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Dolores Montijano en su estudio de grabado. ALFREDO AGUILAR
Dolores Montijano, una 'greñúa' de Alcalá la Real

Dolores Montijano, una 'greñúa' de Alcalá la Real

Momentos de Granada ·

Máximo exponente de la pintura granadina, su obra evoluciona incesantemente, con un lenguaje plástico exportable a lo universal

TITO ORTIZ

Sábado, 26 de agosto 2017, 00:21

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Al inicio de los años setenta del siglo pasado, hacía yo mis primeras armas como crítico de arte en las páginas del diario 'Patria' y la revista madrileña, 'Crítica de Arte', cuando me topé con la obra de Dolores Montijano, que desde entonces no ha dejado de sorprenderme muy gratamente. En aquellos años, su pintura femenina era como un halo de luz nueva entre tanto bodegón y paisaje academicista con aroma varonil. La Granada pictórica recibe desde entonces una aportación personalísima, de una artista que ha sabido conjugar, desde sus enseñanzas, la verdadera misión del artista que debe dejar para la posteridad sello indeleble en toda su obra. Lo que en aquellos años era toda una novedad, se ha convertido con el paso de los años en un lenguaje plástico de indudable valor con la valentía de la experimentación por bandera. Una mujer que ha sabido conjugar a la perfección la creación consecuente con los tiempos, cuya evolución la ha llevado a plasmar en sus cuadros la inquietud de una juventud creadora ignorante del calendario. Dolores Montijano, no sólo es una adelantada a su tiempo, es una precursora del arte venidero, sin barreras que impidan la libertad creativa, dejando un poso de sabiduría y buen hacer en lo realizado. Es muy difícil para mí etiquetarla y, mucho menos, encasillarla en un estilo determinado, que pudiera salvar la posición del crítico, pero seguramente mermaría la proyección de su hacer. Ante un estilo tan personal, el que admira se rinde y yo lo hice ante ella hace ya muchos años contemplando su creación.

Vino para vencer

Esta mujer de ojos grandes e infinitos apareció por nuestra ciudad para quedarse, y lo hizo en el barrio 'greñúo' del Realejo. Para proyectarse al infinito, había nacido en Alcalá la Real, en aquellos años en que sus paisanos venían al médico y a comprar a Granada. Aquí estudió, también lo hizo en Híspalis, pero cuando vino ya traía en su mochila el París de Picasso, que algo influye en su obra, y desde el final de los años cuarenta decenas de exposiciones por toda España, América, Japón, Francia, Alemania o Rusia. No en vano, su obra está repartida por múltiples colecciones particulares, incluyendo los museos de Arte Contemporáneo, de Madrid; el Ermitage, San Petersburgo; La Galería de Arte Moderno de Santo Domingo, en la República Dominicana; o el de Grabado Contemporáneo Español, en Marbella. Diversos premios y medallas jalonan una trayectoria un tanto adormecida en los últimos años, pero que no restan un ápice de importancia a toda su labor. Montijano, es alérgica -lo ha sido siempre - a los focos, el papel cuché y las cámaras. Ella vive su creatividad como un celibato, disfruta en la soledad de su estudio y sólo sale a los medios si es obligada, por muy fuerte que sea la ovación. De no ser así, no habría conseguido ese puesto de honor que con todo merecimiento ocupa entre las pintoras de los siglos XX y XXI. Sus exposiciones se cuentan por éxitos; sus obras, como únicas.

Grabado en la Fundación

En 1973 la Fundación Rodríguez Acosta amplió su labor de fomento artístico con la creación del Centro de Experimentación de Artes Gráficas, a cuyo taller de grabado acudieron numerosísimos artistas nacionales y extranjeros y en el que se realizaron, hasta 1979, importantes trabajos de investigación y estampaciones de tiradas numeradas y limitadas, así como cuidadas ediciones de bibliofilia. De entre los artistas de este histórico taller granadino, junto con la japonesa Teiko Mori, destaca Dolores Montijano, con un tratamiento personal del grabado. Brillante es su intervención en la confección de diversas carpetas, con variada motivación, que no hacen más que engrandecer el currículum de la artista, que demuestra una versatilidad más de su técnica, esta vez en la plancha o en la piedra, aunque reconocida es su variedad de texturas, en las que su valentía le lleva a emplear, todo tipo de materiales, a los que poder sacar partido estético y artístico.

Últimamente, le he perdido la pista, pero sus cuadros... no se me van de la cabeza.

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