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Los jardines de Al-Andalus fueron diseñados para aportar a los hombres y mujeres cinco grandes beneficios.
El encanto desconocido del 'Generalife Chico'

El encanto desconocido del 'Generalife Chico'

Fue creado por Yusuf, jardinero de la Alhambra, y padre de Fátima, esposa del príncipe Benalí; y está situado en Vélez de Benaudalla

Rafael Vílchez

Domingo, 12 de junio 2016, 00:23

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El Jardín Nazarí de Vélez de Benaudalla, conocido como el Generalife Chico, se ha convertido en unos de los principales atractivos del municipio. Este precioso espacio constituye un ejemplo excepcional de jardín hispano-musulmán y cuenta con un valor histórico destacable. Vélez de Benaudalla significa Valle de los hijos de Alá. Esta precioso localidad famosa también por sus pestiños y repostería morisca, restaurantes, festejos, representación de moros y cristianos, miel y productos del campo, fue conquistada por los Reyes Católicos y cedida a titulo de señorío a don Juan de Ulloa.

Los jardines de Al-Andalus fueron diseñados para aportar a los hombres y mujeres cinco grandes beneficios: el espiritual (ya que el jardín es la visión terrenal del paraíso), el estético (paisaje generado para estimular todos los sentidos e inspirar la creación artística), el psicológico (ambiente que invita a la contemplación, la relajación y el descanso), el botánico y científico (lugar idóneo para aclimatar y procesar especies traídas de tierras lejanas), y el alimenticio (el huerto, parte imprescindible del jardín nazarí, era la zona donde crecían y siguen creciendo plantas aromáticas, condimentos, frutales y productos hortícolas). En este lugar existen también estrechas sendas escalonadas que atraviesan grutas de estalactitas y un salón de exposiciones, entre otras cosas.

El agua del Jardín Nazarí parte de un eje fundamental, constituido por una acequia de libre traza que se adapta al terreno y de la que fluye por diversos ramales mediante ingeniosos artificios todo el sistema de riegos de la huerta y de alimentación de estanques, fuentes, surtidores y cascadas. El sonido del agua se entrelaza con aromas de las flores. Hoy en día este espacio se ha restaurado y reinterpretado, recuperando el espíritu nazarí que le dio origen. En este lugar existen numerosas especies vegetales como: acacias, palmeras datileras, arrayanes, celindos, adelfas, violetas, jazmines, rosales, hiedras, lavandas y tomillo, así como habas, lechugas, caldos, berenjenas, cebollas, pepinos, espinacas, calabazas

Según la leyenda, en Vélez de Benaudalla habitaba hace siglos un príncipe nazarí llamado Benalí emparentado con los reyes de Granada por lo que fue invitado a la Alhambra para celebrar durante cinco días una de las victorias del ejército musulmán. Benalí aprovechó los ratos libres para pasear por los jardines de la Alhambra. Una mañana estando en el Generalife vio como un jardinero de avanzada edad que trataba de recoger con dificultad un brazado de ramas resbalaba cayendo a una acequia. Benalí corrió a socorrerle al tiempo que avisó a otro jardinero presente en la zona para que le ayudase a levantarlo.

Yusuf, que era como se llamaba el jardinero accidentado, se había roto una pierna en la caída, pero no se atrevía a quejarse delante del príncipe para no ofenderlo en sus lamentos. No obstante, Bepalí se percató de su sufrimiento y pidió al otro jardinero que avisara al médico de la Alhambra, pero este se negó a hacerlo ya que ellos eran sirvientes y no podían acceder a tales servicios. Entonces, cayendo en la cuenta de las diferencias sociales de cada uno de ellos, el príncipe nazarí buscó unas ramas gruesas para entablillar la pierna herida y acompañarle hasta su casa situada en el Albaicín, donde Fátima, hija del jardinero Yusuf, esperaba angustiada su regreso.

Benalí le indicó que sería necesario que le viera un médico, y que no se preocuparan del coste de los honorarios: Su padre le dijo- será atendido por el médico de la Alhambra que es buen amigo mío. Fue entonces cuando Fátima descubrió que su benefactor era una persona de la nobleza nazarí, inclinando rápidamente la cabeza en señal de obediencia y respeto. El médico llegó en poco tiempo y rápidamente puso los huesos en su lugar, entablillando la pierna con vendas y cañas y prescribiéndole un poco de adormidera (una planta que se cría en el campo) para paliar el dolor.

Los días pasaron, Benalí visitó al viejo jardinero y al tiempo que su pierna se recuperaba, la amistad entre ellos crecía y amor por Fátima también, hasta que un día el príncipe tuvo que partir a sus tierras, no sin antes prometerle a Fátima que volvería a casarse con ella. Los meses pasaron hasta que un día Benalí regresó para pedirle a Yusuf la mano de su hija, respondiendo el jardinero que su hija no poseía más que su cariño, y el príncipe le contestó que era lo único que esperaba de ella. Se acordó por tanto el matrimonio entre ambos, y Yusuf que sabía de la pasión de Benalí por los jardines del Generalife le sorprendió con una sorpresa: Como no puedo dotar a mi hija con tesoros ni piedras preciosas y mi fortuna empieza y acaba en mis manos, permíteme que te regale lo mejor que puedo ofrecerte: un pequeño jardín en tus tierras para disfrute de los sentidos. Y así fue como se creó el Jardín Nazarí de Vélez de Benaudalla.

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