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La psicóloga reconoce que "perdonarse es vital para ser feliz". / Foto y vídeo: V. Carrasco
La receta de la felicidad
PSICOLOGÍA

La receta de la felicidad

María Jesús Álava desmenuza los ingredientes para estar bien consigo mismo en su último libro, 'Las tres claves de la felicidad'

M. E. ALONSO

Lunes, 7 de abril 2014, 08:45

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Perdonarnos bien, querernos mejor, y tomar las riendas de nuestra vida. Estas son las tres cosas que debemos tener en cuenta si queremos alcanzar la felicidad, según explica la psicóloga María Jesús Álava Reyes en su último libro, 'Las tres claves de la felicidad'. «Para ser felices hemos de perdonarnos y dejar de sentirnos culpables por lo que no hemos hecho en el pasado o por lo que hemos dejado de hacer», asegura la experta. Y ésta es precisamente la gran asignatura pendiente de los españoles, según el primer estudio realizado a escala nacional sobre la relación entre la felicidad y la capacidad para perdonarse a uno mismo, llevado a cabo por el centro de atención psicológica que dirige la autora. «Perdonarse es vital para ser feliz. Si no somos capaces de perdonarnos no alcanzaremos la felicidad porque si tú no te perdonas bien, pueden inducirte a sentirte culpable y si te sientes culpable te pueden manipular», explica.

Según refleja el ensayo en el que han participado 700 personas, los españoles identifican que para lograr la felicidad lo más importante es quererse a uno mismo (45,6%), sentirse querido por otras personas (17,2%) y tener el control sobre nuestra vida (17%). Tan sólo el 2% de los encuestados afirma que lo fundamental para ser feliz es saber perdonarse. «Es precisamente ese 2% el que es feliz de verdad», dice la autora, que, con más de 35 años de experiencia en el área de la psicología, advierte de nos equivocamos al subestimar la importancia del perdón personal. «Aprender a perdonarnos es aprender a vivir», reconoce.

Para María Jesús Álava, las personas nacemos con la capacidad de saber perdonarnos, pero con el paso de los años cambiamos ese sentimiento por el de la culpabilidad. «Nos sentimos culpables por estar enfermos y no poder atender a nuestras familias, por el fracaso en el trabajo, por no educar a los hijos como hubiésemos deseado y por fallar a las personas que queremos. Pero tenemos que darnos cuenta de que si no conseguimos perdonarnos no conseguimos salir adelante», advierte. Pero perdonar no significa siempre olvidar. «Al menos no necesariamente», matiza la psicóloga. «Es verdad que hay situaciones de la vida que decides olvidar por tu propio equilibrio emocional y por salud, pero cuando hay probabilidades de que se vuelva a repetir en un futuro lo que te hayan hecho, no debes de olvidarlo», asegura Álava.

Además, según explica en su libro, nos cuesta perdonarnos porque en algún momento de nuestro desarrollo no nos enseñaron que, detrás de un error, casi siempre hay una posibilidad de rectificación y que esa equivocación puede llevarnos a un aprendizaje. «Para perdonarnos hay que asumir nuestro presente, no sentirnos culpables por las circunstancias que nos rodean y ser nuestros mejores amigos. Tenemos que querernos por nuestros esfuerzos y no por nuestros resultados», cuenta la especialista. Y es que el éxito a veces es una casualidad, en ocasiones incluso una injusticia, «pero nunca determina el valor de una persona», puntualiza.

Sobre quiénes son más felices, María Jesús Álava no tiene duda: los hombres. ¿La clave? Se perdonan «más fácilmente», son felices con «pequeñas cosas» y se dan tiempo para ellos mismos. Las mujeres por su parte tienen una mayor capacidad para aceptar situaciones adversas, son más luchadoras y no necesitan vivir con halagos, cosas que ellos sí precisan. En cuanto a la edad, son las personas mayores las que son más felices, también porque tienen esa capacidad para perdonarse. «El tiempo y los años nos enseña a relativizar las cosas», asegura la psicóloga. Mientras, los menos felices por ese mismo motivo son los jóvenes y los desempleados. La faceta laboral es fundamental en la felicidad de los españoles: quienes dirigen su propia empresa o trabajan por cuenta ajena refieren una experiencia más intensa y frecuente de la felicidad, más que los no activos. Pero todos estos aspectos tienen algo en común: la ilusión. «Sin ilusión en la vida, no hay nada», reflexiona la experta.

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