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Toñi y Nuria sostienen la vara de Manolín, juez de paz en Cogollos Vega durante 30 años.
La justicia del sentido común

La justicia del sentido común

Los titulares de estos órganos, que son el primer escalón de la Administración de Justicia, son legos en Derecho y elegidos por los plenos municipales

Jorge Pastor

Domingo, 11 de junio 2017, 02:04

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Manuel Torres sólo era Manuel Torres en el carnet de identidad. Para el resto de cogolleros siempre será Manolín. Fue el primer alcalde de la democracia en Cogollos Vega. También conductor de autobuses y ambulancias. Y trompetista de notable éxito en las fiestas del pueblo. Pero sobre todo Manolín, que falleció hace unos meses brincando ya los setenta, fue una buena persona y el juez de paz de Cogollos durante más de tres décadas.

«Todo el mundo lo quería», comenta Nuria Torres, secretaria del juzgado en los tres últimos años. «Recuerdo que alguien le preguntó alguna vez si le gustaba que le llamaran con el diminutivo 'Manolín', pese a que ya no era ningún crío, y él respondió que ése era su apelativo desde niño y que así le gustaba que se dirigiesen a él», explica Nuria, quien asegura que Manolín «nunca tomaba parte por ninguno de los litigantes, hablaba siempre con respeto y sobre todo tenía mucho sentido común». «Y cuando tenía que ser recto y dar un golpe encima de la mesa, lo daba».

Tras su fallecimiento, el pasado mes de noviembre, su despacho en la segunda planta del Ayuntamiento de Cogollos Vega lo ocupa Toñi Pinel, suplente de Manolín. Y ahí seguirá hasta abril, hasta que expire el último periodo de cuatro años por el que fue reelegido el bueno de Manolín. Entonces, en cumplimiento de la Ley Orgánica del Poder Judicial, será el pleno de la corporación quien deberá decidir, con el voto favorable de la mayoría absoluta de miembros de la corporación, si Toñi debe continuar como jueza o, en su defecto, debe ejercer cualquiera de los candidatos que se apunten en el Consistorio -en la última ocasión hubo una decena de postulantes-. Después ya vendrá el nombramiento por la Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia y el juramento ante el juez -siempre por cuatro años-.

Toñi es una de los 160 titulares de Juzgados de Paz que hay repartidos en los nueve partidos judiciales de la provincia de Granada (Loja, Guadix, Granada, Motril, Órgiva, Baza, Santa Fe, Huéscar y Almuñécar). No se les requiere ningún estudio de Derecho ni tampoco haber superado ninguna oposición. Según la legislación, puede serlo cualquier persona de nacionalidad española, mayor de edad y que no esté incursa en ninguna causa de incapacidad o incompatibilidad. Hay una cuarta condición: mucha mano izquierda. Como la tenía Manolín y como seguramente la tendrá Toñi, que aún no ha tenido que mediar en ningún acto de conciliación, pero que asegura estar preparada para ello. «Estuve aprendiendo de Manolín antes de que nos dejara y recuerdo que una de sus lecciones fue que a veces lo que no se puede resolver en esta sala, se puede ventilar en la barra de un bar», afirma Toñi, plenamente consciente de cuáles son sus responsabilidades y su papel de árbitro en asuntos que enfrentan a vecinos -en ocasiones de forma muy enconada-.

«Casi todos los casos se relacionan con problemas de lindes, entre vecinos e incluso entre miembros de una misma familia tras una herencia, y muy raramente acaban en avenencia», dice Nuria. Tampoco son el pan nuestro de cada día en un pueblo de poco más de 2.000 habitantes. Aunque en un municipio que vive del campo, siempre puede saltar la chispa. Y ahí están ellos -o ellas como en Cogollos-, dispuestos a escuchar a unos y otros, y terciar para lograr el apretón de manos. En caso contrario, ya sí, habrá que acudir a los tribunales ordinarios, con todo lo que ello acarrea. Los Juzgados de Paz, considerados el primer escaló dentro de la Administración de Justicia, funcionan en aquellas localidades donde no existe Juzgado de Primera Instancia o Instrucción. En Andalucía hay 686, de los cuales 160 se localizan en Granada.

Mucho trabajo

Según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística, el año pasado estos órganos judiciales contabilizaron 66.583 asuntos ingresados en Granada, de los que 40.081 fueron de carácter civil y 26.502 concernientes a la jurisdicción penal. Las cifras muestran una tendencia a la baja en los tres últimos años. El año anterior, en 2014, se computaron 69.138 expedientes, mientras que en 2013 se alcanzaron los 73.883. Un volumen de papel que tienen que sacar adelante como mucho tres personas: el juez de paz, el secretario y en las poblaciones de más de siete mil habitantes también puede haber el apoyo de un funcionario del Cuerpo de Gestión Procesal de la Administración de Justicia.

¿Qué competencias tienen los Juzgados de Paz? Pues básicamente desempeñan funciones de Registro Civil como celebraciones de matrimonios o inscripciones de nacimientos y defunciones. En el ámbito de civil también se encargan de conocer en primera instancia asuntos de cuantía no superior a los noventa euros que, por su materia, no correspondan a los Juzgados de Primera Instancia e Instrucción. También desarrollan labores de conciliación y cooperación y auxilio judicial. En la esfera de lo penal, asumen el conocimiento y fallo de determinados juicios de faltas, y también actuaciones de prevención -por delegación y otras que señalen las leyes-.

Los ayuntamiento desempeñan un papel destacado en la gestión y mantenimiento de los Juzgados de Paz. A ellos les corresponde, por ejemplo, la provisión de medios materiales y humanos.

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