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JORGE PASTOR
El mayor túnel del viento de España soplará en Granada

El mayor túnel del viento de España soplará en Granada

El Parque Metropolitano albergará antes de que acabe el año el mayor túnel del viento de España, donde infraestructuras, edificios y deportistas se someterán a corrientes de aire de hasta 200 km/h

Jorge Pastor

Granada

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Domingo, 1 de julio 2018, 02:01

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Imagínese por un momento que Eolo, el dios del viento, pega un soplido muy fuerte en un tubo de ensayo. Pues bien, fabulaciones y metáforas mitológicas a parte, esto es básicamente un túnel del viento, un artefacto, valga la expresión, que reproduce dentro de una estructura cilíndrica las corrientes de aire que se registran en la atmósfera para optimizar y asegurar la integridad de edificios y grandes infraestructuras, o lograr los mayores rendimientos en actividades deportivas como pueden ser el esquí o el ciclismo. Ahora hay dos en España. Uno está aquí, en la capital granadina, dependiente de la Universidad, y otro en la Universidad Politécnica de Madrid. ¿Cuál es la novedad? Que si todo va como debe ir, antes de que acabe el año habrá un tercero. También aquí, en el Parque Metropolitano Industrial y Tecnológico situado en Escúzar, a apenas media hora en coche de Granada, con la singularidad de que será, con gran diferencia, el más grande de España. Se llamará Simulador Ambiental de Vientos Extremos (SAVE).

Por lo pronto la nave-laboratorio que lo albergará, prácticamente finiquitada y que ocupa una parcela de 3.500 metros cuadrados, ya es todo un espectáculo por su juego de paneles cristalizados en azul de diferentes tonalidades y por una cubierta triangular, a dieciocho metros de altura, que evoca uno de los grandes emblemas de Granada, el pico del Veleta, un lugar, por cierto, donde Eolo y sus soplidos acuden con asiduidad.

El túnel del viento de Escúzar supondrá una inversión de cuatro millones de euros

Detrás de estas instalaciones, que se situarán muy cerca del futuro acelerador de partículas -en el supuesto de que la candidatura española sea la elegida frente a la japonesa-, está la compañía Oritia & Boreas, una empresa vinculada a la UGR y cuyo socio tecnológico es la Western University de Canadá. Esta compañía granadina presta sus servicios de consultoría eólica para reconocidos arquitectos como Norman Foster, César Pelli, Toyo Ito, David Chipperfield, Rafael de la Hoz o Santiago Calatrava. Y ha participado en el diseño de rascacielos de hasta 250 metros de altura como la torre O-Tower de Rabat (Marruecos) y en puentes atirantados de gran longitud como Rande de Vigo (1.558 metros), cuya ampliación fue inaugurada hace unos meses, o el más cercano de la Bahía de Cádiz. Sus clientes se reparten por todo el mundo: Canadá, Estados Unidos, Colombia, México o el Mar del Norte.

Inversión

Pero volvamos a Escúzar, donde Oritia & Boreas, que desde sus inicios nunca ha repartido beneficios para dedicar sus ganancias al SAVE, ha previsto una inversión cercana a los cuatro millones de euros con el apoyo del ministerio de Economía, mediante un préstamo a largo plazo, y la Junta de Andalucía, a través de una subvención. Con este dinero se acometerá el SAVE, donde se integra lo que se ha denominado el Laboratorio Aerodinámica Civil Industrial Ambiental y Deportiva (LACIAD).

El proyecto contempla realmente tres túneles de una envergadura conjunta de cincuenta metros y secciones de diez, cuatro y tres metros, respectivamente. Se fabricarán en acero -ya están tendidos longitudinalmente los armazones que los cobijarán- y los interiores serán de madera, un material fácilmente adaptable a las necesidades de las pruebas que se realicen y de los resultados que se pretendan obtener. Los 'pulmones' de Eolo serán una turbomáquina de un megavatio de potencia con capacidad de generar un chorro de aire de doscientos kilómetros a la hora. Como fuente energética se empleará un grupo electrógeno autónomo aunque, en función de los requerimientos, los promotores no descartan una acometida eléctrica.

