará una prueba sencilla: el test de sangre oculta en heces, capaz de revelar la presencia de alteraciones en el colon o recto que sería preciso estudiar más a fondo». Firma Marina Álvarez, consejera de Salud.
Es la primera vez que recibe un correo de este tipo desde que falleció su marido. Empezó a sentirse enfermo a finales del año 94. Los médicos, relata Angustias, no dieron en un principio con la 'tecla'. Atribuían sus dolencias a gastroenteritis, nervios, dietas... «Hasta que fue a uno privado y sólo con reconocerlo lo diagnosticó: era cáncer de colon. Automáticamente ese médico lo derivó al Clínico y empezó el proceso y el calvario». Falleció el 24 de marzo de 1998. El trance que atravesaron Angustias y J. M. ha tenido un inesperado nuevo episodio con la llegada de la carta a su domicilio, en el barrio del Zaidín.
Angustias no ha interpuesto aún ninguna reclamación, pero tiene claro que lo hará. El pasado martes aguardaba junto a un familiar que esperaba ingreso en el hospital Virgen de las Nieves para un preoperatorio. Y tenía la carta bajo el brazo, «para en el momento que tuviese un hueco, irme y meterme donde tuviese que ir para poner la reclamación».
La Consejería de Salud ha pedido disculpas y ha lamentado el error tras tener conocimiento del mismo por la llamada de este diario. Atribuyen la llegada de la carta a un «error informático a la hora de cruzar la información de las distintas bases de datos que se manejan». Desde la delegación de Salud en Granada anuncian que tomarán medidas para tratar de evitar fallos como este en un futuro.
Angustias confía en que esta carta 'tipo', que Salud remite a hombres y mujeres mayores de 50 años, no vuelva a entrar por la rendija de su buzón.
El de esta carta no es el primer caso de cartas remitidas por el Servicio Andaluz de Salud a pacientes ya fallecidos . En marzo de 2009, IDEAL publicó el caso de una mujer de la comarca de Guadix, fallecida ocho años antes, que fue citada para una mamografía. Fue su hija, «indignada», quien puso el caso en conocimiento de los responsables del distrito sanitario. Argumentó entonces la administración que la cita se enviaba siguiendo los datos de los padrones municipales que aportan los ayuntamientos. En 2016 ocurrió un caso prácticamente idéntico al de Angustias y su marido, pero en Isla Cristina (Huelva). Dieron cita para un reconocimiento a un hombre fallecido 39 años antes por un cáncer de colon. Aún más singular es la historia de un paciente a quien extirparon una verruga de la rodilla. Año y medio más tarde, falleció a causa de un cáncer extendido por todo el cuerpo. Aquella verruga era un tumor maligno, pero tal diagnóstico jamás fue comunicado al paciente. Este no acudió a una cita con el médico dos meses después de la operación, porque se había despreocupado de su verruga: en ningún momento -así lo reconoció el SAS en un informe- le dijeron que la muestra extraída sería analizada.
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