Edición

Borrar
Celia, Ángela, Juan, Jesús y Jesús señalan a algunos de los aspirantes a lograr la alcaldía de Granada.
«Pedimos que nos pongan menos deberes y trabajo para los mayores»

«Pedimos que nos pongan menos deberes y trabajo para los mayores»

La contienda electoral, vista por alumnos de 5º de Primaria del Colegio Público Genil de Granada

Carlos Morán

Miércoles, 13 de mayo 2015, 00:48

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Ángela, Jesús, el otro Jesús, Alejandro, Celia, Juan, Lucía, Diego, Amín, etc. no votarán en las próximas elecciones municipales del 24 de mayo. No pueden. Como aún no han cumplido la edad reglamentaria, la ley les obliga a abstenerse. Todos ellos son alumnos de 5º de Primaria del Colegio Público Genil de la capital granadina y tienen entre diez y once años. Demasiado pronto para introducir una papeleta en una urna, pero no para opinar. Son pequeños, cierto, pero también ciudadanos con derechos.... y deberes, muchos deberes. No se refieren a los deberes cívicos, sino a los que les ponen en clase los profes y las seños para garantizar que serán hombres y mujeres de provecho en un futuro cada vez menos lejano. Es su principal queja y, ya que la campaña ha llamado a su puerta, piden a los políticos una reducción razonable de sus tareas escolares. ¡Ojo, que no exigen la abolición de los ejercicios para casa! No son tan radicales como para eso. Solicitan una rebajilla y ya está.

Curiosamente, su segunda reivindicación más sentida va, aparentemente, en la dirección opuesta:que los mayores tengan trabajo. Reclaman más tiempo libre para ellos y que los adultos estén ocupados. No es egoísmo. Es sensatez. Como a la mayoría de los españoles, les preocupa el paro.

Lo que ocurre es que las elecciones son municipales y no parece que el futuro alcalde de Granada, o los del resto de las localidades de la provincia, lleven algo en sus programas electorales sobre los deberes del cole. Además, arreglar el desempleo tampoco es una competencia local.

Los zagales lo saben. Sí, a pesar de lo que digan los informes Pisa, están puestos en la materia. Tienen claro que la democracia se manifiesta en comicios de distinto tipo:autonómicos, generales, europeos... Pero a los alumnos de Primaria les importa más el fondo que las formas. «En las elecciones se eligen a personas que deben conseguir que los ciudadanos estén bien», explica Juan y los demás asienten. Ya les gustaría a muchos politólogos haber discurrido una definición tan atinada.

Los principios y el dinero

Y la pregunta es: ¿Logran los elegidos que los ciudadanos estén bien? Respuesta general: «Buenoooo... A veces, igual sí, pero...». Los niños dudan. «Es que, al principio, a lo mejor sí buscan que los votantes estén bien, pero luego hay algunos que se fijan más en el dinero y...». Es su manera de decir que el poder puede corromper. Y, visto lo visto,a ver quién es el guapo que les lleva la contraria. ¡Pero, ojo, los chiquillos, a diferencia de muchos adultos, no generalizan! Para ellos, no todo está perdido. Ni mucho menos. Son unos estupendos prevotantes.

A estas alturas del reportaje ya habrá quedado claro que los chavales de diez u once años no son analfabetos políticos. De hecho, demuestran tener más criterio que muchos analistas de la actualidad.

Los candidatos

Es muy difícil embaucar a los estudiantes de Primaria. Por ejemplo, el viejísimo truco de inaugurar todo poco antes de las elecciones, les da risa. «Abren los parques y las cosas al final para que la gente les vote. Lo pueden hacer antes, pero no quieren». Que no cuela, vaya.

Ojalá los mayores tomasen nota, porque esa manida maniobra normalmente produce vergüenza ajena.

En cuanto a los candidatos, en este caso, los aspirantes a convertirse en alcaldes o alcaldesas de la ciudad de Granada, el nivel de conocimiento de los chavalines es bueno tirando a mejor. Saben quienes son «Torres Hurtado», «Cuenca», «Puentedura» y «Mayte Olalla, que esta mañana por ayer estaba repartiendo papeles en la puerta del cole», precisa Ángela.

A Marta Gutiérrez, novata en estas lides, no la tienen fichada. Y alrededor de Luis Salvador hay una pizca de confusión. «¿Es el del PSOE, no?». Fue del PSOE, pero ya no.

Por supuesto, el periodista no pregunta a los niños por sus preferencias. Sería contrario a la Constitución. Tanto el voto como el no-voto son secretos.

El precio de las chuches

Lo que sí es lícito es interesarse por lo que le pedirían al próximo regidor o regidora de Granada. Yhay respuestas para todos los gustos. Ya se dijo al inicio de está crónica que los niños de Primaria del Colegio Público Genil reclaman menos deberes para ellos y más trabajo para los adultos, pero sus demandas no se quedan ahí. Aquí van unas cuantas más: «Tendrían que hacer más parques»; «Acabar de arreglar nuestro patio (las autoridades ya están ello)»; «Poner más días de descanso en las escuelas»;y una especialmente luminosa: «El que sea alcalde tendría que saber ponerse en el lugar de los que viven mal».

Se acerca la bendita hora del recreo y el debate comienza agonizar, pero, inesperadamente, surge un tema de mucho calado político:el precio de las chuches. No es una exageración: el mismísimo Mariano Rajoy, actual presidente del Gobierno, sacó este asunto en 2009 al afirmar que sus rivales, que entonces eran los que llevaban las riendas de España, iban «a subir hasta el IVA» de las golosinas. Pues bien, en 2015 se conoce que la situación no ha mejorado, porque los niños sostienen que siguen siendo demasiado caras. Concretamente, aluden a unos gusanitos de cereales que huelen a queso o a pies, según quien sea el sumiller. Dicho queda.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios