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José Ramón Villalba
Martes, 15 de mayo 2018, 12:41
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Es una de las preguntas más repetidas después de conocer que el joven de 24 años que se suicidó el pasado jueves tras matar a su pareja de 21 años en el Campo de Tiro de Las Gabias sufría brotes psicóticos: ¿cómo es posible que tuviera permiso de armas?
El hecho de que padeciera un problema de salud mental debía de constar en el informe médico, principalmente en el apartado de peritaje psicológico incluido en este documento, obligatorio para conseguir el permiso de armas deportivas y de caza del cual disponía este joven. En el certificado médico presentado en su día por este joven para obtener la licencia de armas no aparecía este extremo, pese a que la última renovación data de 2017. El permiso de armas se renueva cada cinco años y en ese lustro quien renueva debe presentar el correspondiente certificado de aptitud psicofísica. El pasado año él ya estaba en tratamiento en salud mental por una enfermedad mental grave.
En la actualidad, no existe una comunicación protocolizada entre las áreas sanitarias de salud mental y los departamentos de licencias de armas de la Guardia Civil, institución que tiene la competencia en la materia, para retirar el permiso automáticamente cuando aparecen episodios de enajenación mental. Sí ocurre cuando emerge un problema de violencia de género. De forma inmediata, el juzgado le suspende la licencia para uso de armas. Quizá por eso, este joven aún estaba en disposición del permiso de armas que solía utilizar para el tiro deportivo y de caza.
Los requisitos para obtener el permiso de armas deportivo, tipo E, es no tener antecedentes penales, presentar un certificado de aptitud psicofísica, haber superado una prueba teórica y otra práctica sobre manejo de armas, pertenecer a un club de tiro deportivo y disponer de un informe sobre violencia de género que acredite no haber estado nunca sentenciado por un juzgado sobre este delito. Cuando el joven de Ogíjares obtuvo su último permiso de armas en 2017 ya sufría esos brotes psicóticos pero el certificado médico no lo reflejó como tal. Si lo hubiera registrado, el ahora fallecido no hubiera podido disponer de armas legalmente.
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