El proyecto contempla realmente tres túneles de una envergadura conjunta de 50 metros

Dos de los túneles serán de capa límite, que permitirán modelizar la 'capa límite atmosférica' (estrato de aire sujeto a la influencia de la superficie terrestre), atendiendo a sus variables espacio temporales, para generar ráfagas o torbellinos. Dentro se ubicarán modelos reducidos de construcciones como el viaducto singular de la línea del AVE sobre el río Almonte (Cáceres), que terminará desembocando en Lisboa, con el arco inferior de hormigón más grande del mundo. Oritia & Boreas dispone de una reproducción exacta a escala 1/250 de este puente -estas miniaturas tienen un coste que oscila entre los 70.000 y los 100.000 euros-. La fijarán dentro del túnel y se le aplicarán los vientos más probables en esta zona, según los estudios climáticos, tanto en intensidad, unos 180 kilómetros a la hora, como en dirección. Analizarán cómo responde la 'maqueta' en estas condiciones midiendo aspectos fundamentales como la aceleración, el desplazamiento o el esfuerzo de los materiales. Después realizarán un análisis y todos los cálculos se facilitarán al cliente para lograr la máxima fiabilidad en el diseño. Experimentos similares se realizarán en el túnel más pequeño, el de cuatro metros de anchura. Aunque ahí se probarán modelos de edificación y se observará cómo reaccionan -vibración y flexibilidad- cuando soplen los vientos.

En el túnel del viento trabajarán 25 personas entre técnicos, ingenieros especialistas y personal de gestión

El tercero de los túneles será el aerodinámico. Estará dedicado a mejorar el rendimiento de los deportistas. Está prevista la realización de pruebas de entrenamiento tanto para ciclistas profesionales como para amateur avanzados. En la postura del pedaleo se genera una potencia dinámica, por lo que conviene calibrar qué posición es la más adecuada para medir las resistencias. Los beneficios son múltiples. En primer lugar, el corredor obtendrá mejores marcas tanto en subida y bajada como en zonas de llano. También hay una vertiente económica no menos interesante. Se puede mejorar la eficacia de la propia bicicleta abaratando sus costes -se estima que cada gramo supone un gasto de diez euros-, un asunto no menor cuando el que va subido al sillín es un aficionado que baraja unos presupuestos más limitados que los equipos de elite que realizan las grandes vueltas.

Este túnel también será muy útil para los esquiadores. Hay modalidades de descenso en las que se pueden superar los 150 kilómetros a la hora y la aerodinámica es un factor clave para avanzar más rápido y llegar antes a la línea de meta. En el túnel se examinarán vectores como la postura, pero también la textura y composición de los monos y mallas para minimizar el rozamiento. Al final este tipo de detalles son los que diferencian a los medallistas de los que se quedan en la cuarta o la quinta posición en una final olímpica, por ejemplo. Los ingenieros de Oritia & Boreas ya están llevando a cabo ensayos en plataformas diseñadas para disciplinas como el esquí cross, donde las fuerzas sincronizadas de la salida son claves para obtener una buena clasificación -resulta muy complicado realizar adelantamientos durante la carrera-.

Puestos de trabajo

El director ejecutivo de Oritia & Boreas, José María Terrés-Nicoli, ha mostrado su confianza en que el túnel del viento, donde trabajarán veinticinco personas teniendo en cuenta técnicos, ingenieros especialistas y personal de administración, entre en funcionamiento a principios de 2019, prácticamente un año después de lo que se había planificado en los cronogramas iniciales. El proyecto ha sufrido alguna demora debido a contratiempos urbanísticos que, a su vez, frenaron incentivos que ya había concedido la administración autonómica. Terrés-Nicoli explica que el Parque Metropolitano Industrial y Tecnológico de Escúzar, uno de los mayores polígonos industriales de la provincia, es una ubicación ideal por su proximidad con Granada y la accesibilidad a través de la A-44 y la Segunda Circunvalación. También por tratarse de 'suelo tecnológico', una catalogación que en Granada sólo tiene el Campus Tecnológico y Científico de la Salud (PTS), que se valoró inicialmente junto a unos terrenos cercanos al aeropuerto de Almería.

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