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La vuelta a su paso por Granada
La Alpujarra los pone en fila
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La Alpujarra los pone en fila

Los aficionados también han sido protagonistas. Algunos de ellos, acudieron esta mañana a la cita con la Vuelta provistos de neveras, mesas y sillas de cámping. Ambiente típico de jornadas grandes. Eso no cambia

josé anselmo moreno (EFE)

Viernes, 28 de agosto 2015, 19:20

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Sonó "el despertador" para el pelotón, en La Alpujarra granadina llegó la hora de la verdad porque la Vuelta se hallaba hasta hoy en un estado semilatente, entre la sorpresa del colombiano Chaves y las polémicas de cada día, pero el Alto de Capileira puso a todos en fila.

Era el primer examen serio y una etapa complicada. Este mediodía, que se pasaba por Lanjarón, el agua era "un bien" preciado y valioso porque el termómetro superaba los 37 grados pese a la altura. No en vano Capileira es el segundo municipio más alto de España tras La Orotava y tiene al techo de la península "observando" de cerca (el Mulhacén).

El turismo ha comenzado "a despuntar" en la economía local, según dice el alcalde, Jose Antonio Castillo. Hasta aquí, en un final inédito, se aupó hoy toda la carrera con las complicaciones inherentes a su pesada infraestructura. La subida presentó un atasco infernal para los periodistas y, por primera vez, apareció el olor a embrague quemado. Ése es el primer síntoma de dureza.

El equipo Orica, esa gran familia de la que habla el líder Esteban Chaves, no tomó el control de la carrera y cinco corredores tuvieron licencia para escaparse. Eso cambió el argumento de la etapa pese a que la aparición del "pinganillo" ha hecho que las carreras se controlen día sí y día también. Ciclismo de laboratorio.

No obstante, Alejandro Valverde ha destacado en la meta los 27 segundos que se ha dejado hoy Chris Froome: "Esos segundos buenos son, queda mucho pero esta etapa ha sido muy dura y nosotros aún seguimos con dos opciones en la general", ha dicho ante los periodistas en medio de la muchedumbre y el tumulto.

Y es que los aficionados también han sido protagonistas. Algunos de ellos, acudieron esta mañana a la cita con la Vuelta provistos de neveras, mesas y sillas de cámping. Ambiente típico de jornadas grandes. Eso no cambia.

Las banderas de Colombia presidían una parte del recorrido y también las de Euskadi, que ya piensa en Mikel Landa, quien vino con dudas sobre su estado físico después de un buen Giro y dos meses parado para disputar, ya en agosto, la Clásica de San Sebastián y la Vuelta a Burgos.

"El guión cambiaba hoy por completo, era una etapa para gente de la general y ha dejado ver quién va a estar en la pelea final. Particularmente, a mí la subida se me ha hecho muy dura por el calor, pues no estoy acostumbrado", ha asegurado en la línea meta.

De momento, Landa se ha encontrado mejor de lo que esperaba al inicio de la Vuelta y en cuanto desaparezca el calor será uno de los que opositen al podio. Las altas temperaturas aplacan desde siempre al corredor vitoriano porque, como ha asegurado esta tarde, "donde yo vivo hay 15 grados".

Otro que se ha quejado del calor ha sido el ciclista del Cofidis Dani Navarro. "Este bochorno está afectando muchísimo pero yo veo a los corredores del Astana más fuertes que el resto".

Precisamente fue el Astana (junto al Movistar) uno de los encargados de administrar la última subida. El equipo que lleva el nombre de la capital de Kazajistán siempre da noticias en esta ronda española aunque la primera fuera contraproducente para sus intereses, la expulsión de Nibali por ayudarse del coche de equipo para reintegrarse al pelotón tras una caída.

Por fortuna, ésta ya no es la Vuelta de los líos sino la del colombiano Esteban Chaves. No se sabe hasta qué momento pues su compatriota Nairo Quintana ha alzado este viernes la voz al decir: "Los rivales piensan alrededor de lo que hace Movistar y nosotros a lo nuestro, seguiremos pelando". Eso anuncia hostilidad. Sigue la batalla.

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