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Leo Messi se lamenta en el partido ante el Deportivo.
Tropezón del Barça
15ª jornada

Tropezón del Barça

El sorprendente Dépor aprovechó la relajación azulgrana con dos goles a favor y se llevó un meritorio empate del Camp Nou

CRISTIAN REINO

Sábado, 12 de diciembre 2015, 01:06

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Luis Enrique había advertido en la previa que nada de estar pensando en Japón, que lo primero es la liga y que la mejor manera de afrontar la Intercontinental es manteniendo las distancias sobre el Madrid y el Atlético. El técnico asturiano tenía la mosca detrás de la oreja. Después del empate en Valencia de la semana pasada, que pareció un accidente, el Barça volvió a tropezar en la misma piedra y, cuando parecía que tenía el partido ganado, no supo aprovechar un claro 2-0 y en el cuarto de hora final dilapidó una ventaja, que acabó en un meritorio y merecido empate para el Deportivo, que supo plantar cara a los azulgrana y que sorprendió por su apuesta ofensiva.

El Barça viaja este domingo al país del sol naciente como líder, pero ya sin apenas colchón, pues ha encadenado dos empates que dejan el campeonato en un pañuelo.

Los gallegos llegaban como sextos en la tabla, como equipo revelación del año, y no decepcionaron. Luis Enrique no quería relajaciones y por ello salió con su equipo de gala, salvo Sandro, que reemplazaba a Neymar, lesionado esta semana. Los blaugranas, como acostumbran en el Camp Nou, saltaron a marcar distancias cuanto antes, pero se encontraron con un cuadro blanquiazul muy respondón.

Víctor Sánchez aleccionó a sus hombres para que no se cerraran y para que trataran de jugarle de tú a tú al equipo local, extremo que pocos equipos se atreven en el Camp Nou. De hecho, la primera ocasión de peligro fue de los gallegos, al cuarto de hora, en la que Bravo resolvió un mano a mano con Jonathan.

Normalmente, los equipos visitantes acostumbran a cerrarse en el coliseo azulgrana, de ahí que la disposición defensiva del Dépor sorprendiera al Barça. Víctor Sánchez dibujó una retaguardia con dos líneas, una de cuatro y una de tres, que dejaba casi libres las bandas, pero que mantenía a sus tres hombres de ataque en posiciones adelantadas, lo que impedía a los blaugranas avanzar su defensa para ejercer la presión y sobre todo impedía a Busquets incorporarse al ataque, lo que cortocircuitaba el ataque culé, que se estrellaba con disparos lejanos o infructuosos centros desde las bandas.

El dibujo táctico del Deportivo se le atragantaba al Barça, hasta que Messi sacó la magia y puso las cosas en su sitio. Cerca del 40, botó un golpe franco, que se coló en la escuadra de Lux. Al borde del descanso, el crack argentino abría la lata y facilitaba el trabajo de sus compañeros. Ante la ausencia de Neymar, el 10 de Rosario retrasó su posición, lideró el equipo desde la media punta y en ocasiones los azulgrana actuaron con un 4-4-2 y no con el 4-3-3 habitual cuando está el tridente al completo.

Tras el descanso, en cualquier caso, el Dépor mantuvo el plan inicial y se fue a por el empate, aunque un nuevo golazo, en este caso de Rakitic, que lanzó un obús desde el borde del área, pareció frustrar para siempre las esperanzas coruñesas cuando aún faltaba media hora para el final del partido. A falta de juego colectivo, el Barça se deshacía del equipo gallego gracias a la calidad de sus hombres y a dos zarpazos muy certeros.

Sin embargo, el Deportivo no había dicho su última palabra. A partir de ahí, el partido se descontroló definitivamente. Los azulgrana trataron de conservar más el balón y esperar al Dépor para sorprenderle a la contra.

Parecía que los de Luis Enrique tenían el partido controlado, hasta que Lucas Pérez enseñó sus garras. Primero amagó, rematando a la red, un disparo que se estrelló en el larguero de Luis Alberto, pero anulado por fuera de juego. Poco después, recibió entrelíneas, aprovechó que Mathieu acababa de entrar y salió tarde al achique, y ante la salida de Bravo le superó, definiendo de maravilla. Undécima diana del delantero coruñés, que a falta de un cuarto de hora sembraba el pánico en el Camp Nou. Se ponía muy bonito el partido y sobre todo muy emocionante: los nervios locales se mezclaban con la fe visitante. Ésta fue mucho más poderosa, y en el 86, Bergantiños, culminó la remontada y selló un partidazo heroico de los gallegos. El mazazo fue tan grande para los azulgrana, que se quedaron sin poder reaccionar.

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