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José Jiménez Reyes, 'El Mananas' (d), despide con el saludo franquista a otro curioso personaje, José Castro apodado 'Al Capone', a su salida de los juzgados. GONZÁLEZ MOLERO
Fotomatón en Reyes Católicos

Fotomatón en Reyes Católicos

Como en cualquier otro lugar de España, Granada tuvo sus personajes predemocráticos, un puñado de nostálgicos que se resistieron a la libertad y que fueron engullidos por la democracia

TITO ORTIZ

Jueves, 17 de agosto 2017, 01:17

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Era 'Matajacas', un subteniente del ejército de tierra que presumía de lucir La Cruz Laureada de San Fernando, la máxima distinción española para hechos heroicos de guerra que sólo una persona más tenía concedida: el general Franco. 'Matajacas' decía haberla obtenido por su valentía en la defensa del Peñón de La Mata, en Cogollos Vega. Hasta casi la década de los años setenta del siglo pasado, 'Matajacas', se paseaba por el centro de Granada con su uniforme militar, a lomos de una jaca blanca perfectamente adiestrada para su recorrido, que comenzaba en las bodegas Castañeda, donde el subteniente daba cuenta de su acreditado vermut, mientras la jaca permanecía paciente en la puerta de la calle Almireceros. Sobre el brioso corcel, proseguía el recorrido hasta el bar 'Jandilla', donde después del chato de vino la desataba de la aldaba en puerta del Corrral del Carbón y, andando, se dirigían ambos hasta el cercano 'Cisco y Tierra'. La jaca siempre dos pasos atrás del militar, como manda el reglamento. Era aquel el momento que aguardaba 'El Mananas' con su mono azul, el yugo y las flechas de Falange en el pecho y sus botas militares acharoladas, para dejar impecables las de montar de 'Matajacas'.

Jaca blanca albina

El animal aguardaba paciente en la puerta de la Casa de Socorro, hasta que su amo le silbaba, y ésta se disponía a ser montada hasta 'Los Mariscos', junto al teatro Cine Regio, donde don Mariano Méndez salía a acariciarle sus blancas crines. La siguiente estación era el club taurino, donde 'Matajacas' ya no descabalgaba, y se hacía servir en la puerta el caldo correspondiente. De ahí, a la taberna del Elefante, en Puerta Real, en la que el bueno de Enrique y su mujer, Encarna, atendían con esmero al habitual cliente, no sin elogiar la extraordinaria doma de aquel animal bendito, henchido de paciencia, que con solo un gesto de su dueño sabía lo que tenía que hacer. Sobre la cabalgadura de nuevo, el borlo de su gorro de barco le iba golpeando la nariz al ritmo sereno de la yegua postinera y elegante, que era la envidia de todos los paseantes. Y de esta guisa, el animal proseguía su ruta hasta la puerta de la basílica de nuestra patrona, donde sin ser avisada giraba su cuerpo a la derecha para enfrentar la puerta y, con el jinete sobre sus lomos, la jaca se arrodillaba de sus manos delanteras, haciendo genuflexión a la Virgen de las Angustias mientras 'Matajacas' permanecía en el primer tiempo del saludo militar. Arrancados los aplausos de los presentes al comprobar aquella escena, la jaca recuperaba su posición erguida, y lentamente giraba hacia la puerta del bar de los hermanos 'Granados', donde su jinete repostaba de nuevo. Allí aguardaría una vez más paciente, atada a la reja.

Sede de Falange

Mientras, El 'Mananas' permanecía en Reyes Católicos, frente a los balcones donde ondeaban las banderas de Falange y preconstitucional española, en el primer tiempo del saludo fascista, brazo en alto, con la mirada en el infinito, y así aguantaba hasta que pasaban 'El Palanca' y 'Al Capone' en un soberbio Dodge 3700.

En el parabrisas llevaba una foto de Franco y otra de José Antonio Primo de Rivera, con un letrero que decía: «Este coche está al servicio de los españoles». En el salpicadero, de manera bien visible, se mostraba una copia del testamento que Franco había dejado a su muerte, para que los españoles fuéramos 'buenos' y no nos descarriáramos. Uno de los ultras más significados de Granada era Carlos Jiménez Palanca, expulsado de Falange por violento militante de Solidaridad Española, partido que lideraba el ex teniente coronel Antonio Tejero Molina. También destacaban José María Caballero, entonces jefe de Falange; José Castro Ortega, 'Al Capone', militante de Solidaridad Española, y Francisco José Bolaños Pérez.

La cúpula de la Jefatura Superior de Policía de Granada la ostentaba el comisario Juan José Lesmes, que procedía de la Brigada Político-Social, encargada de perseguir a los demócratas durante la dictadura franquista. En aquellos años, la extrema derecha protagonizó en Granada numerosos altercados. Entre otros, las agresiones en 1984 a personas que asistían a una representación de 'Els Comediants', el sostenido por el subcomisario, Manuel Palomo Junco, quien, acompañado de varios ultraderechistas, obligó pistola en mano a cantar a los clientes de una whiskeria el 'Cara al sol'. Habían sido incendiadas ocho sedes de partidos políticos, centrales sindicales y el cine Regio, cuando se proyectaba la película 'El caso Almería'. Ésta también es la historia de nuestra tierra y sus gentes.

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