Edición

Borrar
Una joven corre para cruzar la primera de las dos carreteras que separan el PTS del Nevada.
Cientos de personas cruzan cinco carriles todos los días para ir del PTS al Nevada

Cientos de personas cruzan cinco carriles todos los días para ir del PTS al Nevada

La inexistencia de un paso para viandantes o ciclistas 'obliga' a jugarse la vida a ciudadanos que normalmente transitan de un lado hacia el otro

Jorge Pastor

Jueves, 30 de marzo 2017, 01:55

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Cuatro cientos metros. Ésa es la distancia que hay en línea recta entre el Hospital del PTS y el Nevada, dos equipamientos, uno dedicado a la salud y otro al comercio, por el que pasan a diario miles de personas y que se ha convertido en uno de los puntos calientes del tráfico en el área metropolitana de Granada. La inmensa mayoría de esos 'miles' se desplazan en coche -se supone que algún día también lo harán en metro-, pero también hay cientos que prefieren jugarse la vida atravesando a pie los cinco carriles que separan esas dos orillas, una situada en el término municipal de Granada y otra, en Armilla. Sí, 'jugarse la vida', en el sentido literal de la expresión, porque no dudan en cruzar a las bravas por el medio de dos carreteras, al no existir ningún paso acondicionados para los viandantes y los ciclistas. Es más, el tránsito de aquí para allá es constante a pesar de que hay señales verticales, con fondo amarillo reflectante, que advierten de 'circulación prohibida para peatones'.

Hay un plan be. Tampoco exento de importantes peligros. Ir de un lado a otro -la autovía A-44 pasa justo por encima- empleando la plataforma del metropolitano, una alternativa que también implica tener que vadear previamente la rotonda que distribuye los automóviles hacia el centro hospitalario, hacia la A-44 en dirección a Jaén o hacia Armilla, normalmente colapsada en horas puntas -se forman retenciones kilométricas a última hora de la mañana y de la tarde-. Hasta ahora, con los tranvías en las cocheras, la 'aventura' consistía en salvar la glorieta sin ser atropellado y luego seguir ya tranquilamente la senda de los raíles. Ahora conviene mirar constantemente hacia atrás por si viene un tren. Éste fue, precisamente, uno de los principales argumentos que esgrimió el consejero de Fomento de la Junta de Andalucía, Felipe López, para justificar que la puesta en funcionamiento del metro se demoraba nuevamente hasta el 15 de mayo. Felipe López argumentaba razones de seguridad porque las vías habían sido ocupadas durante años por vehículos o, en este caso, por personas. Éste es el perfecto ejemplo de ello -véase la foto de arriba-.

Estamos hablando de un problema grave. Primero y principal, porque de forma más o menos inconsciente la gente se expone a ser arrollada. Porque no medir bien la distancia puede implicar un accidente de fatales consecuencias. Y segunda porque, nuevamente, se prioriza la movilidad motorizada frente a la no motorizada -saludable y sostenible desde el punto de vista del medio ambiente-. Porque sí se construyen infraestructuras para los autos, pero no para los que se desplazan caminando o pedaleando.

«Me da mucho miedo»

Así lo entiende, por ejemplo, Antonio Fernández, que todos los días se monta en su bicicleta para dirigirse desde el Zaidín hasta su huerta en Alhendín, un viaje que le obliga a pasar sí o sí por esta intersección. «Me da mucho miedo que alguien me alcance», asegura Antonio, quien lamenta que las administraciones sigan apostando por un modelo de transporte que discrimina a los que prefieren ir andando o en bici. «Tendrían que haber hecho un paso subterráneo, igual que el que hay en la avenida de las Palmeras, enfrente del Nevada», explica Antonio Fernández. Idéntica opinión tiene Pilar, otra caminante que, después de valorar el riesgo de correr hacia la otra vera, prefirió desistir. «¿Y ahora qué hacemos?», le pregunta a su hija. «La solución pasa porque habiliten unos pasos de peatones regulados por semáforos», le responde al periodista.

Urge la adopción de medidas que eviten que allí pueda ocurrir una desgracia cualquier día. El Ayuntamiento de Armilla ya se adelantó a los acontecimientos hace un año. Anticipó el perjuicio causado a los ciudadanos que transitan a pie entre el PTS y la zona del Nevada, dos de los principales puntos de expansión urbanística tanto de la capital granadina como de Armilla. El consistorio de esta localidad solicitó a la Consejería de Fomento y Vivienda de la Junta de Andalucía que acometiera un paso inferior bajo la A-44, paralelo al ya existente por el que ahora discurre en pruebas el metro y dentro de mes y medio con servicios ya normalizados. En su momento la Consejería se mostró receptiva hacia esta petición y, según el propio Ayuntamiento, estaba estudiando la viabilidad de este proyecto o, en su defecto, posibles alternativas técnicas.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios