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Armilla ha sido uno de los municipios en los que ha crecido la población en el último año.
El Cinturón pierde 6.700 habitantes pero crece la población en la franja entre Armilla y la Sierra

El Cinturón pierde 6.700 habitantes pero crece la población en la franja entre Armilla y la Sierra

Comunicaciones, equipamientos, cercanía a Granada y metro, principales razones de este 'movimiento' de la aglomeración urbana

Jorge Pastor

Lunes, 30 de mayo 2016, 00:24

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Frente a los teóricos de la recuperación, muchas variables evidencian que demasiadas familias aún no han salido de la crisis. Ahí están, sin ir más lejos, los datos de la Encuesta de Población Activa conocidos el mes pasado y que muestran que la friolera de 51.300 hogares granadinos tienen parados a todos sus miembros en edad de trabajar. Y ahí están otros indicadores, como los relativos al padrón, que indican que mucha gente se está marchando en busca de mejor fortuna. Es un problema que afecta a buena parte del territorio granadino, pero que resulta especialmente relevante en la gran aglomeración que conforma la capital y las treinta y dos localidades que la rodean, donde vive prácticamente el sesenta por ciento de la población de la provincia. El área metropolitana fue un polo de atracción en los 'años buenos'. En estos pueblos se podían comprar pisos hasta un cuarenta por ciento más baratos que en la misma Granada. Pero la 'fiesta' del ladrillo terminó y el desempleo se disparó por encima del treinta por ciento. Y de aquellos polvos vinieron estos lodos. Según las últimas estadísticas, el cinturón de Granada ha perdido 6.710 residentes en un año, pasando de 292.138 a 285.419. La tendencia contraria a la de aquel periodo de la 'década dorada' y que llevó a Armilla, por ejemplo, a ganar más de 9.000 habitantes en apenas un decenio.

Las cifras oficiales que publica el INE proporcionan una serie de claves realmente interesantes respecto a lo que está sucediendo. Y una de ellas es que este descenso en los empadronamientos en todos estos términos que colindan con Granada no es homogéneo. Se podría hacer perfectamente una división. De Armilla hacia las faldas de Sierra Nevada, que geográficamente se correspondería con la franja Sur, y de Armilla hacia Colomera, hacia el Oeste. En la primera cada vez hay más gente y en la segunda, menos.

Pongamos el foco en las dos poblaciones donde esta tendencia inversa se hace más evidente y despejaremos unas cuantas incógnitas respecto a esta coyuntura. Según el INE, en las dos últimas revisiones padronales realizadas, referidas a las fechas del 1 de enero de 2014 y 1 de enero de 2015, Armilla cuenta con 448 afincados más, hasta alcanzar un total de 23.623, la cifra más alta de su historia. La procedencia de todos ellos, de los que estaban y de los nuevos, resulta muy significativa. El diecinueve por ciento son naturales de Armilla, mientras que el cincuenta y tres por ciento remanecen de Granada. También suma cada vez más extranjeros. Aunque la colonia principal de inmigrantes es la marroquí, ya se contabilizan 900 chinos. El alcalde Gerardo Sánchez reconoce que la principal razón de que Armilla roce las 24.000 almas se llama 'vivienda'. O mejor dicho, se llamaba 'vivienda'. Sí, conviene hablar ya en pasado porque, según confirma el propio Sánchez, la oferta inmobiliaria está casi agotada. «A los bancos no les queda prácticamente nada», asegura. Sánchez también señala que este crecimiento tiene fecha de caducidad. «Apenas queda sitio para construir más casas», refiere el primer edil, quien agrega que la pretensión de Armilla no es convertirse en la gran ciudad dormitorio de Granada, sino en un lugar habitable y con los mejores servicios posibles: «Ser más nos aportaría más ingresos, pero nuestro modelo va en otra dirección». En este punto conviene recordar que el Plan de Ordenación del Territorio de la Aglomeración Urbana de Granada (Potaug) ya ponía coto a la expansión urbanística sin límites, a fin de proteger zonas de gran valor paisajístico, turístico y agrícola como la Vega de Granada.

Comunicaciones

A juicio de Gerardo Sánchez, el poder de atracción de esta banda comprendida entre Armilla y Sierra Nevada se debe a la confluencia de varias circunstancias. La primera es la concentración de grandes equipamientos en un área relativamente pequeña. Entre ellos, el Parque Tecnológico de la Salud (PTS) y el hospital, la apertura de grandes centros comerciales, las rápidas comunicaciones por carretera con Granada y la puesta en servicio del Metropolitano, cuya explotación se iniciará en diciembre, tal y como han reiterado en las últimas semanas varios altos cargos de la delegación del Gobierno y de la consejería de Fomento de Junta de Andalucía. Por todo ello, municipios como Armilla, La Zubia, Ogíjares, Cájar, Gójar, Alhendín, Las Gabias y Churriana sumaron habitantes en el último año. Entre todos ellos, casi 1.300.

En el otro lado de la balanza, siguiendo el recorrido de la autovía A-44 en dirección hacia Jaén, encontramos los que restan oriundos. No todos, pero sí en su conjunto. Centrémonos ahora en Santa Fe que, según el INE, redujo 101 habitantes en el periodo de doce meses que estamos analizando. Su regidor Manuel Gil manifiesta que la evolución negativa se está atenuando respecto a estos años atrás. «A pesar de ello, estamos preocupados», reconoce. «En Santa Fe, por su ubicación como nudo de comunicaciones, su proximidad al aeropuerto y el potencial que supone tener dos polígonos, teníamos que estar en 18.000 o 19.000». «Aquí no se produjo un desarrollo basado en la burbuja inmobiliaria como en otras partes», subraya Manuel Gil, quien añade que el objetivo del Ayuntamiento es trabajar para que Santa Fe ocupe ese puesto que se merece. Por lo pronto, el Consistorio está promoviendo la redacción de un plan estratégico que permita sacar el máximo partido de los recursos que tiene Santa Fe, «orientados finalmente a la creación de actividad productiva y la generación de puestos de trabajo». En esta misma línea se ha previsto la puesta en marcha de una oficina que favorezca el emprendimiento y la ejecución de proyectos que emanen tanto de la iniciativa pública como de la privada.

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