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Bruno García da una indicación en el transcurso de un entrenamiento con la selección de Japón.
El sol naciente en Bruno García
FÚTBOL SALA

El sol naciente en Bruno García

El extécnico de Oxipharma afronta el reto de clasificar a Japón para el Mundial 2020

Sergio Yepes

Martes, 4 de abril 2017, 03:04

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Un sol naciente ilumina la carrera profesional del técnico Bruno García (06/06/1974). La de quien se convirtió en uno de los principales exportadores del modelo nacional de fútbol sala después de que el 5 de mayo de 2012 hiciese historia en esta provincia al liderar el ascenso de Oxipharma a Primera división.

Y es que desde finales de octubre este gran orador que hizo de la acción el fruto propio del conocimiento tiene encomendado la labor de reconvertir a la de Japón en una de las selecciones más prósperas. En sustitución del granadino de adopción Miguel Rodrigo, ahora al frente de Tailandia, el ferrolano realiza un «trabajo intenso», a la vez «apasionante», en el que le avalan los éxitos alcanzados con los primeros combinados a los que dirigió: el de Perú (2013) y el de Vietnam (2014-2016). Y en el que se trata específicamente de asegurar el concurso del país nipón «en el Mundial de 2020», con independencia de que sea o no el organizador. Para ello se afana en hacer crecer el nivel de la F-League, la máxima categoría japonesa, y de los entrenadores autóctonos. Así las cosas, y mientras se centra primeramente en la fase clasificatoria de noviembre en vistas a la Copa Asia 2018, el gallego «piensa que hay mucho por hacer». Pero le alienta la oportunidad de refrendar que el valor que aporta el preparador español es diferencial en base a su «ideología y metodología».

Actividad

«No he parado en el poco tiempo que llevo aquí desde que llegara en noviembre. He trabajado ya con la selección absoluta, he colaborado con la Sub-20, he estado observando a la femenina y también he estado dando cursos de entrenador», explica Bruno García después de haber establecido su base de operaciones en Tokio y detectado ya uno de los principales problemas que tiene que atajar si lo que pretende es cumplir los objetivos. «Japón es un país que creció mucho en la última década. Pero que luego se estancó. Y uno de los motivos es que la edad media de las plantillas de que se compone la principal competición doméstica es bastante alta» como consecuencia de que «no hay escuelas de futsal» y de que el rejuvenecimiento está dependiendo «de jugadores de veintiún o veintidós años» que carecen de formación específica porque «proceden del fútbol». Y claro, eso mismo que está motivando que «haya una franja de futbolistas de la que no podemos nutrirnos» es un problema que ya se evidenció este pasado año, que es cuando Japón no tomó parte en el Mundial de Colombia porque en la previa Copa Asia no quedó entre las cinco primeras, al caer eliminada en cuartos por Vietnam. Por el combinado que precisamente dirigía Bruno García.

«Este país -dice en referencia al que tiene como capital a Hanoi- sirvió como muestra de la revolución de los equipos inferiores de Asia. Y lo que logramos no fue casualidad, pero sí que una sorpresa para los que no saben cómo se trabaja en España», señala el gallego al repasar lo que dieron de sí dos años y medio que da por besados por lo mucho logrado con la selección vietnamita . «Ocupamos la cuarta posición en la última Copa de Asia, cuando en la anterior no había pasado de octavos. Y encima en el Mundial llegamos a octavos, cuando esta nación nunca había participado en una competición de estas características», resume con la sensación de que «lo que hicimos fue abrir los ojos a otros países que están dispuestos a invertir».

Juegos Bolivarianos

Y en su caso, demostrar que estaba capacitado para dejar tan alto el pabellón como en Perú. Tras dar por concluido un previo periodo en China -Changchun Fengyun y Zhejiang Dragons- tomó los mandos de una selección ubicada en el noveno puesto del ránking sudamericano y consiguió que se colgara la presea de bronce en los Juegos Bolivarianos celebrados en 2013.

«Fui porque era un reto de verdad». Y la consecución de la que dice que fue «la primera medalla de la historia del país en deportes colectivos» le hizo sentir que no hay nada más cierto que aquello de que 'el que quiere subir, inventa la escalera'. Un conocido proverbio japonés que aplicó desde sus inicios y que aspira que lo vuelva a propulsar. El miércoles su nueva selección empató un amistoso ante la de Hungría (1-1) y así sintió haber subido un escalón más.

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