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Carlos Morán
Viernes, 25 de septiembre 2015, 00:44
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El pasado mes de julio, Bernard Atwell realizó una visita fugaz a Granada para asomarse al vacío en el que murió su hija Kleyo de Abreu cuando practicaba 'puenting'. El fatal accidente se debió a una presunta imprudencia de los responsables de la empresa que había organizado los saltos. Bernard, de nacionalidad británica, depositó 23 rosas blancas, una por cada año de vida de la joven, en el puente de Tablate, cerca de la localidad alpujarreña de Lanjarón. Ya entonces comentó a los medios de comunicación de su país que se había propuesto hacer todo lo posible para evitar que volviera a producirse una tragedia similar, un anuncio que ahora se ha traducido en su personación en la causa abierta por un juzgado de Órgiva para esclarecer los hechos, según confirmaron fuentes judiciales a IDEAL.
La decisión del padre de Kleyo de Abreu significa que su abogado podrá conocer todos los entresijos de la investigación, proponer pruebas y oponerse a que se acordase un hipotético archivo de la causa. Es decir, que la familia de la infortunada joven va a tener una parte activa en la instrucción del caso como acusación particular.
De momento, y tras recibir el informe de la Guardia Civil que imputaba a un monitor y el dueño de la empresa cuyos servicios había contratado la víctima, el juzgado abrió diligencias por la presunta comisión de un delito de imprudencia grave y ordenó una serie de pesquisas. En este sentido, la jueza encargada de las pesquisas ha empezado a reunir los testimonios de las personas que saltaron desde el puente de Tablate antes de que lo hiciera Kleyo de Abreu. Se da la circunstancia de que varios de esos testigos residían fueran de Granada, concretamente en provincias como Málaga o Valladolid.
Medidas de seguridad
Asimismo, los dos imputados, el instructor que supervisaba la actividad cuando se produjo el accidente y el dueño de la empresa organizadora del evento, deberán prestar declaración en el juzgado en los próximos días.
Kleyo de Abreu, una joven londinense de 23 años, murió tras saltar desde el puente de Tablate amarrada a unas cuerdas elásticas que, por causas que está intentado aclarar un la justicia, no impidieron que su cuerpo chocase violentamente contra la estructura. Ocurrió el pasado mes de julio y la joven británica fue la primera víctima del 'puenting' registrada en Andalucía.
De inmediato, la Guardia Civil inició una investigación que culminó con la imputación de un monitor y del propietario de la empresa que organizó el salto por la presunta comisión de un delito de homicidio imprudente. Los agentes del instituto armado llegaron a la conclusión de que «no se garantizaron todas las medidas de seguridad necesarias».
El informe de la Benemérita determinó que, siempre presuntamente, el monitor, que tenía a su cargo a catorce jóvenes «saltadores», «no ejecutó su función con los debidos cuidados y precauciones».
Los investigadores también estimaron que había posibles indicios de responsabilidad penal en la conducta del dueño de la empresa, ya que había un solo instructor al frente de la numerosa expedición. Así las cosas, el accidente mortal se habría producido, según las averiguaciones del instituto armado, cuando el monitor, después de colocar el los enganches a la infortunada joven, se dirigió al otro extremo de la carretera para tensar las cuerdas que debían sujetarla, pero, por una falta de entendimiento, ella saltó al vacío y se golpeó mortalmente.
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