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Los puentes del milenio

Los puentes del milenio

Desde el medievo, una estructura de piedra salva el cauce del río Dúrcal, como lo hacen sus modernos congéneres de metal y asfalto

Juan Enrique Gómez

Domingo, 23 de agosto 2015, 01:34

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El sonido del agua no logra acallar el recuerdo ancestral del paso de caballerías, del roce de las ruedas sobre los guijarros y el silbido de los arrieros, que durante siglos utilizaron un pequeño puente para cruzar las aguas que desde las cumbres de Sierra Nevada bajan rápidas por el cauce del río Dúrcal. En el barranco de los Molinos, en la puerta de acceso a la localidad, discurre bajo grandes tajos de paredes verticales que protegen un ecosistema de ribera y genera un canal verde de enlace desde las sierras a los valles y cerros abiertos de las tierras de Lecrín, donde se convierte en el río Ízbor. Es una humilde construcción que los vecinos de Dúrcal conocen como el puente romano, aunque no hay referencias históricas que lo sitúen más allá de los primeros años de la creación del Reino de Granada, cuando se consolidaron los caminos de acceso hacia la Alpujarra. Más de un milenio de uso como paso obligado para llegar desde los llanos de Marchena a las tierras de Dúrcal y trazar lo que más tarde se calificó como Camino Real. Fue precursor de obras de ingeniería que han hecho de ese barranco uno de los enclaves donde hay una mayor concentración de viaductos de toda la provincia de Granada.

El puente medieval, de un solo ojo y escasa luz, está bajo los tajos y entre las alamedas. Es un espacio natural que ofrece la posibilidad de conocer el interior de las riberas, con sauces, fresnos, zarzamoras, juncales y prados efímeros en los que crecen decenas de especies que dependen de la humedad y los periodos de inundación. El camino se hace por la vertiente oeste del barranco, entre las huertas y cortijos de la llamada ruta verde, que parte desde la carretera antigua hacia Dúrcal, bajo el actual puente de hormigón, un acceso que ocupa la antigua vía hacia la Alpujarra y baja hasta el río.

Lee el reportaje completo en el canal de naturaleza Waste (entra aquí).

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