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Parque eólico situado en la comarca de la Alpujarra, cerca del municipio de Lanjarón.
El frenazo a las renovables reduce a cero la inversión en generación energética en Granada

El frenazo a las renovables reduce a cero la inversión en generación energética en Granada

La potencia instalada en parques eólicos, plantas termosolares, centrales hidroeléctricas... se mantiene invariable en 743 megavatios

Jorge Pastor

Jueves, 8 de diciembre 2016, 02:01

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Fue uno de los grandes mantras políticos en aquellos años de bonanza y crecimiento sin límites. El nuevo modelo de desarrollo se llamaba 'energía renovable'. Hasta 137.000 personas llegaron a trabajar en este sector en España. Un sector que también podría ser un importante revulsivo para la industria de Granada, un territorio al que le 'sobra' sol, viento y biomasa. Pero no. Tras registrarse años atrás incrementos interanuales de la potencia instalada superiores al treinta por ciento, la tendencia al crecimiento se frenó de forma drástica hace seis años. En 2007 Granada tenía infraestructuras para producir 407,7 megavatios gracias a recursos inagotables como la radiación solar o el aire. En 2012 este indicador había subido hasta los 735,22 megavatios. Fue entonces cuando vino el frenazo. El ejercicio 2014 se cerró con 742,77 megavatios y el año pasado, con unas cifras prácticamente similares (742,99).

Dos razones subyacen detrás de esta coyuntura: una obvia y otra más compleja. Se observa un estancamiento porque no están entrando en funcionamiento nuevas instalaciones. Y no hay nuevas instalaciones, con todo lo que ello implica en creación de puestos de trabajo, porque ya no estamos ante una prioridad para el Gobierno pese a los compromisos que, en teoría, obligan a que España avance hacia el famoso 20% a finales de esta década. Es decir, que las renovables supongan el 20% del 'mix' energético, que los niveles de ahorro lleguen al 20% y que se reduzca un 20% las emisiones de anhídrido carbónico a la atmósfera. Para lograr este objetivo se precisarían unos 16.000 megavatios más, de los que entre 400 y 500 se podrían alojar en Granada, según los expertos. Teniendo en cuenta que se estima una inversión de 1,5 millones de euros por cada megavatio, estaríamos hablando de un montante de entre 600 y 750 millones de euros. Esto es actividad productiva; o lo que es lo mismo, puestos de trabajo. Parece, por tanto, que las metas establecidas para el horizonte de 2020 son poco verosímiles habida cuenta de dónde nos encontramos en estos momentos. Los productores interesados tienen antes que pujar, después deben acudir al banco para solicitar la financiación y luego comprar las máquinas -que normalmente se fabrican según pedido-. Esto son unos tres años como mínimo.

El presidente de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA), José Miguel Villaring, comenta que «el parón se produjo a principios de 2012, cuando se constató que España tenía un exceso de potencia instalada». A ello se sumaba otra circunstancia no menos importante: una baja evolución de la demanda. Resulta muy relevante el hecho de que mientras que el Producto Interior Bruto de España aumenta un tres por ciento, el consumo eléctrico apenas sube un punto. Una lectura que, a juicio de Villaring, no tiene por qué ser negativa al generalizarse los principios de implantación de eficiencia tanto en pequeños como en medianos y grandes consumidores. El planteamiento es básico. ¿Para qué incentivar la fabricación de algo que no falta?

Ahora parece que el panorama está cambiando poco a poco. El Gobierno ya hizo una subasta en 2015. Y en principio estaba programado hacer dos en 2016 -la transitoriedad en el Ejecutivo durante tantos meses no han ayudando precisamente-. La primera se convocó el 14 de enero y se adjudicaron 700 megavatios. La segunda debería efectuarse antes de que finalice 2016. Queda un mes.

Planes sostenibles

Las empresas piden que el Gobierno haga planteamientos a largo plazo y sostenibles. Lo tienen claro: no se pueden cambiar las reglas del juego a mitad de la partida. Esto significa, básicamente, que los regímenes retributivos permitan afrontar fuertes desembolsos en la construcción de plantas que muchas veces requieren más de veinte años para amortizarlas. Las cuentas no salen con los únicos ingresos procedentes del mercado. Por eso se han frenado proyectos aquí mismo, en Granada. Eólicos, por ejemplo, quince. Unos 200 megavatios. Unos 300 millones de euros que se quedaron definitivamente en el cajón, durmiendo el sueños de los justos, porque las previsiones que se habían hecho los promotores, entre ellos grandes compañías multinacionales, se fueron al traste de la noche a la mañana. La gran perjudicada en aquel momento fue la comarca de Baza.

La producción energética de Granada se centra casi exclusivamente en las renovables, que generan 742,99 megavatios. Más de la mitad, 399,81 megavatios, tienen origen eólico. La termosolar aporta 149,70 megavatios, mientras que la participación de la fotovoltaica y la hidroeléctrica es de 96,69 y 95,57 megavatios, respectivamente. Por último aparece el biogás, con valores muy poco representativos (1,22 megavatios). Según la estadística que elabora la Agencia Andaluza de la Energía, estos parámetros se mantienen prácticamente constantes en los últimos tres años.

Granada cuenta con veinte parques eólicos. Los más importantes se localizan en Dólar, La Calahorra y Huéneja -su potencial productivo es de 200 megavatios-. Las centrales termosolares también se ubican en la misma zona. Concretamente en el término de Aldeire (149,70 megavatios).

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