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Suena el himno de Macedonia en el estadio de Los Cármenes mientras los españoles aguardan respetuosos su turno.
Los Cármenes mantiene su idilio con la Selección
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Los Cármenes mantiene su idilio con la Selección

El estadio del Zaidín presentó un aspecto inmejorable en una noche de fiesta para la afición granadina

Camilo Álvarez

Domingo, 13 de noviembre 2016, 12:14

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Con tanta bufanda del Granada por ahí suelta parecía que se vestían los alrededores de Los Cármenes para un partido del conjunto rojiblanco, aunque las banderas de España y las bufandas del combinado nacional también se dejaron ver para despejar dudas. Desde varias horas antes de que comenzara el espectáculo el Zaidín era un hervidero. La puerta del hotel donde estaba alojada la selección, el Abades Nevada Palace, muy próximo al estadio, presentó un gran ambiente, con decenas de aficionados apostados a ambos lados de la carretera para ver salir al autobús camino del recinto deportivo.

También en la puerta de acceso del vehículo que conducía a los futbolistas de La Roja a Los Cármenes se produjo una importante aglomeración aunque, a diferencia del bus del Granada cuando juega en Los Cármenes, esta vez entró en el parking del estadio y los jugadores se bajaron del mismo ya dentro del recinto vallado. Los que desde luego hicieron su particular agosto en pleno mes de noviembre fueron los bares, llenos a rebosar hasta pocos minutos antes de que comenzara el partido.

Poco a poco se fueron ocupando todos los asientos hasta que se completó el aforo. Las últimas entradas se despacharon pocos minutos antes del partido y se pudo colgar el cartel de no hay billetes. El calentamiento de los internacionales españoles ya fue todo un acontecimiento. Miles de banderas hondearon para recibir a los dos equipos. Cuando sonó el himno de Macedonia el público granadino se comportó de la mejor forma, como era de esperar. Un respetuoso silencio y aplauso al final del último acorde. Cuando se escuchó la primera nota del himno español las miles de banderas repartidas por Los Cármenes se movieron al compás de la música mientras la gente coreaba el clásico lolo lolo en un ambiente sobrecogedor que ponía los pelos de punta. La entrega en el campo era segura, pero en la grada no cabía ninguna duda. Y por si en algún momento podía decaer el ánimo, estaba presto Manolo el del Bombo para levantar al respetable. Su lugar en el primer acto fue el fondo norte, el del marcador, y allí lo acogieron como un auténtico ídolo.

Ya con el balón en marcha los cánticos se alternaban con minutos de mayor silencio. Concentración máxima en el juego. El primer sobresalto llegó en el minuto 14, cuando Morata se revolvió para disparar ante el uy en la grada. Primer aviso serio de los de Lopetegui. Se ve que esa acción animó al respetable, porque un minuto pasado el cuarto de hora apareció la primera ola en Los Cármenes, quizá demasiado pronto visto lo visto sobre el terreno de juego pero que demostraba que la visita de España siempre es una fiesta. Tras un inicio algo más frío, el ritmo subía en el campo y se contagiaba a las tribunas.

Para acabar de rematar la fiesta llegó por fin el tanto español . No pasará a la historia como el de más bella ejecución, pero para los 19.300 de la grada era lo de menos. Con el pitido final, aplausos y a por el bocadillo.

Los minutos finales

El segundo tiempo comenzó con un ambiente algo más frío. La primera gran ovación fue para Morata, que se marchó sustituido por Aduriz. Recibido con mucho cariño también el ariete del Athletic algún pito, y eso que ha sido muchas veces el verdugo del Granada. Parecía que con el 2-0 de Vitolo de cabeza se rompería cierta monotonía en el partido pero fue al contrario. Los de Lopetegui bajaron el ritmo y la grada se contagió en cierta manera. Quizá por eso la gente pedía a Isco desde la grada, pues entendía que el malagueño le podía dar un aire algo más dinámico. Antes de que el futbolista del Real Madrid entrara en el campo se celebró casi como si de un gol se tratara una tremenda parada de De Gea, con poco protagonismo hasta el momento en un partido de clarísimo dominio español.

A falta de espectáculo en el césped, en el fondo norte se lo pasaba en grande con un improvisado torero que deleitó a los que tenía a su alrededor con unos muletazos entre olés. Contribuyó Nesteroskvi, el nueve de Macedonia, a animar con su actitud. Minutos antes la había tenido con Carvajal, y cuando se marchó sustituido entre pitos y saludó con cierta guasa a la tribuna.

Parecía condenado a morir el encuentro con un partido ciertamente tedioso cuando una jugada por la derecha terminó en un preciso centro de Carvajal al otro costado para que Monreal anotara el tercero. A partir de ahí se precipitarían los acontecimientos para dejar un regusto dulce en el respetable. Porque no había pasado ni un minuto del tercero cuando Lopetegui mandó a calentar al ídolo local, José Callejón. Y mientras trotaba en la banda, Aduriz puso el cuarto en el marcador de Los Cármenes. Apenas le dio tiempo de calentar algo los músculos al de Motril porque ese gol tuvo la reacción inmediata de hacerlo jugar.

Recibió su primera pelota mientras se coreaba su nombre en Los Cármenes. Tuvo una ocasión Callejón con un tiro cruzado. Hubiera sido la guinda a una noche de fiesta en Granada. No pudo ser, pero se demostró que su tierra está con el representante que más alto ha llegado en este deporte.

Con el final del encuentro se produjo una de las imágenes más llamativas de la noche, con un tremendo despliegue de seguridad para evitar una invasión. Lopetegui dio las gracias a través de Twitter a Granadfa por su «tremendo apoyo». Hasta la próxima, Julen.

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