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Brindis del marqués de Griñón y su hija Sandra. / Foto y vídeo: Iván Abio
El marqués del oro líquido
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El marqués del oro líquido

Carlos Falcó produce el mejor aceite del mundo y ahora publica un libro sobre la historia del óleo

ARTURO ÁLVAREZ

Jueves, 11 de julio 2013, 17:41

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Carlos Falcó, marqués de Griñón, tiene una pasión: el aceite. Y lo ha querido demostrar en un libro, Óleum (Grijalbo). Una odisea literaria que homenajea a la cultura milenaria del oro líquido. Un proyecto en el que ha trabajado ocho años, que le ha llevado a recorrer medio mundo y a convencer a personalidades como Ferran Adrià. El chef ha añadido en exclusiva una nueva receta de pan tumaca para el siglo XXI.

Su obra está alejada de los libros de recetas convencionales y trata de explicar la historia, los beneficios para la salud y los métodos de extracción de este producto tan mediterráneo. Será publicado, además de en nuestro país, en Alemania, Estados Unidos e Italia, país en el que nunca se había publicado un libro en español sobre el aceite.

Su pasión por este producto se remonta a la infancia. Cuando Falcó tenía quince años pensó que las aceitunas de la finca de su abuelo, en el castillo de Malpica, no debían ser vendidas para producir aceite, sino que ellos mismos podrían crearlo. Convenció a su abuelo y empezó una nueva vida. Viajó por Europa y Estados Unidos para estudiar la carrera de ingeniero agrónomo. A su regreso a España se marcó como objetivo conseguir producir el mejor aceite del mundo.

Tras superar varios obstáculos, logró ser la mejor empresa de óleo de España, país del que procede el 40% de la producción mundial. Su máximo rival es Italia, el país de la cultura oleosa por excelencia, aunque España la supera en producción. Pero el marqués de Griñón es de los que cree que «productividad no es lo mismo que calidad». Su aceite está considerado el más valioso en sabor, calidad y propiedades del mundo por varias guías internacionales.

Todo esto lo ha logrado gracias a una perseverancia y tenacidad tanto para su empresa como para sí mismo. Las aceitunas que recoge no son procesadas ni han pasado más de dos horas desde su caída del árbol, algo que ninguna otra empresa española realiza; prefiere las botellas oscuras para que no pierda el aceite cualidades y está convencido de que «la sociedad no conoce los verdaderos beneficios del aceite».

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