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VANESSA SÁNCHEZ CORTÉS
DÚRCAL
Sábado, 28 de octubre 2017, 00:43
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La tarde del 3 de abril Teresa Morales se dirigió hacia su carnicería de Dúrcal, como cada tarde, para atender a sus clientes de todo el Valle de Lecrín. Al levantar la persiana el fuego del interior del local tomó el oxígeno necesario para provocar una deflagración, una explosión que cambiaría para siempre la vida de Teresa y su familia.
Como relataron algunos testigos del suceso, la mujer quedó tendida, inconsciente en el suelo y con el cuerpo ensangrentado. Teresa fue llevada al PTS con politraumatismo craneoencefálico, en coma estuvo semana y media, y durante un mes y medio en estado grave aunque sin que su vida corriese ya peligro.
La durqueña no recuerda lo que ocurrió. Todo lo que sabe de aquel día es a través de lo que poco a poco le han ido contando sus hijos, María Teresa y José Luis. A Dúrcal volvió un mes y medio meses después.
Teresa se ha ido recuperando poco a poco, y aunque tiene secuelas físicas, pocas, toma la vida con más fuerza gracias al apoyo que le demuestran a cada instante sus hijos, y también sus vecinos. “Salgo a la calle y pienso que nazco todos los días diez veces porque cuando me encuentro con mis vecinos se alegran de verme viva, me cuentan sin mucho detalle lo que vieron, cómo me vieron y suelen terminar con un “volviste a nacer ese día”, relata siempre sonriente.
Con el incendio, el local quedó destrozado. Su hijo que trabajaba con ella se ha hecho cargo de toda la reforma, tras pedir un crédito y pronto reabrirá las puertas.
Ella no vio el establecimiento hasta que no se sintió físicamente mejor, no sabía el estado en el que había quedado y José Luis no quería que se llevase ningún sobresalto que alterase su recuperación. “Yo le decía que me iba a trabajar a la carnicería, para atender a los clientes, pero venía a limpiar, a pintar, a arreglar lo que fuego destrozó”. Teresa no había visto las imágenes de cómo quedó el escenario tras la explosión antes de esta entrevista: ambulancias y bomberos actuando para sofocar el fuego y asegurar el edificio, cristales de escaparates cercanos y cascotes repartidos por el pavimento de la calle del local y algunas cercanas, persianas y puertas metálicas deformadas, … Ahora, al verlas se emociona, no recuerda nada de ese trágico momento.
En los próximos días, la carnicería ‘La Picanta’ volverá a abrir sus puertas. En esta nueva etapa, Teresa también contará con la ayuda de su hija. La madre y sus dos hijos se muestran entusiasmados por la reapertura, por esta nueva oportunidad que les ha ofrecido la vida, pero sobre todo, se sienten agradecidos por cómo se han volcado los vecinos de Dúrcal con la familia. Mientras se realiza la entrevista, muchas personas paran a saludar, abrazar y desearle lo mejor a Teresa, se alegran de que siga aquí. Ella explica que el suceso del pasado mes de abril le ha cambiado la vida porque, aunque siempre se ha sentido querida, el cariño de sus vecinos se ha hecho más evidente a raíz de aquel día.
No todos los sucesos como el ocurrido en Dúrcal tienen este desenlace. Si hay víctimas mortales, esas personas dejan vacío y tristeza en las comunidades en las que viven. En el caso de Teresa, ha dejado esperanza.
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