Con ganas de complicarse la vida en los 'play offs'
El Covirán deja escapar vivo al Lucentum y ya sólo aspira a lograr el factor cancha en el primer cruce de la lucha por el ascenso
Juanjo Martín
Domingo, 3 de abril 2016, 02:24
El aficionado nacido en la tierra del 'chavico' tiene muy asumido que su sino en el deporte es el del eterno sufrimiento. Quizá lo ha ... interiorizado demasiado. Sólo así se entiende que el Covirán no sacara adelante su duelo en el Palacio de los Deportes ante el Lucentum (74-80). Los nazaríes arrancaron tremendamente mal, pero consiguieron lo más difícil al darle la vuelta a un marcador muy adverso antes del descanso. El terreno estaba abonado para sumar una victoria que le habría permitido afrontar la última jornada de la Liga regular en LEB Plata con suma tranquilidad.
Sin embargo, eso habría supuesto una calma excesiva para los trabajados corazones de los seguidores, por lo que la escuadra granadina dejó escapar una gran oportunidad de ratificar la ventaja de campo en los 'play offs'. Ahora se lo jugará todo en la última jornada contra Tarragona. Una victoria le concedería la quinta plaza, mientras que una derrota le relegaría a la sexta o incluso a la séptima plaza, en función de si Ávila pierde o gana a Araberri en la jornada final.
Ese panorama quedó trazado anoche después de que el conjunto de Pablo Pin recibiera una nueva decepción en el pabellón del Zaidín, que dista de ser el fortín que sólo Ávila asaltó en la primera vuelta. Los tropiezos como local se han sucedido con relativa frecuencia en los encuentros ante clubes que están mejor posicionados en la tabla, algo que no se varió ayer y que propició una nueva decepción en el último choque de la Liga regular en este recinto. La siguiente cita ya corresponderá a los 'play offs', aunque aún está por ver si el factor cancha corresponderá al Palacio o pertenecerá a una cancha ajena.
En el choque ante Lucentum, matemáticamente cuarto pase lo que pase la próxima semana, el Covirán no pareció haber pasado página de la reciente Semana Santa ante la 'torrija' mostrada en pista delantera. Sus primeros cuatro minutos fueron una acumulación de despropósitos, al quedarse sin anotar ante las continuas pérdidas de balón que impidieron incluso mirar aro. El equipo del granadino Miguel Ángel Zapata se frotó los ojos de pura incredulidad ante semejante ofrenda y rápidamente estableció una decena de ventaja (2-12).
Pin movió el banquillo y los puntos empezaron a llegar con un poco más de fluidez en el bando nazarí. No obstante, la inspiración desde más allá del perímetro del rival hizo que los levantinos conservaran una considerable ventaja (13-25) durante el primer cuarto. El Covirán recurrió entonces a una defensa en zona que desenchufó por completo al Lucentum. Con cambios en la misma posesión y diversos ajustes -especialmente en el poste medio-, los granadinos secaron a Alicante durante cuatro minutos. Schoof y Duane James reactivaron el ataque de los anfitriones, que se adelantaron en la postrera posesión de la primera parte con un triple casi sobre la bocina de Iván Martínez (34-31).
La remontada se consumó en tiempo récord gracias a un acierto exterior al que también contribuyó Berni Castillo. El equipo había sabido sobreponerse al pobre rendimiento de los bases en el timón -se jugó mejor con Iván de '1'- y a la baja aportación de un Jesús Fernández aún renqueante de su reciente lesión. El interior apenas se ha entrenado cinco minutos en las últimas dos semanas, lo que justifica que se le viera sin el ritmo de otros choques.
A base de pequeños arreones, los nazaríes aguantaron su mandato en el marcador, que se amplió hasta los seis puntos al poco de iniciarse el cuarto y definitivo acto. Sin embargo, en ese instante aparecieron los despistes que ya han condenado en demasiados partidos. Xavi Hernández y Guillén se beneficiaron de los malos ajustes defensivos sobre ellos para minimizar la racha triplista de Iván Martínez, que encadenó tres seguidos (65-61).
A falta de dos minutos se regresó una vez más a la paridad de fuerzas (70-70), provocando así un desenlace abierto en el que cualquiera podría haberse impuesto. Ahí fue cuando debieron pensar los integrantes del Covirán que una última jornada sin nada que jugarse no tenía gracia. Por eso regalaron un rebote ofensivo a Guillén tras un mal tiro de Lucentum, lo que mandó a Alicante a la cuarta plaza y a los nazaríes a sufrir hasta el final.
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