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El relato de las víctimas suele ser parecido. BORJA AGUDO

Detectados en un lustro 45 casos de violación con sospecha de burundanga

Ninguna sentencia ha reconocido aún en Granada su uso | Los forenses proponen adelantar la toma de muestras para evitar que la sustancia desaparezca del cuerpo de las víctimas

Yenalia Huertas

Granada

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Lunes, 18 de diciembre 2017, 00:47

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¿Mito o realidad? La burundanga, esa sustancia que provoca la total sumisión de quien la consume y anula tanto su memoria como su voluntad durante un tiempo determinado, no es, según el Instituto de Medicina Legal de Granada (IML), ningún invento. Su directora, Nieves Montero de Espinosa, discrepa con aquellas voces que califican de 'leyenda urbana' su vertido en copas en locales nocturnos para cometer violaciones.

Es más, la directora de los forenses en la provincia calcula que cada uno de los 22 profesionales del IML ha podido tener sospechas de su uso en al menos dos casos de violación en los últimos cinco años, lo que arrojaría una cifra próxima al medio centenar. Sin embargo, todavía no se ha podido probar judicialmente que la burundanga haya estado detrás de una agresión sexual en esta ciudad. De hecho, de los dos juicios recientes celebrados en la Audiencia en los que se barajaba su empleo, uno acabó en absolución y el otro, enjuiciado en noviembre, se encuentra pendiente del fallo. En este último caso no se hablaba en realidad de burundanga -el informe tóxico dio negativo-, pero sí de un estado de la víctima compatible con la sumisión química.

¿Cómo actúa un forense ante un posible caso de violación por burundanga? Los forenses son médicos y cuando reconocen a una víctima de agresión sexual se guían siempre por síntomas clínicos, que son el primer indicador. Luego aplican el sentido común. «El principio activo de la burundanga es la escopolamina, pero hoy por hoy cualquier sustancia que deprima el sistema nervioso central con la mezcla con alcohol, como cualquier ansiolítico u opiáceo, en gente que no ha tomado nunca produce una privación de la voluntad», explica Montero de Espinosa.

«Vamos a intentar que desde el minuto cero se tome la sangre para evitar aminorar esa ventana»

Nieves Montero de Espinosa Directora del IML

Los casos en los que los forenses se han apreciado indicios hasta ahora parecen seguir un patrón. Suele tratarse de una chica que ha consumido alcohol y que no recuerda un período de su vida. Se acuerda de un inicio y un final, pero no cómo ha llegado a un lugar determinado, donde aparece semidesnuda. «Tuvimos un caso en el que la recogió un taxista y otro en el que una persona dio aviso al 112 tras encontrarla deambulando por la calle, aturdida, medio dormida, y no sabía explicar cómo había llegado a ese lugar. Ahí hay que aplicar el sentido común, ahí ha pasado algo», subraya la forense.

Estas sustancias tienen una 'vida' muy corta; desaparecen del cuerpo en pocas horas, lo que impide que los forenses las detecten en la sangre o en los fluidos orgánicos que extraen una vez activado el protocolo. Se esfuman del cuerpo en las seis horas siguientes a su consumo. Por eso, el IML aboga por agilizar la toma de muestras de las víctimas, de modo que se practiquen los análisis antes de que transcurra ese plazo, a fin de poder certificar si se ha usado o no burundanga para cometer la agresión sexual. Pero claro, esa agilización sólo sería efectiva si la mujer denuncia de forma inmediata. «Ahí estamos un poco atados de pies y manos, pues hasta que no somos avisados no podemos actuar», advierte por su parte Irene Mongil, que es la nueva coordinadora de la Unidad de Violencia de Género de Granada (UVIG), la cual depende del IML. Es fundamental, por tanto, que la víctima acuda lo antes posible, que no se cambie de ropa y, por supuesto, que no se lave.

En la provincia existe un protocolo establecido ante una agresión sexual. Hay cuatro hospitales que se encargan de avisar al forense y a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado cuando llega alguien que ha sufrido este delito. «Lo que vamos a intentar hacer es que los centros sanitarios, con un consentimiento informado que nosotros le vamos a ofrecer aunque ellos ya tienen el suyo, tomen las muestras a la vez que activan el protocolo. Es decir, que desde el minuto cero ya tomen la sangre para evitar aminorar esa ventana», aclara la máxima representante de los forenses, para añadir que si bien el protocolo está funcionando de forma muy satisfactoria ,es preciso este ajuste.

Existe otra forma de comprobar si se ha tomado burundanga. El análisis del pelo de la víctima puede ayudar también. De ahí a que se le suela citar un mes después de lo ocurrido -tiene que crecer al menos un centímetro- para tomar muestras de su cabello y examinarlo mediante unas «técnicas mucho más específicas y sensibles». A través de éstas, se pueden apreciar «picos» de una sustancia que no esté en el resto del mes. Para Montero de Espinosa, no hay duda de que hay casos de sumisión química. De hecho, el Instituto Nacional de Toxicología emitió en 2012 una normativa específica 'ad hoc' para los forenses, que les indica cuáles, dónde y cómo tienen que remitir las muestras.

Mongil asiente mientras escucha a la directora recordar que la burundanga es una hierba que se encuentra en los barrancos, que su uso es muy antiguo y que la empleaban las prostitutas para desvalijar a sus clientes. «En estos casos lo que encontramos siempre es una amnesia referida por parte de la víctima. Presenta un estado de aturdimiento y no sabe qué ha pasado en un período de tiempo determinado ni cómo explicarlo. Lo único que recuerda es estar en una situación concreta, con amigas o celebrando algo, en ambiente distendido, y, a lo mejor, que se pidió una copa», detalla la coordinadora. La sensación de vulnerabilidad es tremenda cuando la víctima es consciente de que hay un período de su vida que no ha controlado. Además, la mezcla con la culpa que le invade cuando piensa que bebió voluntariamente.

«¡Es que ella lo pedía!»

Bajo la influencia de esta sustancia, la víctima suele cambiar además de forma de ser. Una persona que es tímida, por ejemplo, suele desinhibirse. En términos coloquiales, las víctimas se descocan y por eso muchos agresores dicen aquello de que «¡es que ella lo pedía!». En definitiva, los principales efectos de la burundanga son: anulación de la voluntad, amnesia, desinhibición y falta de resistencia. Es la víctima perfecta.

La también forense Elisa Cabrerizo, que es la jefa del Servicio de Patología del IML, alerta asimismo de los efectos que tiene el consumo elevado de alcohol, que también se da en otros casos. «Estás con muchos menos reflejos, tardas mucho en reaccionar y no sabes coordinar bien para dar la respuesta correcta». Y en esas condiciones no se puede prestar un consentimiento válido. De ahí a que se reclame a los jueces una mayor sensibilización.

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