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Izal llenó el Palacio de los Deportes con una gran actuación
Los reyes del indie, en palacio

Los reyes del indie, en palacio

Izal provoca el primer lleno del año en la cancha del Zaidín con un concierto rodado que certifica su ascenso a la categoría de grupo de pura fascinación

Juan Jesús García

Domingo, 29 de enero 2017, 02:31

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En Navidades una consulta a la web de ventas de entradas en Granada daba el revelador resultado de que quedaban exactamente 18 localidades para el concierto de Izal en el Palacio de Deportes, el suyo ha sido el primer lleno del año aquí, y la certificación absoluta de su ascenso al nivel de grupo de 'cuatro ceros' y 'todo vendido'. También son responsables de que los bolis Bic se vendieran ayer a 60 euros (claro que en Madrid están a 100 euros).

Los alrededores del Palacio de Deportes tenían el ambiente de las grandes ocasiones, con bullicio alegría y animoso botellón para ir hidratando la espera en la larga cola de acceso. A diferencia de la anterior cita palatina, la de la despedida de 091 en las que el respetable una generación más adulta fue buen cliente del servicio de bar interior, los más jóvenes prefirieron la fresca, aunque lo fuese y mucho al raso, con el Sandevid como 'bebedizo best seller' a juzgar por los residuos que 'decoraban' los accesos al recinto deportivo y muy decorosamente retirados antes de la salida.

Dentro un gentío esperaba ansioso la aparición de los madrileño/vascos, cuya carrera ha sido un suma y sigue progresivo y sin pausa hasta el actual momento estelar, ya con proporciones de estrella del estadio-pop internacional. Y sorprende las ganas con que la gente los espera (al 50% ellos y ellas, aunque a la hora de cantar es considerablemente más agudo el trino), convirtiendo la cancha en una olla a presión de cuerpos y deseos, con un calor humano que es pura brasa y una identificación no exenta de misticismo con su portavoz. Hay grupos que producen una agitación incontenible, pero además, lo de Izal, en diversas fases de su noche, fue neta fascinación.

Pero antes que ellos se aprovecharon de semejante calidez humana sus amigos de Modelo de Respuesta Polar, compañeros de faena, de escudería (¡la histórica de Manuel Notario, desde los tiempos de Gabinete Caligari, Rey Lui y Los Flechazos!) y de sello discográfico, donde el grupo de Borja Mompo ha publicado su tercer disco titulado 'Dos Amigos', con Ricky Falkner y financiado también por miniaportaciones privadas. Estaban realmente emocionados por el ambiente: «Es increíble estar aquí»; y eso que aún no se había completado el aforo. Los valencianos tienen en su altar a Antonio Vega (que no es mal santo) pero viven en los tiempos del pop sofisticado y bien facturado, así que intensas intervenciones como 'La guerra y las faltas' (la más conocida, de momento de sus piezas, junto con, por ejemplo 'El cariño' o 'Que no se apague') tienen la melancolía vital de aquel, amable dicción de cantautor, y la alegría sonora de, pongamos que unos Lori, por ejemplo, ya que estamos en casa y están calentado motores.

Gran despliegue técnico

Si en formato festival no dejaban en casa la maleta de «magia y efectos especiales», como dijeron en su momento, cuando van solos hay mucho de esto segundo en un escenario rico y bien dotado técnicamente, tanto en audio (el Palacio no da más de sí, se siente) como de iluminación y realización de vídeo en tiempo real. De partida echamos de menos el vistoso anuncio de neón que presidía su última visita (que se encendió con su cabaretero temblor al asomar finalmente la canción mencionada), ahora sustituido por paneles leds, cuadrados de luz y un equipo muy afinado y exacto. Una batería de luz trasera iluminaba los rostros y recortaba a la contra la talluda figura de Mikel Izal, bien centrado en su entonación vocal y la comunicación gestual y verbal, mientas descarga buena parte de los requisitos guitarrísticos en un muy solvente Alberto Pérez: la intro de 'Oro y humo' fue toda exhibición suya.

A dos conciertos por estreno en Granada (y varias de pre-estreno), esta vez, tocaba obviamente un mix de todo lo ya visto y escuchado, y a poder ser alguna mención al inminente futuro en forma de canción, y esa fue 'Ruido Blanco', con el indeleble sello de la casa: esos astutos contrastes de inercias que convierten cada pieza en un tobogán con vértigos casi de montaña rusa, en un suerte de mini óperas-pop.

El grupo lleva muy rodado su concierto que oscila entre el sonido electro-acústico (ukelele incluido; «bandurria», según mi compañero de bancada), más eléctrico que en otra ocasiones, quedando la electrónica como maquillaje. Y así todo encaja con precisión nanométrica, canción a canción, con todos sus cambios y partes interiores que como, pongamos como ejemplo 'Los seres que me llaman', es todo un indice de estilos, desde la confesional balada acústica inicial a un final que ni Vangelis.

Precisamente la canción titular, a capella y en un tono inflapechos seguida de una trepidante percusión ha servido de puerta grande entrada a su concierto durante este tiempo, si bien ahora prefieren la relegan al final y entran por la de salida con 'Despedida'. Pero da exactamente lo mismo, el calor humano es piromanía emocional y nada más abrirse el telón se encendió.

Homenaje a Supersubmarina

«Es una pasada saber que vamos a Granada», dijo al empezar Mikel, (que tuvo como introducción un sentido y coreado 'LN Granada' por la megafonía, todo un detalle hacia sus compañeros de Supersubmarina). Siguieron con 'Agujeros de Gusano', 'Palos de ciego', 'Tóxica', cuyo estribillo, «será mas divertido», fue a coro total... La matona '28 horas' resultó un golpe en la mesa de unos temas con su punto de pop sinfónico, en plan Génesis, como el final de los 'Seres' fue puro Queen.

La letanía «Antes de nada dejaremos claras, las páginas que nos importan, las de libros abiertos de vidas cercanas, paredes que por siempre callan. Y al resto del mundo deseo sincero de éxitos en la batalla. Que pensemos despacio, queramos deprisa y caminemos con la frente alta» los sigue identificando. Y cuando suena en plan épica espartana camino de las Termópilas ciertamente encoge el espíritu... y estira los brazos de las siete mil personas que llenaban Palacio. Su mánager no paró de sacar tomas panorámicas del público, en ese momento ya incondicionalmente rendido.

En el instante de escribir estas líneas Izal debieran estar afrontando un final apoteósico que habitualmente llevaban previsto con un continuo de menos a más con 'Qué bien' -'Magia y efectos especiales'- 'El baile' .

Tras terminar esta gira de 'despedida' de 'Copacabana' saltarán el charco para estar en el South By SouthWest, (junto a los granadinos Yung Beef y Arco) en su edición de marzo en Texas, donde todavía se acordarán de los enfebrecidos aplausos de los granadinos y su calor. La próxima cita festivalera será el nuevo GRX Winter festival, el 10 de Marzo.

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