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El ‘eterno’ conductor de la Alpujarra

El ‘eterno’ conductor de la Alpujarra

Un vecino de Los Bérchules, de 88 años de edad, lleva 77 años conduciendo vehículos, primero durante el servicio militar, después para ganarse la vida como cosario y camionero y por último y hasta su jubilación de taxista realizando por toda España más de 3.000.000 de kilómetros

Rafael Vílchez

Jueves, 25 de agosto 2016, 09:45

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José Antonio Barbero Peinado nació en Los Bérchules el 13 de enero de 1928 y ha sido agricultor, cosario, camionero, taxista y carpintero metálico. Su esposa, Dolores Arana, además de atender a sus tres hijas y a su hijo (fallecido cuando ya era mayor) montó en el pueblo una tiendecilla de comestibles y de todo un poco para ayudar a la casa a salir adelante.

José Antonio pudo ir a la escuela, antes, durante y después de la Guerra Civil, hasta que cumplió los 14 años. Poco después comenzó a ayudar a su padre en las faenas del escalonado campo. El servicio militar lo realizó en Zaragoza y fue en este lugar donde logró sacarse el carnet de conducir vehículos. Cuando se licenció comenzó a trabajar de cosario con el camión que tenía su padre y que unos años antes este desempeñaba el mismo trabajo pero con bestias de carga desde Los Bérchules a Granada realizando el camino en invierno, en dos jornadas, desde su localidad por Cádiar, Torvizcón, Órgiva, Lanjarón, Béznar, Talará, Dúrcal, El Padul, Alhendín, Armilla y desde este lugar a la cercana capital de Granada. Durante el verano el trayecto lo hacia en un solo día por Sierra Nevada, por un camino de herradura que va casi recto a Granada capital y que el recordado escritor y jesuita de El Padul, el Padre Ferrer, lo conocía de memoria y le gustaba estudiar, fotografiar y andar cuando era joven.

El padre de José Antonio, conocido como el Cosario de Los Bérchules, llevaba en un principio a Granada capital habichuelas y huevos caseros de gallinas ponedoras y a la vuelta se traía de la capital azúcar, arroz y algunos encargos. En verano realizaba el trayecto Los Bérchules-Granada en un solo día y en invierno tardaba en llegar dos días por que los días eran más cortos de luz solar y más malos por las inclemencias del tiempo. Cuando José Antonio Barbero se hizo cargo del camión de su progenitor, un Dodge de 4.000 kilogramos de carga, también se encargó de transportar y vender papas de copo de nieve, principalmente, por ejemplo, a mayoristas como Los Regalos de Dúrcal. Eran tiempos en que Los Bérchules (municipio conocido como La Despensa de la Alpujarra) producía más de 2.000.000 de kilogramos de patatas de la sierra de excelente calidad.

José Antonio Barbero estuvo ejerciendo de cosario y de vendedor de productos del campo en infinidad de lugares durante siete años. Luego se colocó también de camionero en las no muy lejanas Minas del Conjuro y en este lugar permaneció seis años. Después se hizo taxista y los tres vehículos que pasaron por sus manos fueron ampliados y adaptados para que tuvieran ocho plazas. El viaje a Granada costaba 30 pesetas de las de antes. José Antonio también ayudó a su hijo (ya fallecido) en la carpintería metálica y de aluminio que montó para ganarse la vida en Los Bérchules.

José Antonio recorrió toda España con su taxi cuando las carreteras no eran muy buenas y los vehículos se rompían mucho. Esta excelente persona asegura que ha realizado más de 3.000.000 de kilómetros por toda España y que nunca ha tenido que dar parte al seguro por que no le ha pasado nada mientras conducía. Cuando José Antonio era joven en Los Bérchules, Cádiar, Ugíjar y Órgiva, por ejemplo, había un camión en cada pueblo de pequeño tonelaje dedicado al transporte y propiedad de varios cosarios y transportistas. Eran otros tiempos donde Los Bérchules cuadriplicaba el número de habitantes que existen ahora, había infinidad de vaqueros y ganaderos y se labraba todo el campo teniendo que venir a este lugar a trabajar en las faenas agrícolas centenares de personas, principalmente, de la zona almeriense de Dalias.

José Antonio Barbero se siente muy orgulloso de su pueblo, de sus amigos, de su pasado, de su huerto que mima todos los días, de seguir conduciendo su vehículo por la tierra que le ha visto nacer, crecer y envejecer y, como no, de su familia y sus tres hijas, dos de ellas residentes en la bella localidad de Dúrcal y la otra en un lugar maravilloso como es Málaga.

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