El edificio arrasado por las llamas, cinco meses después

En la mañana de ayer, un hombre de mediana edad se acercó hasta la entrada, observó las cintas de Bomberos y Policía Local pegadas en la puerta, giró la cabeza hacia los porteros y seguidamente se dio la vuelta para preguntar por qué estaba todo cerrado. Tenía intención de acudir al bufete de abogados. Le respondió una vecina que acudió junto a su marido para recoger unos documentos de su vivienda: «Hubo un incendio y está cerrado, no se puede entrar».

Su casa no es de las más afectadas, y no estaban presentes en la madrugada del incendio. Pero, como al resto de ocupantes del edificio, aquel fuego les cambió la vida. Ahora residen en una segunda vivienda a 150 kilómetros. El portero de la urbanización abrió la puerta y acompañó al hombre hasta el piso.

La primera toma de contacto que los inquilinos tuvieron con sus enseres llegó el 2 de diciembre, cuando acompañados por bomberos y policías entraron a recoger lo indispensable. Por entonces, algunos seguían alojados en hoteles. Ahora todos han encontrado acomodo en segundas residencias o casas de familiares. Pero son muchas las trabas. Por ejemplo, algunos siguen recibiendo facturas con consumos estimados meses atrás.

Esta pareja desconoce cuándo podrán regresar a la capital. Los plazos que manejan los vecinos consultados ayer por IDEALno son precisos. En cualquier caso, asumen que no estarán de vuelta antes del verano. Si el juzgado concluye que el incendio fue intencionado, los trámites con las aseguradoras podrían complicarse, lo cual dilataría aún más los plazos.

Sobre la marcha de la investigación tampoco habían recibido ayer novedades. La presencia de aceleradores del fuego es un rumor extendido entre los habitantes desde los días posteriores al incendio, pero nada más sabían.

Según pudo saber IDEAL, los vecinos se han reunido en varias ocasiones para ir concretando algunos de los detalles de la reforma. Por ejemplo, los acabados de las zonas comunes, en los que evitarán la madera, o la instalación de puertas metálicas contra incendios y una rampa de entrada al edificio. Elementos que, a priori, deberían desembolsar los propios vecinos, y no la aseguradora, puesto que son 'añadidos' a la reparación básica de la estructura.

Rafael, hijo de una de las parejas afectadas, explicó ayer a IDEALque en su caso ya están recibiendo algunas de las ayudas del seguro para sufragar los gastos ocasionados tras el fuego. Sus padres residen en una vivienda de alquiler tras haber pasado por un hotel. En este piso, en concreto, están a la espera de un peritaje en profundidad.

Por lo que respecta a la retirada de obstáculos del mobiliario urbano para facilitar el trabajo de los bomberos –en la madrugada del incendio tuvieron que arrancar un bolardo de cemento para acceder al edificio–, sigue en estudio. Los bolardos –salvo el retirado– están intactos en el entorno de San Juan de Letrán. Sí se han retirado hileras de aparcamiento en Doctores.