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Fernando Alonso, tras abandonar en Indianápolis.
Las dos caras de Honda: Sato y Alonso
indy 500

Las dos caras de Honda: Sato y Alonso

Pese a contar con dos motores iguales, dos chasis iguales y ser del mismo equipo, el japonés acabó ganando las 500 Millas de Indianápolis y el español, abandonando

david sánchez de castro

Lunes, 29 de mayo 2017, 20:31

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«¿Qué tiene el Honda de Sato que le hace diferente al de Alonso?», se preguntaban muchos nuevos fans de la Indy que ha traído el paso del español por el óvalo. La explicación, muy certera, la daban en una tertulia: es como cuando vas a un centro comercial a comprar dos sillas y, al montarlas, ves que una tiene uno de los tornillos ligeramente más desgastado.

Pero realmente las diferencias van mucho más allá. De hecho, la Honda de la Indy y la Honda de la Fórmula 1 no tiene mucho que ver. El fabricante japonés cuenta con una unidad independiente en Estados Unidos, y por eso son el motorista de referencia en el campeonato norteamericano. Han dado con la tecla para conseguir motores competitivos, por encima de los Chevrolet que reinaban antaño: no en vano, sólo Ed Carpenter al principio y Helio Castroneves al final tuvieron opciones de alcanzar la gloria de la victoria.

El dominio de Honda en Estados Unidos contrasta con lo que viven en la Fórmula 1. Las roturas que tuvieron Ryan Hunter-Reay y Fernando Alonso en Indy se pueden achacar a la mala suerte: ni mucho menos tuvo nada que ver un mal nacimiento de base, una falta de entendimiento del chasis con la unidad de potencia o una posible falla en la fabricación. Aunque en las dos últimas semanas han roto diez motores, lo cierto es que tanto Hunter-Reay como Alonso (ambos del equipo Andretti) pueden estar satisfechos por el rendimiento que les dio su coche mientras estuvieron en pista.

Lo logrado por Takuma Sato no es más que la demostración de que ese motor era ganador. Honda, la estadounidense, sí es referente en su deporte, y contrasta notablemente con lo que vive la sección japonesa, que se centra como buenamente puede en la Fórmula 1.

Vuelta a la realidad

Fernando Alonso ya ha aterrizado en casa, después de un mes inolvidable. El piloto español ha traspasado la frontera que nadie se había atrevido a traspasar desde 1984, cuando Teo Fabi pasó de Mónaco para competir en Indianápolis. Esta vez era un bicampeón del mundo el que había demostrado que, pese a su poca preparación de la carrera, podía estar rueda a rueda con los Kanaan, Rossi y compañía.

Será, posiblemente, una experiencia inolvidable, y quizá no única. Alonso ya avisó después de la carrera que le ha encumbrado en Estados Unidos que está dispuesto a volver. Todo dependerá de las circunstancias que le acompañen, si sigue en la Fórmula 1 o no, si tiene posibilidad de correr las 24 horas de Le Mans o no

Pase lo que pase, ya ha hecho historia. En España, por ejemplo, consiguió batir récords de audiencia. Sumando a quienes lo vieron por Cero y por Movistar Deportes 2, ambos canales agruparon a casi medio millón de espectadores, con lo que ya han dado a ambos el récord de audiencia de su historia. Cero, incluso, llegó a ser líder en esa franja horaria dentro de su plataforma. El gran público en España ha descubierto una versión del motorsport que, probablemente, no vuelvan a ver, pero que ya les sonará para siempre.

Ahora, tanto a Alonso como al público, le toca regresar a la normalidad. Y esa normalidad tiene mucho que ver con las roturas de Honda. En McLaren, esta vez sin la fiebre y la efervescencia de las 500 Millas, les tocará explicar por qué cada dos carreras tienen que cambiar el MGU-H, como admitió el máximo responsable del motorista que les nutre, o cómo es posible que ya estén siendo sancionados por llegar al límite de algunas piezas de sus motores.

En la próxima carrera del campeonato, la que les tiene que llevar a Canadá, Fernando Alonso será el centro de atención de sus compañeros. Seguro que todos le preguntan que qué tal son esos coches, cómo fue vivir una carrera ante 400.000 espectadores en directo y qué ha aprendido que pueda llevar al Gran Circo. Quizá Alonso, cuando vuelva a pisar el barro en el que está enfangado McLaren, tome la decisión definitiva de hacer otra competición.

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