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Grupo de voluntarios que trabajan en la recuperación de las acequias del Fargue.
Voluntarios del Fardes

Voluntarios del Fardes

Recuperan cauces de acequias para que sean hábitats de caballitos del diablo, anfibios y espacios para el desarrollo de la fauna del parque de Huétor

Juan Enrique Gómez

Martes, 6 de diciembre 2016, 01:57

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Es de color azul intenso, casi metalizado. Mide solo 3 centímetros de longitud, con dos pares de alas membranosas que le permiten volar a grandes distancias. Es un caballito del diablo bautizado con el nombre Coenagrium mercuriale. La desecación de arroyos y charcas, unido a la contaminación de los ríos ha provocado que se considere vulnerable a la extinción, y calificado como una de las especies de odonatos (libélulas y caballitos del diablo) más amenazadas de Andalucía. Salvar sus escasas poblaciones es el objetivo de un grupo de voluntarios que trabajan en un programa de recuperación de las acequias del río Fardes para reconvertirlas en hábitats para esta y otras especies que necesitan de cauces de aguas remansadas en zonas de ribera donde poder reproducirse.

Son jóvenes amantes de la naturaleza, en su mayoría biólogos y ambientalistas, que participan en un programa puesto en marcha por la Asociación Mustela, dedicada a la conservación y estudio de los ecosistemas mediterráneos, con la colaboración de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía y la Unión Europea, con el que se pretende la recuperación de hábitats y la generación de nuevos espacios para el desarrollo de la fauna autóctona, en este caso de la cabecera del río Fardes, uno de los cauces que aún conserva una alta calidad en sus aguas por lo que favorece el desarrollo de especies que en otros lugares no pueden sobrevivir.

«Intentamos recuperar una serie de acequias artificiales que se construyeron hace unos años para generar hábitats especialmente preparados para los adonatos, y en concreto para Coenagrium mercuriale, pero que fueron cegadas y destruidas por fuertes avenidas del rio», afirma Sergio Cortés Merino, que coordinaba el equipo de trabajo que junto a otros componentes de Mustela, como Sergio Martín, Manuel Caballero Cid, Laura Rodríguez y Carmen Gómez, junto a una decena de voluntarios,, retiraba la gran cantidad de materia vegetal y tierra acumulada en los cauces de estas acequias, situadas junto a la conocida Venta del Molinillo.

«Hemos quitado las piedras que habían obturado el paso de agua hacia la red de acequias. También se han limpiado las acumulaciones de juncos que destruyen las paredes de las acequias, y construimos rampas de acceso para que la fauna pueda acceder al agua», indica Laura Rodríguez. ()

Reportaje completo, datos, vídeos, fotogalerías, en Waste Magazine

http://waste.ideal.es/riofardes.voluntarios.htm

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