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Benítez, durante el partido ante el Shakhtar.
Los claroscuros del proyecto Benítez
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Los claroscuros del proyecto Benítez

El equipo blanco resuelve por calidad y brilla al contragolpe pero se derrumba y no completa un partido redondo

Ignacio Tylko

Viernes, 27 de noviembre 2015, 09:51

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Rafa Benítez se afanó en trasladar un mensaje positivo y en mostrarse «más satisfecho que preocupado» tras la extraña victoria del Real Madrid en el exilio del Shakhtar, pero la procesión va por dentro. A un técnico tan meticuloso, aplicado y obsesionado en el equilibrio como el madrileño, seguro que le gusta mucho más ganar 0-1 que 3-4 y le inquieta que su equipo haya encajado nada menos que 10 goles en los últimos tres partidos, más del doble de los que había recibido hasta entonces. Es cierto que seis de ellos los ha sufrido Kiko Casilla, poco afortunado en el Sánchez Pizjuán, pero no es una cuestión de portero sino de falta de concentración y agresividad a la hora de defender. No termina este equipo de hacer un partido redondo. Juega a rachas y aparece y desaparece, como el Guadiana. Las actuaciones en el Vicente Calderón, Balaídos o Nervión, representan buenos buen ejemplos de la irregularidad merengue.

El entrenador blanco se marchó satisfecho de Lviv por la «implicación y el grandísimo trabajo de todos los jugadores», y porque considera que «el Madrid dominó todas las facetas del juego hasta que cometió el penalti». «Dimos el primer paso para reaccionar tras la derrota ante el Barcelona, aunque hay que manejar mejor las situaciones», insistió Benítez, antes de citar esa pena máxima que debió evitarse Casemiro y el gol de córner parecido al que le anotaron en Sevilla. No es de recibo que el balón pase por todo el área pequeña sin que nadie anticipe y que un rival remate libre de marca en el segundo palo. «Lo vimos todo han hecho que nos relajamos», reconoció Carvajal tras destacar que su equipo jugó «mucho más compacto y junto delante y detrás» que en citas precedentes. El lateral marcó un golazo y dejó patente que es mejor que Danilo y que su suplencia en el clásico fue un craso error de su técnico. «Hay que aprender de errores que no se pueden repetir», remarcó Isco.

La lesión de Rafael Varane, achacada por su entrenador a la sucesión de partidos, agrava la crisis latente entre los jugadores y el cuerpo médico que encabeza el doctor Jesús Olmo, a quien defienden Florentino Pérez y el entrenador. Con la del francés son ya nada menos que 15 las lesiones musculares esta temporada, sin contar recaídas. Su baja supone un serio contratiempo empezando por Eibar, ya que Sergio Ramos estará al menos un mes de baja por la lesión en el hombro. Lo más normal es que Pepe y Nacho sean los centrales, aunque existe una corriente del madridismo que reclama retrasar a Casemiro al eje de la zaga. Nadie parece acordarse de Arbeloa.

Durante 77 minutos, sin embargo, el Real Madrid mostró sus credenciales, unas virtudes que le hacen estar ya clasificado para octavos de Champions como líder de grupo y poder afrontar como un entrenamiento la cita frente al Malmoe. Quedó demostrado que es un equipo más ordenado, junto y solidario si Benítez se atreve a poner un centrocampista más en detrimento de una estrella de la 'BBC', en este caso Benzema. Casemiro corta y auxilia a sus compañeros y mejora a Modric, fenomenal ante el Shakhtar porque es un medio que cambia el ritmo y desequilibra. «Hay varios jugadores de los que se hable menos pero dan sentido al juego», ponderó Benítez en referencia implícita al croata, a Casemiro y a Kovacic.

Cristiano-Bale, imagen de unión

Recuperaron los blancos su contragolpe extraordinario. En desventaja, el Shakhtar, repleto de brasileños, abrió sus líneas, y el Madrid encontró espacios para correr. Gareth Bale empezó con serias dificultades para jugar de espaldas como segundo delantero, pero en las contras fue un puñal por la izquierda. Volvió a funcionar la conexión entre el galés y Cristiano Ronaldo, que se liberó tras jornadas de sequía, recuperó el olfato goleador y por primera vez en Champions ofreció dos asistencias. Ya ha marcado en 200 partidos oficiales diferentes con el Real Madrid y suma 69 goles en la máxima competición continental, tres más que Raúl en casi la mitad de partidos (68 del portugués por 130 del madrileño), y 20 más que Di Stéfano.

«Los delanteros tienen libertad para permutar sus posiciones en función de los espacios que encuentren», esgrime Benítez cuando se le insiste en la posición ideal de Bale, a quien abrazó Cristiano arrojándose al césped en una imagen de aparente unión que es portada en la web del Real Madrid. «Estuvimos bien y con más confianza. Estamos satisfechos porque nos hemos recuperado anímicamente de la derrota ante el Barça», resumió Ronaldo. La alegría del crack de Madeira contrastó con el rostro cabizbajo de James Rodríguez, quien calentó durante la segunda parte pero no jugó en Ucrania. Benítez, de quien se dice que en Lviv estuvo más dialogante y campechano con sus jugadores -«fue más compañero que profesor» según informó Radio Marca-, está obligado a reconducir su relación con el colombiano.

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