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Froome celebra su tercer Tour.
El Sky de Froome se adueña del Tour
ETAPA 21

El Sky de Froome se adueña del Tour

El africano suma el triplete por delante de Bardet y Quintana sin casi oposición y escoltado por un equipo imbatible

J. Gómez peña

Domingo, 24 de julio 2016, 02:22

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Chris Froome tiene prohibido dar la mano a las muchas personas que le ofrecen el saludo. El Sky no le deja. No es falta de educación; es cautela. Previsión ante posibles infecciones. Como alternativa, el ganador de este Tour choca el puño en un gesto amistoso, acompañado de una sonrisa tímida.

Así es el Sky, el equipo que desinfecta las habitaciones y abre los grifos antes de que lleguen los corredores. Todo limpio. El Tour metido en un quirófano. Cuando al inicio de esta década la escuadra británica llegó al ciclismo de ruta, su mentor, Dave Brailsford, anunció la meta a conseguir: quería ver a un británico en lo más alto del podio en cuatro o cinco años. La realidad ha ido más veloz: el Sky ganó la ronda gala en 2012 con Wiggins. Y ya lleva tres ediciones con Froome, 2013, 2015 y la que acaba de terminar en París con victoria al sprint de Greipel sobre Sagan. Todos sus rivales han corrido candados por la fuerza del Sky, el nuevo dueño del Tour, el equipo que cuida los detalles, que busca la perfección, que ficha a los mejores talentos y que manda en su era. Primero fue Wiggins; ahora es Froome. Todo indica que tras el africano, que aún tiene 31 años, vendrá uno de los suyos. No se sabe el nombre, pero sí el apellido: Sky.

Para asistir al final del Tour, París parecía un búnker. El goteo de atentados ha hecho desconfiada a esta ciudad, que llenó de armas los Campos Elíseos. Controles. Policías. Helicópteros. Cámaras. Pero en el circuito que va desde el Louvre hasta el Arco del Triunfo nadie estaba mejor protegido que Froome. El Sky manda en el palmarés del nuevo siglo y también en la carretera: Poels, Landa, Nieve, Rowe, Kiryienka, Stannard, Henao y Thomas han blindado a Froome. Con ese escudo antibalas, su tercer triunfo ha sido el más sencillo. Sin apenas oposición. Bardet, el segundo en el podio, se conformó con un arranque de valentía en los Alpes. Tiene 25 años, es fiero y es la esperanza de Francia. En 2017 querrá más. Al tercero en la general, a Quintana, no se le vio. Enemigo invisible, corrió escondido en un bolsillo de Froome. De la monotonía de ese Tour son culpables los adversarios del líder.

Con rivales tan tímidos y con Contador en casa por caída -el madrileño nunca se ha conformado con ser segundo- , Froome ha disfrutado como nunca de su triunfo. Sólo le han cuestionado la moto que le tiró en el Mont Ventoux y le obligó a salir pitando a pie, y la caída de la penúltima etapa de montaña. En esos dos momentos se atisbó su fragilidad. Han sido sus dos errores: en el Ventoux le pudo el pánico. Afortunadamente, los jueces hicieron justicia y neutralizaron ese tramo. En su segundo fallo, en la bajada empapada de Domancy, arriesgó en exceso cuando no lo necesitaba. Ese patinazo le arañó la rodilla, pero pudo haberle partido un hueso. Y con él, su tercer Tour. Froome ha sido su único rival.

Bardet y Quintana le esperarán en próximas ediciones. Como Adam Yates, cuarto y mejor joven. He aprendido a sufrir, asegura el británico. Porte, el quinto, parece haber tocado techo. El sexto, Valverde, es caso aparte. Nada le afecta. Ni el cansancio tras ser tercero en el Giro, ni la obligación de sacrificarse por un líder, Quintana, que no dio la talla. Por el colombiano, Valverde se olvidó de ganar etapas. El séptimo, Joaquim Purito Rodríguez, se despidió del Tour con un último ataque en el puerto final, el Joux Plane. Eligió su manera de irse. En dos meses ya no será ciclista. Ya se le echa de menos. Con Froome, Bardet y Quintana subieron al podio Majka, mejor escalador; el Movistar, mejor escuadra, y, por supuesto, Sagan, el mejor a secas. El eslovaco acabó como líder de la regularidad y la combatividad y vencedor en tres etapas.

Lo más divertido del tercer Tour de Froome ha sido cosa de Sagan. Su ataque en los abanicos de Montpelier, cuando Froome se pegó a su rueda. Sus distintas formas de ganar al sprint. Su presencia en tantas fugas. Sagan siempre está. Él y Froome han sido este Tour. El africano comenzó a ganarlo en el descenso del Peyresourde, cuando Quintana, medroso, se apartó y no se atrevió a seguirle. La imagen de Froome, que tiene fama de torpe, ganando tiempo cuesta abajo y sentado en el cuadro de su bicicleta anunció lo que venía.

Su triunfo es total. Ganó en el descenso camino de Luchón, en la contrarreloj de Megeve, en los abanicos de Montpelier... Y dejó la montaña para que se la repartieron sus gregarios. Landa y Henao se quedaron con los Pirineos, y Poels, Thomas y Nieve, con los Alpes. Hemos demostrado que somos el equipo más fuerte, zanja Nieve. Y Froome, el mejor, el único que se atrevió a ir por el Tour desde el inicio. En 2012, el Sky le condenó a sacrificarse por Wiggins. Le obligó a perder ese Tour. Luego le ha escoltado en sus tres triunfos, los mismos que tienen Philippe Thys, Louison Bobet y Greg Lemond. Y los que tuvo Contador hasta que le anularon su victoria en 2010. Froome, que quiere aspirar al Tour cinco años más es el nuevo jefe. Lo ha elegido el dueño de la carrera, el Sky. Amo el Tour. Viva el Tour. Viva Francia, lanzó desde el podio de París. Quiere que el escéptivo público francés le quiera. Se lo ha ganado.

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