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Fran Cara, con camiseta blanca, durante un encuentro de liga disputado esta temporada ante el Puerto de Motril.
El niño que venció la parálisis cerebral haciendo 'lo imposible': jugar al fútbol
DEPORTE ADAPTADO

El niño que venció la parálisis cerebral haciendo 'lo imposible': jugar al fútbol

El delantero del Albuñol es la pieza clave en el equipo de Valeriano Fernández. Se trata de un futbolista con parálisis cerebral al que le dijeron que no iba a caminar y que hoy celebra los goles a base de esfuerzo

CÉSAR GUISADO

Jueves, 18 de mayo 2017, 13:36

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A Fran Cara, (Albuñol, 2004) la vida no se lo puso fácil desde antes de ser vida. Nació prematuro, de un parto gemelar en el que su hermano no sobrevivió y la falta de oxígeno mientras estaba en la incubadora le causó una parálisis cerebral. Los médicos traían malas noticias. Le dijeron a su madre que su hijo no podría caminar. Aunque hoy el chaval anda marcando goles con el equipo de su pueblo.

Porque el entusiasmo de Fran, las ganas de agarrar cada día una pelota, han bastado para levantar sueños y derribar sus propios muros. Valeriano Fernández es su entrenador y explica, dibujando una fotografía con sus palabras, cómo hay días en los que encuentra a Fran tumbado en el suelo del vestuario, ingeniándoselas para ponerse un calcetín.

Lo hace sin desistir, sin pedir ayuda, hasta que salta al césped con sus compañeros. Fran, dice Valeriano, «ha aprendido que en la vida, sin lucha no hay gloria, y en un pueblo pequeño como es Albuñol, con las limitaciones que tenemos, lo fácil sería buscar excusas», asevera.

Una pasión

Fran ama el fútbol. Es su pasión. «Pero también es el peor deporte que podría practicar», explica su entrenador, señalando las palabras de fisioterapeutas que aconsejan la natación y la hípica como las actividades que más y mejor ayudan a desarrollar la musculatura en edad de formación.

El chico pierde progresivamente elasticidad muscular y los tendones de sus articulaciones están cada vez más rígidos. Hace un año, fue operado en Barcelona para mejorar su calidad de vida y la familia no descarta que deba volver a pasar por el quirófano en poco tiempo. Cuenta Valeriano que ya se le nota una mejoría sobre el césped, «el problema es que cuando vuelva a crecer, los tendones seguirán su curso», se lamenta.

Empero, aquí es donde se siente cómodo. Sobre la alfombra verde. El chico quiere ganar, como todos. Pero no se conforma con el partido, lo intenta en cada regate, en una carrera, en un salto o rematando en boca de gol. Tiene 13 años y es consciente de que tiene algunas limitaciones. Se sabe en inferioridad motriz respecto a sus compañeros en el choque, pero ¿qué delantero no se ha topado con un defensa más duro?. Cara lo compensa con esfuerzo, con tenacidad, con inteligencia.

«Es el primero que llega al campo y ya viene con los cordones atados de casa, ya que él sólo no puede hacerlo. Pero no pide ayuda, sabe que cada tarea, como ponerse una bota, debe hacerla por él mismo», relata su entrenador.

Sobre el césped, es pura lucha. Fran es el delantero del equipo. Anima a sus compañeros y les pide intensidad en cada choque. Y estos lo animan en el error así como le riñen si no llega al remate o pierde en la carrera con el defensor, ofreciendo quizá, la mejor lección que este grupo de chavales puede dar. «Ellos no ven a Fran diferente porque no lo es. Es un niño y como tal, sus compañeros les exigen el mismo esfuerzo porque es uno más en el equipo», dice Valeriano.

El técnico, lejos de relegarlo al banquillo, ha dibujado la pizarra en torno a las capacidades de cada uno de sus futbolistas. Por eso Fran Cara es el delantero. «Construimos para que él sea el más adelantado ya que físicamente perderá en el choque con cualquier niño de su edad. Entendemos que los espacios pueden serle válidos para su juego, así que trabajamos con él la ocupación de la espalda del rival y situaciones cercanas al área, donde pueda finalizar con un toque», abunda. En otras palabras, Fran se encarga del remate, y lo hace de puntera porque no puede girar el tobillo para golpear de interior, aunque ya sabe que el 'fisio' le ha dicho que lo intente.

La camiseta de 'Lillo'

Hace unos días, la Asociación Deportiva Albuñol celebró su propio torneo anual, al que acudieron equipos de la costa granadina y almeriense. En juego, un trofeo para el equipo ganador y la camiseta del jugador del Sporting de Gijón Manuel Castellano 'Lillo', quien la cedió especialmente porque guarda amistad con uno de los entrenadores del equipo albuñolero.

La zamarra de Lillo fue el premio para el mejor jugador local. Podría ser para el que más goles anotase, o el que más condiciones tuviese para jugar al fútbol. Pero este no es el proyecto del Albuñol. Aquí se premia el esfuerzo por encima de todo, la ilusión independientemente del resultado.

Cuando Valeriano Fernández anunció para quién era la codiciada camiseta de un jugador de Primera división, nadie en el vestuario se sorprendió. «Todos coincidieron en reconocer a Fran como el jugador más valioso que el equipo puede tener ahora mismo. Para estos chicos no es cuestión de sentir pena o empatía. Han sabido reconocer en un compañero su trabajo diario, la dedicación y su esfuerzo», apuntilla el entrenador.

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