Edición

Borrar
Bach y Putin
Vladimir Putin y Thomas Bach hablan alemán en la intimidad
Juegos Olímpicos

Vladimir Putin y Thomas Bach hablan alemán en la intimidad

El COI salva a Rusia. Le debe a Putin su apoyo. El líder ruso defendió al Comité Olímpico contra las acusaciones de corrupción. Smirnov es el enlace

TOMÁS GONZÁLEZ-MARTÍN_abc.es

Miércoles, 6 de junio 2018, 15:54

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Son de la misma edad. Vladimir Putin nació en San Petersburgo el 7 de octubre de 1952, cuando la ciudad era soviética y se denominaba Leningrado. Thomas Bach nació en Wurzburg el 29 de noviembre de 1953 y fue un buen exgrimista alemán, medalla de oro en florete en Montreal 76, antes de ser elegido presidente del Comité Olímpico Alemán y finalmente presidente del COI. Mantienen una buena relación desde que Bach fue elegido el jefe del olimpismo mundial en 2013. Putin le expuso que Rusia volvería a ser más grande que nunca en el deporte. Se lo dijo en alemán, porque Vladimir lo habla perfectamente. Fue agente de la KGB en la antigua Alemania Oriental. Destinado en Dresde, sabía hablar el idioma y entonar sus diferentes acentos regionales. Putin y Bach. Fue el comienzo de una gran amistad. Peligrosa amistad, con intereses cruzados.

Ahora, Bach ha salvado a Rusia de la eliminación total de los Juegos Olímpicos. No estarán los atletas rusos, pero sí podrán competir en las otras cincuenta especialidades. Será cada federación internacional olímpica la que dictaminará los competidores rusos que podrán estar en Río 2016 y los que no. Bach ha salvado a Rusia. ¿Por qué? Porque el Comité Olímpico Internacional le debe dar muchas gracias a Putin, que no a Rusia.

Hay un argumento principal. El presidente de la Federación Rusa ha sido el único político de rango mundial que ha apoyado a los dirigentes del COI durante estos años de acusaciones de corrupción, detenciones y encarcelamientos. Putin manifestó su ayuda a los miembros del COI porque subrayó que ese ataque contra ellos estaba organizado por Estados Unidos y Gran Bretaña, que deseaban politizar de nuevo el deporte. Volvíamos a los boicots de Moscú 1980 y Los Ángeles 1984.

Putin escondía en esa batalla política el retorno de Rusia al dopaje para vencer como fuera. La decisión del presidente, expuesta a la nación, de recuperar el poderío olímpico para enorgullecer de nuevo al país con sus triunfos deportivos fue interpretado por sus nacionalistas compatriotas rusos como un retorno a la política soviética de ganar sin mirar las formas. El presidente exigía medallas y no le expliquemos cómo las conseguimos. El dopaje volvía a ser un medio, casi un fin. Así renacieron las trampas. Y así hemos llegado a esta situación límite. Hoy, el COI ha salvado a Rusia, al límite del gong, de su eliminación total de lo Juegos Olímpicos. No podía echar a Putin de los Juegos.

El presidente ruso manifestó hace dos días que creaba una comisión independiente para luchar contra el dopaje, integrada por especialistas rusos y extranjeros. Su misión será «el estricto control sobre la efectiva realización del plan nacional de lucha contra el dopaje». Listo, eligió como presidente de esa comisión a otro amigo de Bach, el ruso Vitali Smirnov, miembro del COI desde 1971 y vicepresidente del organismo en tres periodos: 1978-1982, 1990-1994 y 2001-2005. Vitali fue elegido miembro de honor del COI por Bach el pasado mes de enero. «Es una persona con una reputación absolutamente intachable, que cuenta con la confianza y el respeto de la familia olímpica», adujo Putin. Era un clara concesión a Thomas Bach, que ahora ha salvado a Rusia de su expulsión de los Juegos.

Lo que ha hecho el presidente del COI, también, es salvar una guerra política y deportiva total. No se podía castigar a deportistas inocentes. De momento ha conseguido una tregua. Pero esto no ha terminado. Smirnov deberá demostrar con los expertos que los últimos controles internos realizados a los deportistas rusos demuestran que el dopaje ya no era una norma. Que Rusia lo combatía, como Putin asegura. El presidente ruso expuso a Smirnov que «es necesario cooperar estrechamente con la comisión disciplinaria del COI, la Agencia Mundial Antidopaje y las federaciones internacionales, sean deportes olímpicos o no».

El presidente de la Federación Rusa de Atletismo, Dmitri Shliajtin, admitió el encubrimiento de pruebas de dopaje con vistas a los Juegos de Pekín 2008 y Londres 2012. Ahora, Putin desea lavar esa mala imagen con «Vitali» como presidente de una comisión que debe corroborar que las federaciones rusas pelean contra el dopaje.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios