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por crímenes en las décadas de los 80 y los 90

La Audiencia Nacional inicia el proceso sobre el presunto genocidio de China en el Tíbet

El juez Moreno ha interrogado hoy a uno de los testigos, el director de la Fundación Casa del Tíbet de Barcelona, Thubten Wangchen

EFE | MADRID

Lunes, 5 de junio 2006, 02:00

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El juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno ha comenzado hoy a investigar el supuesto genocidio perpetrado por el Gobierno chino en el Tíbet durante las décadas de los ochenta y de los noventa, con el interrogatorio como testigo del director de la Fundación Casa del Tíbet de Barcelona, Thubten Wangchen.

En su comparecencia ante el juez, quien también ha librado comisiones rogatorias a Reino Unido y Canadá para poder interrogar a otras víctimas y testigos del supuesto genocidio, Wangchen se ha limitado a ratificar los hechos expuestos en la querella interpuesta en la Audiencia Nacional por el Comité de Apoyo al Tíbet (CAT) contra siete dirigentes chinos, entre ellos el ex presidente, Jiang Zemin. A la salida, el exiliado tibetano, nacionalizado español y personado en la causa como acusación particular, comentó a los periodistas que se trataba de "un día histórico" porque "por primera vez" un tibetano podía contar a un juez lo ocurrido en el Tíbet en los años a los que se refiere la querella.

Según él mismo declaró ante el juez, el objeto de la querella no es tanto obtener la entrega a España de los miembros del Gobierno chino contra los que va dirigida, sino que lo que se pretende es que "se hable de lo ocurrido en el Tíbet a nivel internacional" para que "el Gobierno chino reconozca sus errores y empiece a respetar los derechos humanos". A su juicio, al Gobierno chino, al encontrarse en plena expansión económica, "no le interesa que se hable del Tíbet", del que, lamentó, "sólo se conoce a los lamas o la espiritualidad", pero "la gente desconoce el sufrimiento del pueblo tibetano", cuya represión persiste todavía "porque no hay libertad de expresión, ni de educación, ni de religión" e, incluso, tener una foto del Dalai Lama es delito.

Precisamente, Wangchen relató al juez cómo en 1987, tras regresar al Tíbet como guía turístico de empresarios españoles, fue detenido y amenazado de muerte por llevar una fotografía del Dalai Lama, aunque finalmente logró que le liberaran para evitar un incidente diplomático con España.

Informes de la ONU sobre el Tíbet

Además del interrogatorio de testigos, el juez, a instancias del fiscal, ha solicitado también al Ministerio de Asuntos Exteriores que informe sobre los documentos y resoluciones de Naciones Unidas sobre el Tíbet y sobre los cargos desempeñados por los querellados, así como cualquier información que tenga sobre víctimas tibetanas.

La Audiencia Nacional se declaró el pasado 10 de enero competente para investigar el genocidio denunciado ante la imposibilidad de que pudiera ser investigado por tribunales chinos o por el Tribunal Penal Internacional. La sección cuarta de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional obligó así al juez Ismael Moreno a admitir a trámite la querella que él en un principio acordó archivar al considerar que la Justicia española no era competente para investigar estos hechos. Según el tribunal, de los datos descritos en la querella se desprende que los hechos pueden constituir un delito de genocidio que debe ser investigado, así como la competencia de la Audiencia Nacional para hacerlo "atendiendo a los postulados y principios de la sentencia del Tribunal Constitucional (TC)" que estableció la jurisdicción española en este tipo de delitos aunque no haya víctimas españolas.

La jurisdicción española está avalada en este caso, proseguía la resolución, por la "inoperancia de la jurisdicción china" en la investigación de la presunta represión denunciada, así como por la imposibilidad de actuación de la Corte Penal Internacional al tratarse de hechos anteriores a su entrada en vigor y al no haber suscrito ni China ni el Tíbet el Estatuto de creación de dicho Tribunal. Que los hechos denunciados sean constitutivos de genocidio se sustenta en los repetidos intentos de Naciones Unidas de buscar una solución a la situación en el Tíbet, no sólo ante la invasión china, "sino ante los sucesos atentatorios contra los derechos humanos al pueblo tibetano efectuadas tras la llegada del Dalai Lama y su gobierno al exilio", indicaba la Sala.

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