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Veljko Mrsic, en pleno partido del Cedevita.
«Mi año en Granada no fue bueno porque mi cabeza no estaba en su sitio»
BALONCESTO

«Mi año en Granada no fue bueno porque mi cabeza no estaba en su sitio»

Veljko Mrsic, entrenador del Cedevita Zagreb

JOSÉ MANUEL PUERTAS

Sábado, 26 de noviembre 2016, 00:42

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Cuando en el verano de 2003, el CB Granada comunicaba el fichaje del croata Veljko Mrsic como buque insignia de su proyecto en búsqueda de la ACB perdida, todo hacía indicar que el alero de Split podía ser dominante en aquella Liga LEB. Su impresionante currículo, repleto de éxitos en Cibona de Zagreb, Zalgiris Kaunas, Unicaja Málaga u Olympiakos de El Pireo, entre otros, amén de en la selección ajedrezada, le hacía ser uno de los mejores exteriores europeos de la década previa a su fichaje por el club rojiverde. Sin embargo, nada pareció salir como estaba previsto. Mrsic nunca fue tan determinante como se preveía. El equipo dirigido por Sergio Valdeolmillos perdió más partidos de los deseados y, ya entrado el mes de diciembre, el hoy entrenador del Cedevita Zagreb ponía fin a su aventura granadina, con el club anclado en mitad de la tabla de clasificación. Un periplo en el que Mrsic, desde la perspectiva de los años y con la visión del entrenador, admite hoy que se equivocó. IDEAL se encontró con él durante el pasado Zadar Dogus Basketball Tournament, en una charla en la que el balcánico reconoció los errores de su pasado nazarí.

¿Por qué aquella aventura salió tan torcida?

De Granada tengo un buen recuerdo de la gente y de la ciudad. Pero como jugador no, claro. Fue culpa mía, porque por primera vez en mi carrera jugaba en una segunda división, y en mi cabeza no estaba todo en su sitio. Nunca estuve del todo contento.

¿Cuál fue el motivo para que eso ocurriera?

Mi familia vivía en Benalmádena, y todas las tardes iba allí y volvía. No estaba bien. Fue un error hacerlo así. Hace poco hablé con Sergio Valdeolmillos y le pedí perdón por lo que hice aquellos meses en Granada.

Parece evidente que se arrepiente de lo que hizo.

La cosa no salió bien. Hubo una racha en la que jugué mejor, pero la cabeza no estaba. Pensaba en mi familia, no estaba centrado en el trabajo. Este año tengo a Mirza Begic en el equipo, tiene a su familia en Ljubljana y quería dejarla allí y le recomendé que no, precisamente basándome en mi experiencia de Granada. Es algo muy cansado, y más cuando tienes más de 30 años ya.

Apenas trece partidos con la elástica rojiverde marcan la aventura de Mrsic en Granada. 10.6 puntos y 3.6 rebotes, su pobre estadística, con un llamativo, y paupérrimo, porcentaje de acierto en el triple del 16.7% y sólo un partido de alto nivel, ante el Drac Inca en la jornada 8, con 27 puntos y 40 de valoración. Lo que mal empieza, suele acabar mal.

Tal y como lo está contando, parece claro que fue usted quien pidió marcharse del club.

Sí, lo pedí yo. Con mi carácter, pese a que tenía un muy buen contrato, no aguanté, y el club fue muy correcto. Yo no quería estar allí con la cabeza en otro lado sólo para sacar dinero. Me fui un día a hablar con el gerente (Oriol Humet), y le pedí al club firmar la rescisión e irme. Volví un mes a Split y luego me llamó el Ulker, donde acabé jugando el Top 16 de la Euroliga.

Y claro, en lo estrictamente deportivo, las cosas no salieron bien.

Mientras estuve, fuimos fuertes en casa, pero sólo ganamos un partido fuera. No estaba contento tampoco por eso, por cómo jugué. Tuve incluso un enfrentamiento con Sergio Valdeolmillos. Siempre le pediré perdón cuando hable con él.

Valdeolmillos es de fuerte personalidad, ¿Chocaron mucho?

Sergio tiene mucho carácter, era un gran entrenador. Nuestra relación fue muy buena hasta ese momento. Pero yo soy cabezón, y con carácter competitivo. Tras un partido en casa en el que jugué muy poco (11 minutos ante el Calefacciones Farho Gijón) me volví un poco loco y pasó lo que pasó.

El gesto sincero y algo compungido de Mrsic se torna sonriente cuando, tras admitir que no ha seguido mucho las evoluciones de su antiguo club, al ser puesto al día sobre la actualidad nazarí, esboza una sonrisa complaciente: «me gusta que el baloncesto esté volviendo a su sitio en Granada».

Lo que más le sorprenderá es saber que Jesús Fernández, compañero suyo aquella temporada, sigue dando guerra todavía.

¿Ah sí, Jesús juega todavía? (con gesto de admiración).

Y tanto. De hecho Nacho Ordín, también ex compañero suyo, fue partícipe del ascenso a LEB Plata.

Ordín era un muy buen jugador. Tanto él como Jesús eran jóvenes entonces. Ahora todos somos viejos (risas). Me acuerdo de Alberto Pérez, el delegado.

Pues le gustará saber que ahora es el delegado de la selección española.

Ah, muy bien, muy bien. Es un gran tipo.

Tras ello, Mrsic, un tipo educadísimo, se despide de IDEAL reiterando su arrepentimiento por lo hecho en Granada. «Me equivoqué, quiero que quede claro». Aquella etapa y su toma de decisiones sin duda le marcó en su actual puesto de trabajo, donde gestiona, desde la banda del Cedevita, a la mayor colección de talento joven de ese vivero que es el baloncesto croata, y donde destaca un bosnio, Dzanan Musa, del que los grandes analistas dicen que el gran rival coetáneo del madridista Luka Doncic. Seguro que hoy, en su trato con el vestuario, Mrsic establece directrices que en su día no entendió de Valdeolmillos. Las vueltas que da la vida.

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