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Nick Kyrgios, durante un partido.
Un psicólogo para Kyrgios
Tenis

Un psicólogo para Kyrgios

El australiano acepta ponerse en manos de un especialista para ver reducida de dos meses a tres semanas la sanción de la ATP

MANUEL SÁNCHEZ

Lunes, 17 de octubre 2016, 10:39

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La actuación de Nick Kyrgios en el Masters 1.000 de Shanghái le ha costado al australiano una sanción de 16.500 dólares (15.000 euros) y una suspensión que no le permitiría volver a las pistas hasta dentro de ocho semanas, aunque será reducida a tres semanas al aceptar ponerse en manos de un psicólogo. La sanción de la ATP a Kyrgios por dejarse ganar e injurias a un espectador es ejemplar y necesaria para el australiano, quien ya ha tenido problemas de comportamiento en otras ocasiones, aunque no supone algo nuevo en el circuito tenístico, que a lo largo de su historia ha vivido diversas faltas de respeto de los tenistas.

Si se habla de líos dentro de una pista de tenis el primer nombre que se le viene a la cabeza a cualquier seguidor de este deporte siempre suele ser el mismo: John McEnroe. El estadounidense creó un personaje en torno al jugador que era y convirtió el famoso grito de «You cant be serious» en un clásico a la hora de quejarse de los jueces de línea. Lo que ahora es recordado con gracia en su día le costó graves problema a Big Mac. Las multas y sanciones por insultos dentro de la pista le persiguieron toda su carrera. Desde el descubrimiento del «You cant be serious» en Wimbledon de 1981 hasta sus correctivos más graves en el US Open 1987, de donde fue multado con 10.000 dólares (9.000 euros) y dos meses sin poder jugar y en el Abierto de Australia de 1990, cuando fue descalificado tras increpar a los jueces, tirar bolas fuera de la pista y gritar al público.

Otro norteamericano tildado de rebelde durante toda su carrera fue Andre Agassi. En su biografía Open, el jugador de Las Vegas asegura que odió el tenis y que sus actos de rebeldía eran la respuesta a ello. El pelo teñido o los pantalones vaqueros como prenda deportiva daban buena cuenta de ello. Nunca quiso llamar la atención. Simplemente intentó huir de un deporte implantado como obligación por su padre. Entre sus mayores problemas dentro de la pista destacan las descalificaciones en San José e Indianápolis por insultar al juez de silla y lanzar bolas fuera de la pista. El caso de Agassi puede recordar al de Kyrgios. Sin embargo, Agassi es recordado como una leyenda del tenis. Ocho Grand Slam, una medalla de oro olímpica, la Copa Davis y 101 semanas como número uno muestran el odio, pero también el respeto que Agassi le tuvo a su profesión. Algo que Kyrgios aún no ha aprendido.

No todo han sido conductas reincidentes en el circuito. La ATP ha sancionado hechos puntuales que excenden los límites del respeto. Uno de los casos más sonados ocurrió durante la final del torneo británico de Queens en 2012. El argentino David Nalbandian, tras perder un punto, pateó una valla de protección de uno de los jueces de línea, golpeando en la pierna del propio juez. Este acto le costó la descalificación de la final y la pérdida de todo el dinero que ganó durante el torneo. Ese mismo año dejó también otra imagen para el triste recuerdo. El chipriota Marcos Baghdatis durante un descanso rompió cuatro raquetas de manera consecutiva apoyado con el jaleo del público. La ATP le sancionó con 1.250 dólares (1.137 euros).

«Te voy a matar»

El circuito femenino también ha vivido escenas dantescas. En 2009, Serena Williams fue descalificada en semifinales del Abierto de Estados Unidos por decirle a una juez de silla «te voy a matar» tras señalarle ésta una falta de pie. Tampoco se salva el tenis español de imágenes sonrojantes. Fernando Verdasco protagonizó en la final de Niza 2010 uno de los enfados más buscados en Youtube. Durante un partido ante Richard Gasquet, el madrileño profirió diversos insultos contra la grada, repleta de franceses. Pese a los reproches del juez de silla, Carlos Bernardes, Verdasco no fue sancionado.

Los castigos y los enfados por parte de los tenistas no son nuevos. El problema llegan cuando las nuevas generaciones muestran la despreocupación y el desprecio hacia el deporte que les da de comer. El compatriota de Kyrgios Bernard Tomic ya lo demostró a comienzos de este año cuando en mitad de un partido se dijo a sí mismo: «Ve a Miami a conducir tu Ferrari; no necesitas estar aquí». El propio Tomic confirmó poco tiempo después que había llegado a conducir su coche a 352 km/h. Las continuas faltas de respeto hacia el deporte, los aficionados y los compañeros se han convertido en algo habitual en los últimos tiempos. Si la ATP no actúa se corre el peligro de que las nuevas generaciones tomen como ejemplo a tenistas como Kyrgios, que no hacen sino desprestigiar uno de los deportes más caballerosos y con mayor tradición del mundo.

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