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Iniesta aplaude al público tras el debut de España.
«Jugar a su lado es una maravilla»

«Jugar a su lado es una maravilla»

El equipo se abraza a Iniesta y destaca las virtudes del mejor jugador del partido

Enrique Yunta

Martes, 14 de junio 2016, 09:49

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Iniesta es quien da el sentido a España, el guardián de la receta mágica que distingue a esta selección. Fue Luis Aragonés quien apostó por el toque y luego le dio recorrido Vicente del Bosque con buen gusto, pero desde que se fueron Xavi y Xabi ha sido Iniesta quien ha mantenido esa idea de fútbol champán de la que tanto se presume. Faltará gol, incuestionable la afirmación, pero ver al manchego vale más que el mejor de los aciertos.

Una vez más, dio un recital de escándalo el Stadium Toulouse, que se alumbró justo para la hora del partido. Himnos, saludos, fiesta protocolaria y a jugar, centrándose todo el mundo en De Gea y en Casillas cuando la verdadera historia estaba en Iniesta. Todo lo hace bien. «Es un privilegio», resume David Silva. «Ha dado mucho y yo con él me llevo muy bien, es un espectáculo». «¡Un fuera de serie!», exclama Nolito a su manera. ¿Y a Aduriz que le pareció el partido del «6»? «Me da hasta risa contestar a eso. Es una maravilla jugar a su lado».

Iniesta compareció en la previa, pista gorda ya que antes el estreno de cualquier torneo pata negra suelen hablar los capitanes. Junto al centrocampista del Barça estaba, claro, Sergio Ramos, a quien le corresponde llevar el brazalete en este declive de Casillas. Pero ahí está Iniesta, mucho más líder de lo que puede aparentar, jefe de la manada y dueño del fútbol de España.

Después de sestear durante un cuarto de hora, más pendiente de no fallar que de buscar el propio acierto, Iniesta dio al interruptor y regaló un chorro de buenas maneras. Pases, control, poderío y calidad, un lujo que mejora con los años. En breve, la gente se planteará qué será del fútbol cuando él se vaya. Hasta entonces, toca disfrutarlo.

Las mejores ocasiones de la selección llegaron en esa media hora de pasión manchega, clarividente para lanzar balones imposibles que sólo él puede ver. Entre cientos de piernas checas, feliz el rival con el autobús y las intervenciones de un genial Petr Cech, Iniesta descifró el mensaje y desatascó al equipo. Nadie tiene que decirle por dónde se tiene que mover, pues él solo es capaz de interpretar situaciones que el resto de la humanidad no llega a entender.

Lo hace todo con una apariencia de superioridad asombrosa, con clase y elegancia, sin la necesidad de ganarse a la gente con una carrera populista. Mantuvo la calma cuando la cosa se ponía fea y suya fue la asistencia para que Piqué firmara un triunfo de oro. Un pase majestuoso, como todo lo que él hace. Iniesta es talento puro.

«Siempre he intentado tener una responsabilidad alta cuando he jugado, independientemente del momento. Es así como vivo el fútbol y como lo he vivido siempre. Y ahora no es una excepción en el sentido de que al final es un juego colectivo y todos tenemos que dar lo mejor de uno mismo», argumentó el héroe, cada día mejor. «Intento cuidarme, trabajar para estar al mejor nivel y tenerlo el mayor tiempo posible».

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