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La parva del maestro 'Tataró'

La parva del maestro 'Tataró'

Francisco García Moreno participa trillando todos los años en la ‘Fiesta de la Parva’ de Lanjarón junto a otros amigos porque se ‘doctoró’ en la ‘universidad’ de vida rural a corta edad

rafael vílchez

Miércoles, 16 de agosto 2017, 09:38

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El vecino de Lanjarón, Francisco García Moreno, más conocido por su apodo de ‘Tataró’, de 72 años de edad, ha participado un año más en la ‘Fiesta de la Parva’ junto a otros paisanos, organizada por el Ayuntamiento de Lanjarón en la ‘Era del Río’ que desde hace muchísimos años es comunal como también le pasa a la ‘Era de San Isidro’. Dos mulos se encargaron de tirar del trillo. A la hora del almuerzo todos los asistentes pudieron degustar un suculento puchero de parva.

‘Tataró’ empezó a trabajar en el campo a los 8 años para ayudar a sus padres Cayetano y Dolores en todo lo que fuera posible. Él eligió la profesión que siempre mira al cielo. El primer jornal que consiguió labrando la tierra de sol a sol fue de 40 pesetas de las de antes. ‘Tataró’ casi siempre ha estado pegado al terruño. En Alemania trabajó dos temporadas en una fábrica de papel y en Inglaterra otras dos temporadas en una plataforma petrolífera. Hasta hace unos años Francisco García acudía andando con su alforja de las viandas al ‘Pago de las Lomas’ para labrar su tierra. Todos los días, hiciese frío, lluvia o calor, realizaba a pié 18 kilómetros, entre la ida y la vuelta.

A ‘Tataró’ le ha ayudado mucho a sacar la casa adelante su ‘santa’ mujer, Isabel González Fernández, nacida en el municipio alpujarreño de Busquistar. Algunos de sus tres hijos han seguido sus pasos. ‘Tataró’ ha trabajado la tierra como el que más. También ha cebado cerdos para el gasto de la casa, y ha tenido cabras, vacas, conejos, gallinas, gallos, pavos, perros, gatos y mulos.

Francisco García recuerda cuando todas las fincas de Lanjarón <>, terminó diciendo ‘Tataró’, una gran personas ‘doctorada’ en mundo rural por la ‘universidad’ de la vida.

Antiguamente en Lanjarón y en otras zonas de la Alpujarra, por ejemplo, los cereales maduraban en agosto. Después tocaba el trabajo de la siega a mano con hoz. Muchos jornaleros trasponían andando para trabajar segando en campos de otras provincias. Ganaban un poco más pero sufrían y padecían mucho. El trigo u otros cereales se agrupada en haces y gavillas y luego se cargaba en bestias para, y a través de la barcina, llevarlos a la redondeada y empedrada era.

Después, pasaba el trillo tirado por bestias, tras extender la parva, distribuyendo adecuadamente la mies sobre la era. Pasado un tiempo quedaba triturada la paja y suelto el grano. Acto seguido tocaba hacer el aventado que consistía y consiste en echar al aire palada a palada el montón de paja y grano, con una horca de madera. Por eso las eras están dispuestas en donde suele hacer más viento y aire que en otros lugares para que se pueda hacer la tarea del aventado.

Después, tocaba el cribado para limpiar el grano. Luego el trigo, por ejemplo, era llevado en sacos a lomo de caballerías a los trojes de las casas y otras veces a los molinos harineros. La paja se introducía en herpiles de gran tamaño para trasladarla a los pajares de las casas. Hace décadas en muchas eras se construyeron una especie de cortijillo y chambao para guardar la máquina trilladora y aventadora.

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