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Los nuevos bancos colocados en la céntrica Plaza de Gracia.

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Los nuevos bancos colocados en la céntrica Plaza de Gracia. Ramón L. Pérez

La imagen renovada de uno de los lugares más transitados de Granada: «En verano te quedabas pegado y daba un calor horroroso»

La pasada semana se cambiaron los tradicionales bancos de hierro por otros nuevos de madera en Plaza de Gracia

Sarai Bausán García

Granada

Martes, 10 de abril 2018, 12:29

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Eduardo y Pepe llevan años pasando las mañanas sentados en el que ya consideran su banco de la Plaza de Gracia en busca de un entretenimiento que llene sus días de merecida jubilación. Desde el asiento en el que permanecen día sí y día también desde hace tanto tiempo que ya ni recuerdan cuándo comenzaron, tienen una vista privilegiada del entorno: ven a las parejas que se sientan a su alrededor a disfrutar de algo de intimidad, a los niños que juegan vigilados por sus padres y abuelos en el parque infantil situado a escasos metros, a los viandantes que se cruzan en su camino durante su trasiego matutino... Allí, en invierno disfrutan de los pocos rayos de sol que se escapan entre las nubes y en verano de algo de sombraje que les libra del sofocante calor granadino. Pero aunque la localización es la misma, ese banco que desde años es su compañero de mañanas ha cambiado para siempre.

Desde la pasada semana, los tradicionales bancos de hierro que tiempo atrás habían llenado la plaza han sido eliminados y sustituidos por unos nuevos de madera. Los trabajadores y vecinos de la zona no se ponen de acuerdo con el día exacto en el que fueron cambiados. En una de las terrazas se señala que fue el jueves, en otro bar, entre el miércoles y el viernes. Pero Eduardo y Pepe lo tienen claro: el cambio se produjo el viernes «en un ratico de nada». «A nosotros nos parece genial que lo hayan cambiado porque los de antes ya estaban fatal ya que llevaban mucho años aquí. Además, eran más bajitos que estos nuevos y para nosotros era un suplicio cada vez que nos levantabamos», señala Eduardo.

Un cambio necesario

Son las 11 de la mañana y los primeros clientes empiezan a sentarse en las mesas dispuestas por toda la Plaza de Gracia. Los jóvenes que hacen un descanso de sus clases se aproximan a los bancos para charlar y disfrutar del escaso sol. Hoy, todos ellos pueden ver una imagen renovada y mejorada de uno de los lugares más transitados de la capital. En esta «nueva plaza» no solo se han cambiado los viejos bancos por otros nuevos, sino que, además, a los que ya había se han sumado dos más situados ahora en uno de los extremos de la plaza. «A nosotras nos hizo gracia verlos ahí, situados junto al parquímetro de la plaza, porque parece que lo hayan puesto para los que esperan para poner el tiquet de Ora», comentan Mari Carmen y María José, dos camareras de otro de los bares del entorno.

«La verdad es que el cambio es a mejor y necesario porque los otros ya estaban fatal y en el verano al ser de hierro te quedabas pegado y daba un calor horroroso y en invierno la lluvia y el frío hacía imposible sentarse», añaden. Para ellas, éste es un buen paso para mejorar la imagen del que es su lugar de trabajo, pero creen que existe otro punto a incentivar para que realmente la plaza sea una zona adecuada para la clientela y los vecinos: la limpieza. «Nosotras echamos mucho en falta la limpieza aquí. Es verdad que vienen las máquinas barredoras diariamente y la iglesia que hay junto a la plaza siempre está impoluta, pero el resto nunca lo limpian con mangueras a presión y eso hace que las losetas estén siempre sucias y que en verano esto sea insoportable y se llene de moscas», indican.

Nuevas peticiones

Para Pepe y sus compañeros, el cambio ha sido más que positivo, pero aún se podría mejorar más. Lo próximo que les gustaría que sucediera en adelante, e incluso piensan en llevar un escrito al Ayuntamiento para ver si se lo conceden, es que les pongan otro banco frente al que se sientan diariamente para poder estar cara a cara entre amigos, así como un sombraje para poder seguir reuniéndose en verano. «Cuando vinieron a poner los bancos les pedimos que pusieran otro aquí enfrente para vernos las caras pero nos dijeron que tenían que seguir el plano que les habían hecho. Para la próxima queremos eso, el sombraje e, incluso, un mesita en medio para las cervecitas. Será por pedir...», comenta Pepe despertando la risa de sus compañeros. No necesitan más. Una plaza, unos bancos nuevos y un buen rato entre amigos. Son de sueños sencillos.

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