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Raúl López conduce el balón.
El Bilbao vuelve a golpear al Barça
cuartos de final

El Bilbao vuelve a golpear al Barça

Amador Gómez

Jueves, 18 de febrero 2016, 01:42

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La sorpresa llegó a las primeras de cambio. El Bilbao Basket no sólo compitió ante el Barcelona, como reclamaban su entrenador y sus aficionados, sino que fue capaz de derribar a uno de los favoritos al título, finalista de las seis anteriores ediciones de Copa y campeón en tres de ellas. El Barça se estrelló en La Coruña en el cruce de cuartos, como le ocurrió hace ocho años en Vitoria ante el mismo rival, ahora muchísimo más experto y relanzado por el espíritu del eterno Álex Mumbrú.

Ante Tomic tuvo en sus manos la prórroga, pero el pívot croata, en su peor temporada, se pegó un tiro en el pie al fallar un segundo tiro libre, tras una muy polémica antideportiva en contra del Bilbao, a falta de sólo tres segundos para el final. Tomic fue el reflejo del nerviosismo y la impotencia de un Barcelona aburrido y descabezado en la dirección que sucumbió ante el aplomo y descaro de un Bilbao que siempre tuvo fe y, sobre todo, a dos exmadridistas que sí estuvieron espléndidos.

Además de Mumbrú también brilló Hervelle. Y otro Alex, en este caso estadounidense, de apellido Ruoff, que dejó en evidencia a las estrellas azulgrana, confiadas, como su técnico, a una explosión de talento que no llegó, porque el Barcelona fue una caricatura y fío toda su suerte al tramo final, después de haber estado todo el partido negado ante la sacrificada defensa del Bilbao y sin ideas. Fracasó el Barcelona en todos los aspectos del juego y en todas sus líneas y se encumbró el conjunto de Sito Alonso, a pesar de que incluso hubo un favor arbitral al poderoso cuando el Bilbao rozaba ya con sus manos las semifinales.

La antideportiva de Slezas a Tomic cuando el Bilbao ganaba 71-73 y tan intenso duelo se consumía hizo estallar al Coliseum, que por si no estaba ya suficientemente de parte de la considerada víctima propicia se alió de forma definitiva con el equipo liderado por Mumbrú, todo un ejemplo de compromiso, trabajo incansable y eficacia. En el lado contrario, sin embargo, los azulgrana mostraron apatía y siempre un juego cansino, hasta que se vieron con la soga al cuello y Pau Ribas fue entonces el único que se quiso echar el equipo a sus espaldas.

Con Navarro hundido en el banquillo cuando el Bilbao ya abrochaba la victoria, Xavi Pascual, que tampoco tuvo recursos, sí que sacó a la estrella para tener la posibilidad de jugársela en la última acción. Demasiado tarde, porque el Bilbao, que nunca permitió al Barça tomar una ventaja de más de tres puntos (51-48 y 55-52 en el tercer cuarto y 66-63 en el último) perdió el duelo en el vestuario, antes de saltar al parquet, ante un adversario repleto de ambición y entusiasmo. Así, con sacrificio y grandeza, puso fin el Bilbao a la hegemonía azulgrana en la Copa. Y La Coruña lo agradeció como nunca.

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