Edición

Borrar
Michelle ha hecho del gimnasio su hábitat natural.
El día en el que Michelle decidió cruzar sus metas
DEPORTE ADAPTADO

El día en el que Michelle decidió cruzar sus metas

Un año después de una lenta recuperación de su accidente, esta vecina de Las Gabias irradia luz en cada carrera, a la que acude con su amiga Noe para dejar otro escalón atrás

CÉSAR GUISADO

Miércoles, 7 de octubre 2015, 16:27

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La historia que comparten Michelle y Enrique comenzó a brotar entre 'bits'. Allá por el 2002, encontrar a tu alma gemela a través de la red y en la otra punta del mundo, sonaba a locura. Aun así, el correo electrónico llevaba y traía por entonces el comienzo de una relación entre esta chilena y un chico del Zaidín. Hace ahora 13 años desde que él la consiguiera convencer para que saliera desde el templado puerto de Talcahuano, en la costa central del país andino, para pasear por unos días a los pies de la Alhambra. Unos días, que se extienden hasta hoy.

Michelle siempre había sido aficionada al deporte, no como una forma de competición, sino de contacto con el aire libre y la naturaleza. Un día, allá por marzo de 2007, montó en su bicicleta y salió para hacer la ruta entre La Malahá y Otura. En aquella carretera fue embestida por un camión que tomó la rotonda sin advertir su presencia. Aquel trágico despiste del conductor le costó a Michelle la pérdida de su pierna izquierda aunque, milagrosamente, consiguió salvar la derecha a pesar de que el plato le había segado el gemelo.

La recuperación fue lenta. Al principio, apenas podía estar de pie; el dolor en su tobillo era insufrible y los médicos aconsejaron un nuevo paso por el quirófano con la consecuencia de tener rígida su articulación para siempre. «Pero un día, de repente el dolor desapareció, se fue sin más», y ahí comenzó a cambiar la vida de Michelle. Adaptó el garaje de su casa como un pequeño gimnasio al que no le falta un solo detalle. Fortaleció su pierna derecha, también su mente, y decidió que la cochera ya se quedaba pequeña.

Hoy, esta talcahueña vuelve a irradiar luz. Descubre una alegría que contagia a quien se cruza a su paso. Dice Michelle que no se siente abanderada de ninguna causa, pero lo cierto es que es admirada por su esfuerzo y reconocida en cada prueba a la que acude, especialmente en las del Gran Premio de Diputación-Cruzcampo, donde es una habitual. «Para mí es una alegría ver cómo corredores profesionales se paran a saludar y a darme ánimos», reconoce, con una buena dosis de modestia.

Advierte mientras atiende a sus inseparables gatos Tonta y Calcetines y a su perrita Raisa que en estos tres años su forma de afrontar la vida es otra: «El accidente me puso los pies sobre la tierra, cambió mi forma de entender el mundo y ahora veo con más sensibilidad los problemas del resto de la gente», cuenta. Por ejemplo, tras su operación tomó la decisión de abrazar la cultura vegana. «Utilizaron piel de bovino para reconstruir parte de mi pierna; un animal tuvo que sufrir para que yo pudiera mejorar, y eso me afectó mucho», confiesa.

Para correr, Michelle necesita de una prótesis especial que imita el movimiento del tobillo, lo que le permite trotar con cierta normalidad, aunque no está exenta de complicaciones. Pequeños escalones representados por ampollas o rozaduras que, dice, son los que se encarga de superar de una carrera a otra. Participar en una cita le cuesta una semana de curas y el desgaste del material que acompaña a la prótesis, un gasto que tiene que cubrir de su propio bolsillo y que no es barato. Sin embargo, lo último que se pasaría por la cabeza de Michelle es dejar de salir a la calle y respirar el ambiente de una carrera. Su próximo reto se encuentra en la que organiza la Cruz Roja el próximo 18 de octubre, aunque la media maratón Ciudad de Granada es su gran objetivo. Una meta para la que seguro contará con su inseparable amiga en el asfalto, Noe, «mi pierna izquierda, mi coach, yo que sé... ¡Todo!».

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios